Antes solía soñarla muy a menudo, aun lo hago, aún sigue ahí, en una parte de mi cabeza, y repentinamente sale en mis sueños, la veo, me ve, algunas veces mis sueños son tan miserables que, en ellos, ella me dice que me ama, en otros simplemente es la verdad de mi realidad, ella me rechaza, ella no me quiere, ella no está conmigo.
Últimamente sueño poco con ella, incluso puedo decir que ya no esta tan presente en mi vida, o más bien, en mi mente, en mis pensamientos, pero sí que lo está en mis sentimientos.
A veces… a veces creo que la estoy olvidando, a veces creo recordarla muy bien, el suave color café de sus irises, la negrura de su pupila, la forma de su mentón partido, sus labios tenues y carnosos, la forma de sus cejas, el color de su cabello, castaño y ondulado, su cabello moviéndose al ritmo de su caminar, brincoteando en la lejanía, yéndose cada vez más y más de mi… y otras, siento que la estoy olvidando, la estoy perdiendo, ya casi no recuerdo con precisión el sonido de su voz, o ciertas notas, o alguna forma de decir cierta palaba o frase, tampoco recuerdo sus manos, ni que zapatos usaba, pero si la forma de su cuerpo, sus piernas esbeltas, sus hombros suaves y lisos, estilizados, igual que su cintura, su aroma personal, pero no su perfume…
Cada vez la pierdo más, no debería ser posible, son apenas seis años sin vernos, no debería ser así, aun debería estar en mi mente, aun debería… aun quiero que este ahí, no quiero perderla, no quiero perder la imagen de la única mujer que he logrado amar por tanto tiempo sin ningún interés de por medio, sin ninguna expectativa, con toda la pureza habida y por haber en mi ser individual, en mi mente; quiero mantener aunque sea solo su recuerdo fresco como el rocío de cada mañana, porque eso es lo único que puedo tener de ella, eso y mis sentimientos, mis sentimientos que son inamovibles, inalterables, tristemente indestructibles…
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