16/09/2020

Salvo mi Fuego (2020) [FF] "Mai Hime"

 -Universo alterno-

 

Si deseas leer algo romántico, alegre y motivante, esto no es para ti, pasa al siguiente. Esto es producto de la paranoia, del estrés, de ansiedad, angustia y depresión, de temores y deseos que rondan en la bruma más profunda de la mente.

Llegue a la planta baja con la respiración agitada y el corazón retumbando en mi pecho. Vi la salida del edificio y pensé inmediatamente en salir y tomar un taxi, después dije ¡no! ¡para que gastar si tengo la motocicleta! De un movimiento brusco di la vuelta a las escaleras y bajé al subterráneo a toda prisa para largarme en la moto, pero…

 

- ¡ponga las manos en la nuca y camine lentamente! -mierda, pensé al instante.

  

Giré en dirección a la voz y encontré una multitud de hombres uniformados que se acercaban cada vez más, no sabía de donde rayos habían salido, casi de la nada aparecieron. Respire profundo, mire en derredor buscando una salida, pero me rodearon rápidamente, apuntándome cada uno con un arma, no iba a poder escapar, ya estaba jodida. Lentamente me lleve las manos a la nuca y entonces la vi, ahí, parada, detrás de alguno de ellos, mire sus ojos; si bien estaba a varios metros, sentía que podía ver sus ojos con tal nitidez que casi me parecía ver como su pupila se dilataba, se contraía y expandía levemente a medida que daba unos cuantos pasos.

 

- ¡arrodíllese! ¡lentamente! ¡póngase contra el suelo! -gritaban unos y otros sin cesar, desordenadamente.

 

Me detuve y mientras me iba arrodillando lentamente como me habían dicho, le sostuve la mirada, inexplicablemente me embargo un sentimiento de serenidad, pero antes de mirar al piso, arqueé las cejas, sintiéndome un poco culpable. No sabía si ella lo había percibido, quizás sí, quizás no. El contacto visual se cortó ya que tuve que poner mi cara contra el suelo. Sin embargo, aun cuando llego un oficial a arrestarme y no la podía ver, sentía su mirada clavada en mí, esa mirada rubí tan intensa.

 

Capítulo 1.

 

No creo en el amor. No creo en todas esas estupideces que dicen del amor. No creo en la gente, no confío en la gente, no me gusta la gente, no pienso que la humanidad sea una especie particularmente especial de asombroso intelecto, los humanos son estúpidos, de hecho, me denomino a mí misma como misántropa. No me gusta la gente porque la mayoría, o casi todas las personas están llenas de un egoísmo tal, que pareciera no tuvieran cerebro y solo tuvieran aire en la cabeza, o un cacahuate cuando mucho.

 

Las personas viven en un egoísmo perpetuo, siempre preocupándose por ellas, siempre sintiendo ellas, siempre queriendo ser oídas ellas, solo te pueden escuchar o prestar un poco de atención cuando tienen un interés personal. Las personas, el humano en general aun no trasciende el egoísmo primigenio con el que nacen, aun no evolucionan, aun no pueden madurar lo suficiente como para darse cuenta que el avance está en la preocupación en general de todos los que nos rodean, pero es algo comprensible.

 

La humanidad ha crecido tanto que en todas las ciudades vive una gran cantidad de humanos solos entre desconocidos, el distanciamiento social se ha hecho tan grande que aun viviendo rodeados de congéneres ninguno se preocupa por el de a lado, por eso solo debes preocuparte por ti, por tu seguridad y bien estar, porque nadie lo hará por ti, ya que, a su vez, los que te rodean sienten lo mismo, el egoísmo es la forma en que el humano ha sobrevivido en los últimos tiempos, es su hábito. Para salir de ese egoísmo, la cantidad de humanos debería reducirse hasta un uno por ciento, quizás menos, convertirse no en una ciudad, sino en una comunidad, con lazos cercanos entre un máximo de cien personas, entonces todas ellas estarían integradas generando una red de apoyo y comprensión, solo así el amor existiría, el verdadero amor sería una realidad y podría la humanidad por fin evolucionar.

 

Pero aun no es posible. Se necesita una catástrofe, una calamidad, una purga, o cuando menos, comenzar a regular la tasa de natalidad, pero las grandes empresas no estarían a favor ¿Dónde quedaría el consumismo? ¿Qué harían los ricos sin toda esa cantidad de personas llenándoles los bolcillos? Ni siquiera tendrían donde gastar su dinero, no tendrían nada, por eso no es conveniente que la población baje, eso afecta directamente a sus bolcillos, así que no, eso no va a pasar.

 

Por lo mismo que no va a pasar, no creo en el amor. Consumismo aquí, consumismo allá, intereses por todas partes, egoísmo en todo lo que me rodea, ese maldito egoísmo que me fastidia, ojalá murieran todos, todos, todos menos la única persona que realmente me ama.

 

- ¿has terminado tu parte del proyecto? -me encontraba en clases.

 

A pesar de mis pensamientos de odio a la gente, asistía a clases, en el orden establecido por la sociedad, donde debía estudiar para en un futuro conseguir un buen trabajo y ser un eslabón más en el consumismo, perdón, capitalismo, dicen. No puedo negar que asistir a la universidad era algo bueno, adquiría conocimientos, lo que me daba una mayor perspectiva, pero para mí desgracia tenía que interactuar con la gente que también tomaba clases ahí. Un hecho odioso.

 

-sí, lo he terminado -mi madre había estado llamándome mientras trabajaba, dificultándome terminar -ha sido muy pesado, pero bueno, ya me siento relajada, cada vez falta menos.

-sí, ya quiero terminar, esto no es vida.

 

Exhalamos casi al mismo tiempo. Me había tocado hacer un trabajo con una compañera, así que juntamos nuestras partes del trabajo y nos preparamos para entregarlo a nuestro profesor, a veces no se sentía porque estaba la mayor parte de mi día ocupada, pero había sido un trabajo largo y pesado. Sé que, aunque esta es la parte más difícil de la universidad, seguro no podía compararse con un trabajo real y por lo mismo no quería imaginarme como sería un trabajo en una empresa real con toda la responsabilidad que conlleva, pero tarde o temprano eso pasaría y cuando eso sucediera solo me quedaría aceptar con resignación.

 

-no quiero imaginarme cómo serán las cosas al final… -dijo Tokiha haciendo muecas, como si hubiera tenido los mismos pensamientos que yo. Decidí mirar por la ventana, mientras la clase transcurría en lo que los demás compañeros entregaban sus trabajos. Tokiha y yo miramos por la ventana a los jardines de la universidad, todo tranquilo, algunos sujetos caminando por ahí y nada más, volví a suspirar.

 

Por ahora me sentía en un estado de placidez, ya había entregado varios trabajos y los exámenes ya habían acabado, podía, el resto de la semana, dedicarme a vaguear con tranquilidad, ver algo de televisión, leer algún libro o historieta, quizás visitar el fin de semana a mi madre y hacer la compra, quien sabe. Mis ojos se sentían pesados y mi mente estaba en blanco mientras seguía mirando el paisaje, estiré el cuerpo, y puse mis brazos extendidos, cada vez me sentía más relajada, hasta que poco a poco caí en el sueño, mi cuerpo se relajó y mi mente descansaba.

 

-oye Nat-chan, hey, despierta, ya empezó la siguiente clase -abrí los ojos con pereza, mi rostro tenía un ceño fruncido y ese estado de sopor abarcaba todo mi cuerpo, bostecé discretamente y estuve atenta a la clase, con los ojos entornados, intentando prestar atención.

 

Cuando por fin terminaron las clases, irónicamente ya me sentía más activa, era una lástima porque ya no tenía nada que hacer, me despedí de Tokiha y fui hacia mi moto, mientras me ponía el casco pensé en donde ir, o que hacer el resto de la tarde… el casco ya estaba donde debía y estaba ya sentada en la moto, pero seguía sin venirme una idea a la cabeza… no tenía a donde ir, debo pensar en algo, no tengo ganas de llegar a casa aun, exhale, tal vez a… ¿ver una tienda? Ahhh, si, tienda de motos, necesito… unos guantes.

 

Asentí con la cabeza y metí la llave, en cuanto la encendí, la moto rugió fuertemente, ese sonido algunas veces me erizaba la piel, ese poderoso motor causaba una fascinación en mí que aun después de tanto tiempo no acababa; alce unos de mis pies para ponerme en marcha ya, entonces la vi, allá, como a unos 100 metros, en la sombra de un árbol, hablando con una multitud de chicas. Fruncí las cejas dentro de mi casco, en una obvia manifestación de molestia, pero me sentí segura, nadie podía ver mis expresiones o a quien miraba.

 

Resoplé y recordé. El viernes pasado se me confeso, esa chica guapa y popular de ahí, Fujino Shizuru, se me confeso, ¡¡A mí!! aun no lo entienda… bueno, sí, si lo entiendo, de forma teórica… entendía que tenía un interés sexual en mí y al mismo tiempo no podía entenderla ¿por qué a mí? Muchas veces me siento asexual, sin interés en la gente, bueno, ya he dicho directamente que repudio a los humanos, estaría demás decir que no tengo interés en hombres y mujeres… no es raro que una persona misántropa no tenga interés sexual alguno en la gente, hasta es comprensible y perfectamente congruente, además tengo otras cosas en la cabeza, y que Fujino se me confesara es… como decir… ¿ah? ¿eh? ¿Por qué? No sé que tengo de bueno…

 

Iba a rascarme la cabeza manifestando mi confusión, pero tengo el casco puesto, simplemente resople; subí mis ojos a verla en medio del cumulo de chicas, y antes de que me viera y me preguntara sobre mi respuesta, me sentí con ganas de irme a un lugar alejado. Le eche una última mirada a Fujino, que aun conversaba con el séquito de chicas, mire al frente y arranque, me fui de ahí, no sé por qué de pronto me sentí asfixiada.

 

Conduje hasta llegar a una curva de la carretera y me detuve en un acantilado que esta junto a la autopista, apague la moto y me quite el casco, el aire agitaba mis cabellos. De pronto me sentía pesada, Fujino es… ¿una conocida? Cuando mucho, y quizás estoy siendo por completo exagerada. Creo, para no entrar en dilemas, que podía decir que es una amiga, y que se me confesara es solo una carga… después de todo tengo que responder algo, y hacerme cargo de ese asunto, aun cuando yo no lo pedí en ningún momento… sí que es una molestia…

 

Rayos Natsuki, eres horrible por pensar eso… pero, es la verdad, la más pura verdad, para que hacerme tonta, esto solo complica las cosas, yo estaba bastante tranquila con mi vida sin problemas amorosos de algún tipo, y ahora… bueno, viéndolo desde un punto más objetivo, no tengo nada que perder, no es una amiga, solo la conozco, de vez en cuando hablamos, pero sus sentimientos no son de mi importancia…

 

Pero sabes que actuando así vas en contra de tus propios pensamientos, de tu propia ética y moral, si actúo de esa forma seré como todos los humanos que me rodean, egoístas y brutos, y tú eres mejor que esa basura Kuga Natsuki, eres mejor y porque eres mejor debes darle importancia a sus sentimientos, ser comprensiva con ella, empática y ayudarla, porque al ayudarla a ella, me ayudo a mí misma.

 

Quizás lo que resultaba frustrante es que no sabía cómo manejar la situación, quizás diría una palabra inadecuada, quizás diría una estupidez ¿y si la lastimo? Me lleve la palma de mi mano a la frente, sí, soy muy capaz. Quizá lo mejor sería darle una oportunidad, podría darme un buen resultado como que se olvide de esa sensación de atracción por mí y la siga manteniendo conmigo como una amiga o algo así… tal vez después de un tiempo se olvide de eso, quizá al ver mi nulo interés termine alejándose y yo no tenga que hacer algo, bueno, eso sería genial.

 

Pero espera un segundo Kuga Natsuki, espera ¿Cómo va a pasar eso sin que antes te pida un beso o lo que sea que hagan las parejas? Rayos, eso es un punto que aún no he pensado… exhale cansinamente, ¿no puede solo ser así como quiero y ya? ¿Sin tanto relajo? Suspire… me temo que no… suspire de nuevo, estúpidos líos amorosos, por eso a mí no me gusta nada de eso.

 

Luego de un largo rato de meditación, que no me llevo a ninguna respuesta… tire la colilla de cigarro, era como el décimo que prendía en este rato, nadie sabe que fumo ya que solo tengo este vicio cuando estoy en el acantilado, y cuando estoy aquí, es porque tengo algún problema que debo resolver, sin embargo, nunca es para tanto… ver todas esas colillas es algo asombroso… bueno, es que mis problemas se limitan a discusiones con mi madre, desacuerdos con Mai, o trabajos de la universidad… pero un lío como es el de Fujino… no, más bien, nunca lo he tenido.

 

No es porque nunca antes se me hubieran declarado, no, de los que recuerdo son Takeda y, uno que otro tipo de la universidad, pero nada más; debo admitir que me sorprendieron, pero quien se lleva el premio hasta ahora es Fujino…

 

Exhale un suspiro, quizá debería darle tiempo al tiempo y no apresurarme a darle una respuesta a Fujino, después de todo no estaba muy convencida de querer simplemente dejar “pasar” las cosas, esa opción tiene algunos puntos sin respuesta y no me siento segura con ello, mientras no me la encuentre y me pida una respuesta, puedo seguir meditando como conducirme en este asunto.

 

Deje de ver las rocas cercanas del mar y mire al cielo, me sentí mejor, un poco más tranquila, quizás aun sin una respuesta exacta, pero sin duda un poco mejor, siento que un peso ha dejado de estar en mi espalda, por fin me siento en armonía con el viento que acaricia mi cuerpo.

 

Volví a encender mi motocicleta y me fui directamente a la pensión, jugué un videojuego en la computadora hasta tarde, por lo que al otro día tenia sueño y cerraba los ojos ocasionalmente intentando descansar la vista, para colmo de males Tokiha estaba fastidiándome la existencia.

 

-Nats… ¿que tu no duermes? -abrí un ojo, Tokiha me estaba mirando con los ojos entrecerrados en una acusación silenciosa, era la tercera hora y tal vez había dormido un poco en las pasadas clases.

-si duermo… pero anoche tuve cosas que hacer… no fastidies Tokiha.

 

Me talle los ojos con pereza, tratando de despejarme el sueño. Tenía algo de hambre, quería que ya fuera la hora del almuerzo, para comer algo… recosté mi cabeza en la mesa y mire al jardín de fuera, bostece, que tranquilidad… no lo suelo decir, pero mi vida es buena, es tranquila, tengo una buena madre, las comodidades de una sociedad avanzada y económicamente firme, además de que me va, hasta ahora, bien en mis clases de la universidad.

 

A la hora del almuerzo, me levante de mi asiento, me estire, me desperece y camine con rumbo a comprar algo de comer, algo sencillo. Una vez que mi hambre fue satisfecha en la cafetería, pase a relajarme en un lugar recóndito de la universidad, no fue difícil, la universidad tiene bastantes. Al final, termine en un jardín, que tenía una cómoda banca con una fuente impecablemente limpia, casi daban ganas de beber el agua ahí, camine por los adoquines hasta llegar a la banca, entonces me recosté, usando mi brazo como almohada, mire el cielo y cerré los ojos, cuanta paz, cuanta tranquilidad.

 

 -ara… ¿Natsuki no ha descansado bien? -abrí los ojos de inmediato y sentí que algo descendió rápidamente por mi pecho, algo frio que me asusto, entonces, sobre mí, inclinándose con curiosidad, estaba Fujino… rayos.

-no, no, si he dormido bien… Fujino… ¿Qué haces por aquí? -le dije con casualidad mientras me levantaba y me acomodaba para sentarme; ella me sonrió.

-si la montaña no viene a ti, ve tú a la montaña -termino, con la misma sonrisa.

 

Definitivamente, todo indica que quiere una respuesta, y lo peor es que aún no había pensado bien las cosas. Me senté con la espalda muy recta mientras miraba el suelo adoquinado, por su parte, ella se sentó a mi lado, manteniendo aun un espacio prudente. Exhale y medite bien las cosas.

 

-Fujino… esto será un poco complicado, pero intentare explicarme lo mejor posible -no la veía, pero juraba que tenía sus ojos fijos en mi -me agradas, tu presencia es fácil de manejar, pero no confió en la gente, todos son egoístas a mi alrededor ¿Quién me garantiza de que tú no eres igual? No puedo estar segura de que lo que tu sientes es amor, de que lo que pueda suceder adelante sea autentico amor ¿Cómo puedo saber que realmente me vas a amar? ¿Cómo puedo saber que realmente intentaras comprenderme? Y sobre todo ¿Quién garantiza de que yo también te amare como mereces? No estoy segura de que esto pueda ser lo que tú quieres… -entonces gire a verla, tenía los ojos muy abiertos, quizás sorprendida por el torrente de palabras dichas -Fujino, yo no quiero que, en un momento dado, te haga daño -entonces sonrió.

-si es de esta manera en la que piensas, todo saldrá bien Natsuki -puso su mano sobre la mía y yo sentí caer por un vacío -siempre podremos hablar de las cosas, me preocupare por ti, tendré en cuenta tus sentimientos y seré tu apoyo, así como tú serás el mío, tengo fe y confianza en el tipo de persona que eres Natsuki, me hace feliz que pienses tanto en mi -espera ¿Qué? Un momento ¡un momento!

-espera Fujino, no podemos asegurar nada, no estamos seguras de que esto sea conveniente ¿Qué tal si no funciona? ¿Qué tal si yo no puedo? Piensa en ti y piensa en mí, podríamos lastimarnos.

-somos personas maduras, afrontaremos las cosas con madurez, hablaremos y comprenderemos nuestros sentimientos, y si no funciona, también aceptaremos eso -me decía animada.

-Fujino... -le dije, queriendo replicar una vez más.

-ya puedes llamarme Shizuru -me contesto con una sonrisa y yo me sentí sumamente incomoda. No me hagas esto Fujino…

 

Me quede unos segundos en silencio, pensando nuevamente las palabras que diría, cuando estuve preparada tome aire y me gire a verla, por desgracia le entro una llamada y tuvo que irse, la requería una de sus compañeras en lo que imagino algún trabajo en grupo, se despidió besando su dedo y luego poniéndolo en mi boca, entonces salió trotando, casi tosco de la impresión y me limpie rápidamente. Qué asco. Vaya a saber qué otra cosa habrá agarrado con esos dedos.

 

Sin embargo, ahora, lo más importante es que… prácticamente soy la pareja de Fujino Shizuru… y no, no me hace sentir feliz, me hace sentir incomoda y que me he metido en un aprieto en lugar de resolverlo, tuve unas repentinas ganas de fumar un cigarrillo, en lugar de eso fui a una máquina expendedora de sodas y compré la más carbonatada que casi me hace toser por las cosquillas en mi garganta.

 

Al regresar a mi salón de clases, ahí estaba Tokiha con esa casi perpetua y fastidiosa sonrisa en su rostro, obviamente no le dije nada, no es un asunto público. Pero no espere en absoluto que Fujino se lo diría a la loca de Suzushiro y que a su vez me viniera a amenazar con tratar bien a su amiga, entonces Tokiha se enteró y juntas decidieron darme un sermón que simplemente no me importo, me di la vuelta y fastidiada me largue, solo regrese a tomar las demás clases, pero nuevamente ahí estaba Tokiha, diciendo estupidez y media, “que guardadito te lo tenías” y cosas similarmente estúpidas.

 

Todo este lío me estaba dando dolor de cabeza, mal Natsuki, mal… obviamente no pensaba que esto iba a ocurrir porque ni siquiera había imaginado que terminaría en una relación de tipo romántica con Fujino y en lo único que podía pensar, es que esperaba que no hagan un escándalo cuando la relación termine.

 

Cuando las clases de ese día terminaron, tomé casi de un movimiento todas mis cosas y me fui corriendo para evitar los miles de comentarios que seguro ya tenía preparados Tokiha. No estaba dispuesta a escuchar más sermones de gente estúpida con aire en la cabeza, siendo egoístas como siempre, no importándoles mis verdaderos sentimientos, solo abriendo su boca imprudentemente sin darme lugar siquiera a expresarme.

 

Llegue a mi pensión en casi un tiempo record y apague el celular, me bañe muy temprano y me acosté en el futón, leí un libro para despejarme de lo sucedido, lo estaba logrando, me estaba dando un sueño brutal, se me cerraban los ojos, estaba casi por dormirme cuando de pronto oí unos toques en la puerta del departamento, me levante casi en un brinco con el corazón agitado ¿Quién rayos era? ¿la casera? prácticamente nadie me visitaba, ni si quiera Tokiha, menos aun Fujino; me levante con la interrogante de saber quién era y camine a la puerta, abrí y para mi sorpresa, ahí estaba mi madre.

 

-Madre… ¿Qué haces aquí? -entrecerré mis ojos luego de sentir el alivio de que fuera ella.

-ay, sentí nostalgia de verte, hablar solo por teléfono no me asegura que estés bien, y mira, ¡traje pizza! Quiero consentir a mi bebe que ha estado estudiando tan arduamente -decía muy feliz y con ese tono empalagoso suyo que me enternecía; sonreí, tomé la pizza y mi estrés comenzó a desaparecer.

 

Mi madre paso dentro, pusimos la televisión, pusimos los platos en la pequeña mesita que tengo y muy pronto empezamos a comer animadamente; por ahora no había problemas entre nosotras, de hecho, por ahora no tenía ningún conflicto, salvo Fujino y cumplir con los deberes de la universidad, que fácil o no tan fácil, logro pasar. Hablamos de la universidad, de que estaba viendo últimamente, un poco de Tokiha y nada de Fujino, obviamente; hablo más ella, me platico de su trabajo, de la pequeña pulga rubia, de su esposo, de los proyectos, de investigaciones, tenía ideas nuevas, me alegro mucho la conversación, fue muy amena.

 

Después de que termináramos de comer, tomamos un poco de cerveza y seguimos sentadas frente el televisor, sin hablar, fue otro momento agradable, hasta que cuando vimos, ya era muy tarde, casi las 12, y me tengo que levantar temprano; recogimos las cosas, platos, vasos y pusimos la basura en su lugar, mi madre trajo su pijama consigo y nos acostamos en mi futón que era suficiente para las dos, muchas veces venia, así como ahora, de sorpresa y por supuesto, igual que ahora dormía conmigo.

 

Me acosté a gusto, con el estómago lleno y ya más tranquila, los conflictos se habían apaciguado, al poco tiempo la relajación llego a mí y me sumergí en el sueño profundo, tuve uno que otro sueño loco, pero bastante divertido, cuando desperté sentía mi cuerpo descansado, alcance a desactivar la alarma del despertador antes de que sonara, y miré a mi madre que estaba junto a mí, al parecer seguía durmiendo.

 

Me levante al baño, me di un baño rápido, lave mis dientes y todo, me arregle, me vestí y mire a mi madre que aún seguía en el colchón, me parecía raro, siempre se levantaba temprano, incluso antes que yo, me acerque, le dije que despertara, que ya era de día, que era hora de desayunar, pero no respondió, fruncí el ceño, esta vez le moví el hombro suavemente, pero seguía igual, no respondía, la agite más e igual; me acerque a su rostro aún más, parecía no respirar, pase mis dedos por su nariz, y nada, tome su pulso y nada… mis ojos se abrieron impactados, ¿qué le sucedía? ¿Qué le paso?

 

Capítulo 2.

 

Rápidamente corrí a tomar el teléfono y marque el número de emergencias, di los datos correspondientes y pronto colgaron; mis ojos seguían igual, voltee ver la puerta de mi habitación, me quede muda, paralizada, quería ir y a la vez no ir, ¿qué ha sucedido? Tenía un miedo enorme de ir a echarle un vistazo; con fuerzas que no sé de donde salieron, camine hacia ella, seguía en la misma posición, de lado a la ventana, con las piernas levemente flexionadas, con una mano cerca de su cara y otra descansaba en su estómago… camine más, con miedo la tome de los hombros, quería que reaccionara, quería sacudirla y que luego despertara, pero sus hombros estaban… no se sentía calor alguno, abrí aún más los ojos y la solté de inmediato; me quede sin aire, su cuerpo estaba rígido… todo paso muy rápido después de eso, toques en la puerta, sonidos de pasos, personas, muchas personas, vi como llevaban la camilla, luego alguien me levanto y me hablo, recuerdo que me subí a un auto con alguien, después estaba en el hospital.

 

Había una banca y me quedé casi permanentemente sentada ahí, había mucho un silencio que parecía durar por siempre, hasta que oí pasos a lo lejos, ¿Qué lugar del hospital era este? No sabía, solo era algún pasillo del hospital… y pasos que se acercaban, pero eso no me importaba… ella estaba muerta, y esa palabra resonaba fuerte y con eco en mi mente. El pasillo en el que me encontraba, contaba con unos escasos tres asientos, estaba solo y casi abandonado, el foco del techo hacia un extraño sonido por la electricidad y era el único sonido que se alcanzaba a oír, en el entorno se percibía un olor a desinfectante y el ambiente era deprimente, me hacía sentir nerviosa.

 

Los pasos se acercaron, retumbando en las paredes, se abrió una puerta y alguien se aproximó donde yo me encontraba, seguía ida, con los ojos y la boca abiertos, sin poder creerlo aún. La enfermera me dijo la causa de muerte, y yo ni parpadee. Había estado en el pasillo de la morgue quizás unas… no, no sabía cuántas horas había estado ahí, no las había sentido pasar, se supone que estaba ahí esperando a que le tocara el turno a mi madre de ser analizada, pero no quería pensar en ello, era horrendo. Sé que su corazón se detuvo, sin duda un infarto, fulminante, aunque gozaba de excelente salud. Después de que me dijo la causa y me explico demás detalles, me pidió que firmara unos papeles, así lo hice, me pregunto si quería verla una última vez, dije que no y se fue al poco rato.

 

Quizás paso una hora o tal vez dos, no lo sé, pero llego el marido de mi madre, el ahora viudo con la pulga rubia en brazos, me tomo del hombro, dejo a la chiquilla a un lado y me abrazo fuertemente, pero yo no reaccione, me dijo algunas cosas, tal vez palabras de aliento o lo que sea, pero entro por un oído y salió por el otro, me encontraba en un estado de estupefacción.

 

El viudo se hizo cargo de lo que venía, el cuerpo y demás, pero yo seguí ahí, sentada en el mismo incomodo asiento, sin moverme, sin casi reaccionar, ni siquiera tomé en cuenta a la hija de aquel hombre que se afirmaba ser mi hermana. Al poco rato él se volvió a acercar a mí, dijo que me llevaría a casa y así lo hizo, me llevo hasta mi departamento, se ofreció a cuidarme, dije que no, quería estar sola. Pronto se fue con Alyssa.

 

-el funeral será a las tres, Natsuki -dijo aquel hombre, muy temprano por la mañana del día siguiente. Cuando me desperté imagine que no había sido verdad, que era un disparate producto de mi mente cansada, un sueño irreal, una pesadilla, el cansancio o el estrés, una alucinación, una perturbación en mi conciencia, pero la realidad volvía, tajante, cruda, agresiva contra mi yo ya golpeado.

 

Me resistí mientras las lágrimas escurrían por largos ratos en la mañana de aquel día, e insolente, ajeno a mi pena, ese hombre vino por mí, me arranco de mi seguridad y me expuso a la espantosa imagen de un féretro entrando a las llamas. Rojo, naranja, calor, llanto, humedad, no parecía ser un cuerpo ajeno aquel el que se incendiaba, era mi alma que se desintegraba, que moría, que se iba, esas cenizas eran mi alma carbonizada, no eran los restos, era mi yo destruido…

 

Comí e hice demás cosas necesarias en modo automático, sin razonarlas, solo haciéndolas, me sentía fuera de mí, intentaba volver a la realidad, pero no podía, sentí en algún momento como si mi mente estuviera nublada y no pudiera reaccionar, el estado de embriaguez producto del alcohol no sería una forma de describirlo, nulos pensamientos, libre de habla, despojada de mi mente, quizás solo lágrimas.

 

Debe haber pasado un día, era una nueva mañana, me levante, no dormí, seguía en el mismo estado; camine al baño, me di una ducha larga, me vestí y al pasar por el espejo, al ver a esa persona que según debiera ser mi reflejo, sentí que no sabía quién era aquella chica, no le reconocía, miraba los ojos verdes que me devolvían la mirada y era como ver a una desconocida, lloraba, aquella chica lloraba y no sabía porque, sentí un nudo en la garganta, yo también sentía que lloraba…

  

¿Quién eres tú? Me pregunte, mirando al espejo, mire mis manos, pero esas no era mis manos, no sé de quién eran, la ropa, el cabello, estas sensaciones; llore más, el dolor de mi pecho no hacía más que crecer.

 

Me sentía hecha pedazos, desestructurada, fracturada, con un agujero en mi cuerpo, con un vacío que parecía querer devorarme, como algo negro que me quería consumir desde lo profundo de la nada, que no era yo quien estaba ahora en el piso llorando, y de quien sabe quién eran esos gemidos horrorosos y lastimeros. No era yo, no era yo.

 

No sé cuánto tiempo paso, había llorado hasta que me quede sin lágrimas, hasta que solo un hipido salía de mi boca, hasta que no pude mojar más el futón, me sentía fuera de mí, entonces, ahí, a lo lejos, creí escuchar unos toques en la puerta, estaban muy, muy lejos, tal vez moví mis ojos a esa dirección, tal vez, no lo sé, me sentía en trance, una neblina invadía mi cabeza, mi cuerpo, mi mente.

 

Los toques se volvieron más insistentes, yo seguí ahí donde sea que estaba, mirando lejanamente un cielo por una ventana, era y a la vez no era yo. Esos toques ya no eran solo toques, eran golpes, y una voz, una voz a lo lejos… parpadee, creo, no lo sé, seguí viendo la blancura de las nubes, perdida, en algún lugar; ¿respiraba? ¿Mi corazón latía? Quizás ya había muerto y no me di cuenta, quizá este dolor que siento es el dolor de la muerte, el dolor de la muerte que consume cada parte, cada molécula, esa muerte que devora la vida…

  

Paso un rato más y los golpes cesaron, quizás algún vecino loco, pensó alguna parte lejana de mi cerebro, descartando y restándole importancia al llamado, mientras que otra parte más fuerte, cautiva y persistente en mantener la lejanía, no dejaba de ver esa distante ventana en una vacía habitación parecida a la mía.

 

Ruido, escuche ruido en una puerta, como si la abrieran con una llave, y luego pasos, pasos que creo se acercaban más a mí, pero los ignore, y me centre en ese hermoso cielo… estaba nublado, pero en el fondo los rayos del sol luchaban por resplandecer, se filtraba uno que otro rayo dorado de sol, bordeando de oro las nubes, dando destellos hermosos en esas nubes que parecían plata rodeada de oro brillante e incandescente, quisiera tocarlo, una parte de mi alzo la mano para tocarlo, pero estaba tan lejos… ¿existe el otro mundo? ¿Existe el inframundo? ¿existe? ¿o es acaso una esperanza de aquellos que aún no queremos aceptar la realidad? Un consuelo… ¿Ella estará en ese hermoso cielo dorado? Lloraban, creo que mis ojos lloraban…

 

Los pasos llegaron a esta habitación, alguien se sobresaltó, oí como la respiración dio un brinco y esos pasos se acercaron más; cerré mi mano, no podía alcanzar los rayos… estaban tan lejanos, sentía en alguna parte de mí que, si tocaba aquellos rayos de oro resplandecientes, mi dolor se iría; me sentí tan frustrada por no poder llegar a ellos, por no poder salir de este dolor, por ahogarme en un mar infinito donde casi perdía la noción de donde empezaba yo y donde comenzaba el dolor. Alguien o algo tomo mi hombro, no voltee, no estaba segura de que fuera a mí, de que fuera mi cuerpo, de que fuera aquello denominado Kuga Natsuki…

 

-Natsuki… -a lo lejos alguien dijo mi nombre con dolor, la voz era conocida y se quebraba en la última vocal -disculpa haber tardado… Natsuki…

 

Una extraña sensación de que alguien abrazo mi cuerpo me envolvió, era tibio y confortable, fue una sensación agradable, y no estoy segura, pero creo que mis ojos lloraron más, me pareció sentir la humedad en mi rostro, sin embargo, el dolor en mi pecho no se iba y seguía invadiéndome por completo.

 

Me tomaron en brazos, me pegaron a su pecho, escuche los latidos del corazón de alguien ajeno a mí y en el aire próximo un olor conocido, ¿Quién era? Era… Fujino Shizuru… podía sentir el olor de Fujino muy cerca de mí, abrí los ojos y vi un mechón de cabello castaño entre lo que creo eran sabanas azules, parpadee un par de veces y volví a cerrar mis ojos, no quería despertar, no soñaba, simplemente mi ser desaparecía.

 

-Natsuki… Natsuki… -alguien me llamaba, escuchaba una voz familiar llamarme a lo lejos -Natsuki… -no, no quería ir, no quería volver a la realidad… -has dormido ya bastante… Natsuki… debes comer… -no sé porque, cuando mencionó la palabra comer, algo en mí se activó y sentí hambre, fruncí el ceño ¡no! No quería dejar esta comodidad, no quería irme de aquí -Natsuki… cariño… por favor despierta… -la voz de ella se notaba frágil… y no sé porque me contagio… ya estaba consiente… había alejado de desaparecer… abrí mis ojos, estaban empañados de lágrimas… la luz del día que se filtraba por la ventana me daba en el rostro… me sentía dolorida… -Natsuki… -volteé mi rostro en dirección de la voz y encontré sus ojos rubíes mirándome con dolor, brillando y con lágrimas en sus ojos, sufría, quizás como yo.

 

No dije nada, solo seguí mirándola con las lágrimas escurriendo, empapando una vez más el colchón, y ella tampoco dijo algo, solo me abrazo más y yo me deje hacer… me decía mi nombre con cariño, aunque también de forma dolorosa… parecía que me quería, pero ¿Quién realmente me amaría en este mundo, si la única persona que me amaba había desaparecido? Pronto iba a desaparecer… voy a desaparecer.

 

-lamento haber tardado en venir… pero apenas me entere vine corriendo… -me susurraba las palabras -me he asustado tanto… ya que no habrías la puerta… tuve tanto miedo… -ella acariciaba mis cabellos, me besaba la cabeza, me abrazaba a su pecho… yo solo me deje, cerré los ojos y aspire su aroma… -no te duermas… debes comer… -mi estómago reacciono, pero yo no quería comer…

 

El llanto no parecía detenerse al igual que el dolor, atravesaba mi pecho, atravesaba mi garganta, escurría por mis ojos y me impedía hablar, me impedía oír, me hacía sentir que caería en lo profundo del vacío donde solo habitaba la nada, donde mi existencia seria borrada como una tormenta de arena borra dunas, desaparecería como desaparecen las estrellas y de mi existencia no quedaría ni siquiera el recuerdo, y casi cuando por fin mi existencia estaba por desaparecer en el más silencioso acto destructivo, la voz de Fujino Shizuru me traía de vuelta.

 

Con los días mi humanidad pudo asentarse en el mundo una vez más, pequeña, débil, aun llorosa y deprimida, sin saber si los días iban o venían, si la luz que percibía era del día o de un foco, era confuso y doloroso, pero por desgracia ahí seguía, ¿Cuántos días habrían pasado? no los había sentido, hacia las cosas en modo automático, si bien Shizuru me hablaba, yo solo creo que respondía, tal vez monosílabos; estoy sumida en un estado ausente, lejos del mundo, de la conciencia que me ancla a mi propio cuerpo, pero así siento menos, duele menos, y no quiero dejarlo… no quiero.

 

Creo que he faltado a clases… tal vez una semana, tal vez dos, no sé, una parte de mi lleva la cuenta, la otra no, no quiere saber. Shizuru ha venido a mi departamento todos los días, ha preparado la comida, me ha levantado, me ha animado a bañarme, a pesar de que no tenía ganas… pero no quiero oír su voz, no quiero oír nada, por eso hago lo que me pide.

 

-Natsuki… sé que no quieres… pero deberías ir a clases, considerarlo.

 

Me tumbe en el sillón, odio cuando habla, me hace pensar, me hace darme cuenta de que lo que paso fue real, y no quiero saber nada de eso, solo quiero dejar de estar… nada más… ¿Una caricia? solo puede ser Shizuru, siento los dedos pasar por mi cabello, acomodándolo… mi pecho duele, un nudo en mi garganta, mis ojos miran hacia abajo, mis cejas se fruncen y, por último, lágrimas… quiero y a la vez no quiero ese contacto, contacto con la realidad, contacto con la humanidad, con las sensaciones.

 

-Shizuru… -la nombro en un susurro, con las cejas fruncidas, queriendo no desbordarme una vez más.

-dime… -respondió casi al momento -dime lo que sea Natsuki… estoy aquí para ti -deslizó su mano por mi mejilla y creo que limpio alguna lágrima. Quería, tenía la necesidad…

-puedes… -comenzaba a sentir que no quería desaparecer, que quería existir… -abrazarme…

  

Se recostó junto a mí, pronto se acomodó para abrazarme, y con su cuerpo me cubrió; mi rostro quedo entre su cuello y su hombro, sentí su calidez, mi cuerpo frío empezó a entibiarse y las lágrimas empezaron a correr… aun no podía creer que nunca volvería a tener su calidez, que solo me quedaría, quizás, con suerte, mucha suerte, esto. Si es que resultaba ser real su amor, esto sería todo lo que me quedaría y no sabía, si realmente seria lo necesario para mantener mi existencia.

 

Abrí mis ojos, la blanca luz del amanecer se filtraba levemente por las persianas de mi habitación, ¿Qué hora seria? Pestañee un par de veces, gire mi rostro hacia el despertador… eran las 7 de la mañana, mire entonces el techo blanco sobre mi ¿Por qué?

 

Me senté en mi cama y mi espalda se encorvo a falta de un apoyo, mis ojos miraban mis piernas insistentemente y de pronto pequeñas gotas empezaron a humedecer la sabana ¿por qué? ¿Porque te fuiste? ¿Porque me abandonaste? Madre… ¿Por qué sucedió?

 

El sonido de cuando deslizan una llave en la cerradura y abren la puerta… pasos lentos, suaves… los calcetines de Shizuru a un lado, en el marco de la puerta, calcetines color crema, sedosos, casi aterciopelados, elegantes, ella siempre se viste tan bien… siempre tiene calcetines lindos y limpios. Pronto, ella está a mi lado, abrazándome, me sabe a todo ese abrazo, me llena, me inunda, me da calor, aclara la obscuridad con sus suaves calcetines cremosos. Mi llanto cesa, me limpio las lágrimas, me sueno la nariz, ella deja de abrazarme y respiro profundo… - ¿Me ayudas a vestirme? 

 

Han pasado unas horas, he regresado a clases y como siempre la gente egoísta, ávida de morbo malsano, lacerante y repugnante, me hostiga con preguntas estúpidas e innecesarias, yo solo respondo con monosílabos, su expresada preocupación es solo una excusa para satisfacer su insana curiosidad, pasa satisfacer su necesidad hipócrita de empatía, compasión y preocupación, su interés no es real, así que no me importan, no es su problema.

 

-me alegro que hayas vuelto… -mencionó Tokiha, cuando la gente entrometida se disipo, tampoco le creía a ella, ella no sabía nada de mí, no somos amigas, ni confidentes, ni conocidas, solo es alguien que toma clases conmigo, recibí su abrazo con indiferencia y lo más rápido que pude me aparté. No quería que nadie me tocara, ¿Qué sucedería si eso me afectaba?

 

Aquel primer día de regreso ha sido molesto, duro, cansado, atormentador… todos fingían, profesores y compañeros por igual, fingían que yo les importaba, que mi madre les importaba ¿Dónde habían estado de ser así? Todo es mentira, son solo humanos siendo humanos y el egoísmo es un atributo inherente a ellos. Lo sabía, lo identificaba y por ello no debía engañarme.

 

Luego de unos días, ese suplicio terminó. La gente lo olvido y confirme lo que ya sabía. Estamos solos, pero era justo lo que necesitaba, deseaba olvidar, alejarme de la realidad de que la única persona que me ha amado con veracidad ya no existe. Quería evitar esa realidad y el distanciamiento era una buena opción para ello.

 

Algunos días después, cuando conducía hacia mi departamento y las cosas se sentían más tranquilas, con una calle solitaria y tranquila, más uno que otro auto que se veía a unas cuadras, y quizá algún transeúnte por la banqueta… cerré los ojos… los cerré tan solo por unos instantes, fueron unos segundos relajantes y entumecedores, donde me hundí en la obscuridad que estaba tratando de evitar en todo el día, donde caí en la tentación de no saber nada de nadie más.

 

Cuando volví a despertar tenía una porquería en la boca que la sentía hasta la garganta ¿Qué rayos había pasado? No estaba en aquella calle, sobre mi motocicleta, no era mucho menos mi habitación, el techo era de color blanco y escuche el interminable sonido del electrocardiograma…

 

-Natsuki… -débilmente oí la voz de Shizuru, giré apenas unas milésimas mi rostro, llevando sobre todo mis ojos en dirección de las palabras y la vi sentada junto a mí, con los ojos irritados, con una sombra bajo sus ojos, con labios temblorosos, mis cejas se fruncieron, quería preguntar qué había pasado pero la porquería que tenía en la boca no me dejaba hablar -voy por la enfermera -salió entonces, casi volando.

 

Había tenido un accidente en la moto, al parecer perdí la conciencia; yo solo recuerdo haber parpadeado, en un momento me dirigía a mi apartamento y al otro estaba en un cuarto de hospital, como si hubieran cortado la escena en una película y ahora estábamos en otro sitio, con el olor a desinfectante metiéndose en mi nariz insistentemente y un tubo en la garganta que me estaba propiciando arcadas.

 

Parece que estuve en coma por un par de días, el golpe fue bastante severo, a pesar de que no iba a la velocidad máxima que puede brindarme mi vehículo, que es de 200 a 250km/h, tal vez iría a unos 150, no lo sé, no recuerdo, dicen que colisioné contra una camioneta que cruzaba la calle, mi motocicleta golpeo contra el lateral al cofre del vehículo, hundiéndose en el material, haciendo que mi cuerpo volara unos 15 metros más o menos, quizás estaban exagerando, seguramente, porque no tenía ningún hueso roto; sin embargo ahí empezó todo el problema que se resolvía con mi regreso del coma.

 

Largo tiempo después, con ayuda de unas enfermeras y tranquilizantes, me han quitado ya la manguera de la boca, ahora solo tengo una mascarilla de oxígeno, Shizuru ha venido a verme todos los días, me contó que la moto quedo inservible, mi Ducati… el seguro de la motocicleta me la repondrá, pero ya no será la misma…

 

-Natsuki… tienes que tomar algún tipo de ayuda, debes estar bien, debes dejarla ir… tienes tantas cosas por hacer… la universidad… -decía John como una letanía interminable. Me había venido a ver poco después de despertar, por supuesto se había enterado del accidente y deducía que la causa de mi accidente era que… que… la muerte de ella… aun me afecta, pero que idiotez.

-tú que puedes saber -le dije, mirando por la ventana, sin verlo -no sientes lo mismo que yo.

- ¡también la he perdido! -dijo molesto, yo fruncí las cejas a mas no poder, tensé la boca, irritada, furibunda en tan solo segundos, con algo esparciéndose por mi pecho.

-has perdido a una mujer, no a una madre, podrás encontrar a otra cuando quieras, pero yo no encontrare a otra madre nunca más… nunca ¿Qué tienes que decir a eso? Entrometido de mierda -le escupí con desprecio.

 

Él no dijo nada más, sinceramente, yo tenía razón y él lo sabía. Por más que la amara, podrán pasar tal vez unos 10 años, pero, podrá encontrar a más mujeres, hasta podría volver a casarse, que se yo, pueden pasar tantas cosas, pero yo… yo nunca la podre reemplazar con otra, y tampoco lo haría. Ahora estoy sola en el mundo. Mis lágrimas no se dejaron esperar… apreté los dientes y giré el rostro, dejándolo de ver para fijar mis ojos en la ventana, sin realmente ver lo que había ahí, solo evadiéndolo.

 

-vete... no necesito sermones tuyos.

 

La compañía de seguros fue bastante rápida y lo merecía, el seguro de la motocicleta había sido bastante caro. Unos días luego de que desperté, el ajustador vino a que firmara unos papeles, al regresar a mi pensión después de las lindas vacaciones en el hospital, ya estaba una motocicleta completamente nueva en el cajón de estacionamiento que siempre usaba, de un tono ligeramente diferente pero totalmente nueva y brillante, seguía teniendo una Ducati, pero, no era lo mismo.

 

Luego de manosearla con ligereza, porque aún no estaba del todo recuperada, Shizuru me prohibió usar el vehículo, le mire con las cejas fruncidas y una mueca cuando dijo: “no más moto por ahora”, yo simplemente no dije nada, no pensaba usarla inmediatamente, no soy tan imbécil, pero a pesar de eso, evite decir algo ya que, aunque no lo quería reconocer tan evidentemente, sé que tiene una poca de razón, y sin embargo, aun así quería negarlo, simplemente por rebeldía, por estar harta de sermones.

 

No es que deseara volver a tomar clases desesperadamente, pero me parecía una exageración no volver a la universidad cuando podía hacerlo al día siguiente. Ya estaba bien, basta de exageraciones, pero Shizuru negaba y me amenazaba con llevarme con ella a su casa. Solía decirle que no, pero en el fondo, en lo más hondo de mis pensamientos y sentimientos, deseaba que lo hiciera, que me llevara, que me demostrara que me amaría aun a pesar y sobre mí, que me pondría sobre todo lo demás… pero no lo decía, solo refunfuñaba haciendo como que no quería, entonces ella me dejaba en paz. Llévame, estuve por decir, pero las palabras no salían de mis labios. Después de un tiempo llegaba el momento en que se iba, se despedía y me pedía que me cuidara, que la llamara por cualquier cosa, pero es algo que no haría jamás, tengo la convicción de siempre mantenerme independiente.

 

Con los días, que han sido vacíos y a pesar de que he vuelto a la rutina diaria, en mi mente todo el tiempo está ese incidente… mi cerebro está recordándomelo a cada rato, trato de suprimirlo, pero a veces es demasiado fuerte, demasiado reciente, aun no pasa demasiado tiempo, aun no puedo olvidarlo y deseo no hacerlo. No puedo olvidarlo y no lo voy a olvidar.

 

Capítulo 3.

 

El día de hoy salí poco antes de las ocho de la mañana para llegar a tiempo a clases, apenas hace un día que volví a la universidad, sin embargo, perdí todas mis horas de clases; salí caminando, la moto esta confiscada por Shizuru, se llevó la llave un día que no miraba y decía que ella pasaría por mí siempre en su auto para llevarme, pero no soy tan inútil, puedo llegar por mis propios medios.

 

Empecé a caminar con normalidad, tratando de ver al cielo, a la gente, los autos, los edificios, y los recuerdos vinieron… me perdí en ellos mientras pasaba de calle en calle… mi mente se distrajo por no sé cuántas horas… veía semáforos, la banqueta, personas cruzar las calles, restaurantes, tiendas, bicicletas, mascotas, más edificios y yo seguía caminando sin un objetivo exacto, de nuevo en automático. Me di cuenta de lo que había hecho solo cuando estaba casi a las afueras de la ciudad… había caminado por horas, según el reloj de mi celular, pero yo juraba habían sido tan solo unos minutos.

 

Volví sobre mis pasos hasta que vi un taxi, le solicité al chofer que me llevara a la universidad, pera tomar el resto de clases, si es aun tenia. Al llegar, descubrí los salones vacíos. Más tarde, Shizuru me regaño incansablemente, prácticamente decreto que ella pasaría todos los días por mí para llevarme a la universidad, me gustara o no. Secretamente, no me molestaba.

 

No volví a perderme después de aquella ocasión y Shizuru ha dejado de regañarme precisamente por eso. Han pasado casi cuatro meses y creo que he hecho grandes progresos con el duelo por la muerte de mi madre. Poco a poco lo he aceptado y recién me he dado a la tarea de visitar donde sus restos mortales descansan. Es la primera vez desde su muerte que regreso y no puedo evitar llorar, aun la extraño, pero me he hecho a la idea de que ella ya no está aquí, de que nunca más podré hablar con ella, de que nunca más podré celebrar su cumpleaños, de que nunca más podré abrazarla y me arrepiento de tantas cosas, me arrepiento de que nuestras últimas palabras hayan sido un simpe “buenas noches”, de haber sabido le hubiera dicho tantas cosas.

 

Me limpio las lágrimas que insisten como desesperadas en salir. Me paso un pañuelo por los ojos y cada vez que los seco se irritan más. Me sueno constantemente la nariz. Sabía que ahí, en esa tumba solo había cenizas, que realmente aquellos restos no eran ella, ni siquiera son una parte del cuerpo físico que alguna vez fue, de ella ahora no existe siquiera un alma, su persona desapareció porque, el cumulo de información que era realmente ella, había desaparecido aquella mañana, pero me reconfortaba solo un poco estar ahí, frente a la piedra con su nombre. Aquella piedra grabada recordaba su existencia, quería decir que aún existía a pesar de todo, que había dejado una huella al menos, una huella que no residía en mí, sino en algo que quizás dure más que nuestros cuerpos orgánicos, algo que se opone a los elementos y con suerte sobrevive.

 

-ponle en el canal 62, pasaran un programa de motocross… -el día de hoy Shizuru estaba en la habitación de mi pensión, como es ya costumbre. 

-no encuentro el control -decía Shizuru, mientras yo buscaba una bolsa de papas -ya lo encontré.

 

Solemos pasar los días como hoy, fin de semana, aquí. Yo no tengo muchas ganas de salir, así que nos quedamos, vemos películas, algún programa, comemos, cenamos, pasamos un momento agradable, poco a poco vuelvo a ser la misma, pero últimamente recuerdo algo, ella no ha mencionado nada sobre nuestra relación, y aunque lo agradezco, no puedo evitar que ese pensamiento pasee por mi mente de vez en cuando.

 

Confieso que su proximidad ya no me causa horror, de hecho, se ha vuelto necesario para mí, necesito su contacto, sus miradas cuando nos acostamos en el futón, su calor al recibir sus abrazos, escuchar su voz llamándome, percibir el perfume que usa por las mañanas o cuando está recién duchada, ver sus calcetines cremosos pasear por mi reducido cuarto, cosas que antes veía innecesarias y totalmente sin importancia, ahora me gustan y siento que las necesito. Nunca he sido una persona dada al tacto con la gente, solo con mi madre, nadie más, y como nunca había tenido pareja, me resulta del todo extraño; sin embargo, puedo decir que me siento cómoda con el contacto de Shizuru, es algo que se volvió natural en todo este tiempo.

 

-quisiera hacer una pirueta de esas -le dije, viendo el televisor, ahora mismo estamos acostadas en unos cojines, en medio de la habitación, tengo mi cabeza en su estómago, como si fuera mi almohada, y ella me hace caricias en mi cabello, me siento… cómoda.

-mejor no, podrías hacerte daño ¿y qué haría yo? Me dejas viuda antes de que nos casemos.

-no me pasaría nada… soy muy capaz.

-no quisiera verte en el hospital de nuevo…

-no iré al hospital de nuevo…

-casi muero de la preocupación y el susto la vez pasada Natsuki… -me regaño una vez más, la mire entonces, en sus ojos vi dolor, mire a otro lado evitando sentir, inútilmente, la culpa.

  

Si seguía con el tema de la motocicleta, seguramente vendría una discusión, últimamente quiero conducir la motocicleta, pero Shizuru no me deja, le digo que ya estoy bien, estoy lo suficientemente bien como para conducir, pero aun no quiere, me irritaba al principio y luego entendía, me quiere y por eso me lo dice. Entonces dejaba el tema.

 

Llevaba un tiempo pensado las cosas entre Shizuru y yo. No es como que radicalmente mis sentimientos hubieran cambiado, como si un día me hubiera levantado y ahí están, nuevos sentimientos, no, eso no había ocurrido. Si no que por el contrario, Fujino Shizuru era real… era real en el aspecto de que era verdaderamente amor lo que sentía por mí, se preocupaba por mí, luego de preocuparse por ella, sin anteponerme, se respetaba y me respetaba también, me aceptaba con todo el cumulo de errores, necedades y traumas que tenía, me ayudaba a avanzar, me dedicaba tiempo, se interesaba no solo por mi sino por mis gustos e intereses, trataba de comprenderme y sobre todo, quizás lo más difícil, había entrega y sacrificio, así que era de verdad, quizás ella no me abandonaría, no me dejaría por cualquier estupidez, nuestra relación podría traspasar ese límite, podríamos enojarnos o tener opiniones diferentes, pero tarde o temprano, dejaríamos de lado cualquier estupidez y estaríamos ahí, la una para la otra.

 

Me sentí feliz cuando me di cuenta, pero, sobre todo, sentí que podía corresponderla, que estaba en mis capacidades corresponder a su amor sin sentirme incomoda, no lo estaba haciendo por compromiso o forzándome a ello, simplemente me nacía y debido a ello quería hacer algo para ella, algo para retribuirle, aunque sea un poco de lo que ella me ha dado.

 

- ¿pasas a las 7? -le pregunte por el celular -bien… si, seré puntual… no te preocupes, estaré bien -colgué la llamada, he quedado hoy de salir a cenar con Shizuru, no es que salir fuera exactamente algo preferido por mí, pero quiero complacerla, hacer algo especial y lindo para ella, verla sonreír… tal vez debería comprarle unas flores o algún detalle, nunca había hecho algo como esto, pero debía intentarlo.

 

Me vestí y perfumee aun con la idea en la cabeza, ¿debería comprarle rosas? ¿no es muy común? Quería algo más original, algo más personal. Así que con anticipación salí del departamento, camine un par de cuadras, había una floristería cerca, me asome y vi una gran cantidad de flores… vi las rosas, no quería las rosas porque es algo muy usado, pero ¿le gustaran? ¿preferiría las rosas sobre cualquier otra flor? ¿o quizás claveles? ¿jazmines? ¿lilas? ¿margaritas? ¿tulipanes? Mi cabeza daba vueltas, no tenía idea de cuál comprar...

 

- ¿buscas una flor en específico? -mientras me revolvía, una encargada de estatura petit se me acerco.

-no, solo quiero hacer un regalo, pero no sé qué flor seria la adecuada.

- ¿a un conocido, amigo, familiar o pareja? -vaya, que especifica ¿o era chismosa?

-a… alguien especial -bien, está bien, aun no me acostumbraba a llamarla mi pareja, eso aún me tomaría tiempo, quizás, que se yo…

 

Al final termine comprando un ramo de jazmines azules, ya que me gusto el aroma y el color, no son flores tan populares como las rosas, sin embargo, personalmente me parecían sumamente especiales, muy particulares, quizás muy de mi estilo, pero sobre todo muy fragantes y visualmente llamativas e infrecuentes.

 

Salí de la floristería bastante satisfecha de mi compra, caminaba por la calle a gusto con mi regalo en las manos, miraba el reloj a cada rato, ya pronto seria la hora, suspire y me calme, me sentía un poco nerviosa, es la primera vez que doy algo así, al menos a alguien que no sea a mi madre…

  

La tristeza volvió por unos momentos, pero no pudo quedarse por mucho, de un momento a otro, inesperadamente comencé a sentir algo en los pies, una turbulencia, miré a mi alrededor y las cosas se movían, no es cierto… me dije mientras todo comenzaba a sacudirse violentamente, las personas comenzaron a juntarse en el centro de las calles, salían de sus autos y se amontonaban en los espacios más despejados con orden pero con prisa, yo no podía reaccionar tan bien, estaba intentando razonar cuando alguien me jalo hasta una zona despejada.

 

El temblor se volvió tan violento que todos a mi alrededor traspasaban la barrera del espacio personal para darse apoyo y no caer al suelo. Pasaba el tiempo como si fueran minutos y minutos, haciéndose la agitación de la tierra más fuerte, algunos gritaban, otros solo se sostenían, se decían palabras de aliento hasta que un edificio a lo lejos se derrumbó, apreté los dientes y sentí el miedo inmovilizándome, no recuerdo haber vivido algo así antes, no parecía real. La sacudida se hacía tan violenta que sentí que en algún momento el resto de los edificios se vendrían abajo, quise correr, pero había mucha gente rodeándome.

 

Fueron unos segundos más, donde multitud de cosas caían, algunos cosas se rompían, los cristales de las tiendas se quebraban estruendosamente, cada vez más ruido de cosas arruinándose, de pronto otro edificio se derrumbó, después otro sonido muy fuerte, quizás otro edificio, cerré los ojos y me puse de cuclillas, desee profundamente que todo parara, que ya no más desastre ocurriera y de pronto, por fin todo se calmó, justo cuando estaba al borde de la desesperación.

 

Todas las personas se quedaron quietas luego de que termino el sismo. No se movieron hasta pasados unos minutos, cuando parecía seguro. Cada quien tomo su camino y de igual forma lo hice yo, de momento tuve la intención de seguir el camino hacia donde me dirigía para ver a Shizuru, pero razoné entonces ¿mi edificio estará bien? Gire a ver los escombros que antes fueron edificios, había gente rodeándolos, llorando, pronto las sirenas de las ambulancias, más ruido y gritos de la gente. Sentí la adrenalina apretarme el corazón…

 

Salí corriendo, intentando casi volar las escasas dos calles que me separaban de mi pensión, pero no fue necesario tanto esfuerzo, llegué a la esquina de donde estaba el edificio y lo vi, tanto mi pensión, de menores pisos, como el gran edifico de enfrente con al menos veinte pisos, se habían desbaratado como una torre de cartas...

 

Se me callo el ramo y junto a él quedaron mis rodillas, mi departamento… mi moto, mis cosas… mis recuerdos… mi vida… todo estaba ahí, bajo esos montones de escombro, rotos, destruidos, inservibles… me quede sentada en el suelo, puse mis manos en mis rodillas y trate de no llorar… pero… ¿por qué? ¿Por qué tenía esta suerte?

 

Me limpie el rostro y mire insistentemente los escombros, la gente llego desesperada al lugar, algunos en llanto, otros fuera de sí, preocupados por alguien que estuviera ahí… en ese momento solo podía pensar en que en algún lugar de ese destruido edificio estaba mi motocicleta nueva, que ni había tenido la oportunidad de encender, hecha pedazos, mis revistas aplastadas, mi ropa, mis zapatos, mi pantalla, la computadora, un reloj importante, lencería fina, unas botellas de mi madre, mis fotos, más pertenencias de mi madre, regalos que me hizo ella, todo echado a perder… y si es que había algo, quien sabe si era posible encontrarlo.

  

Lo había perdido todo... mi madre, mi moto, mi hogar, mis recuerdos... ¿que venía ahora? ¿Shizuru? Sentí que algo recorrió por mi pecho en pánico y horror, me niego, ella es lo único bueno que aún tengo. Rebusque desesperadamente mi teléfono y justo cuando estaba por marcarle, entro una llamada de ella, exhale un suspiro de alivio.

 

-estaba a punto de llamarte Shizuru -le dije apenas le di contestar al teléfono.

- ¿entonces estas bien Natsuki? -gire a ver mi edificio hecho pedazos.

-físicamente, estoy de una pieza…

 

Ella tuvo que ir a casa de sus padres, una vez que confirmo que todo estaba bien, me dio alcance en el lugar donde solía vivir. Me quede largo rato viendo a los rescatistas levantar los escombros, buscando con perros sobrevivientes, tuve muchas ganas de ir a mover piedras para buscar algo de mis cosas, lo que se pudiera rescatar, pero no lo hice, la zona estaba acordonada y lo único que podía hacer, era mirar, en ello estaba cuando llego Shizuru.

 

-tienes suerte de estar viva Natsuki… -me dijo luego de ver mi edificio; no le conteste, me quede en silencio viendo el suelo, estaba bastante ensimismada con mis propios pensamientos, reaccione cuando sentí sus brazos estrechándome, al sentirla pude salir de mi estupor y me gire a ella, no quería llorar pero ahí estaba el nudo en mi garganta, apoye mi frente en su hombro, lloré en silencio, me aferre a ella, tocándola, sintiéndola, para hacerme saber que ella aún estaba con migo, que aún me quedaba algo, que no todo estaba perdido. 

 

Finalmente, después de un rato, donde se podía notar que no terminarían con el edifico al menos antes del amanecer, Shizuru me llevo con ella, quise negarme, pero sabía que ella tenía razón, además, lo hacía porque de verdad quería que yo estuviera con ella y yo también quería estar con ella. Nos levantamos del suelo, entonces le di, aunque un poco maltratado, el ramo de flores que le había comprado. En medio del desastre ella sonrió y yo también lo hice.

 

Había llegado en su auto, caminamos un par de calles hasta una zona donde no había conflicto. Condujo en silencio, pero, aunque yo no dejaba de pensar en lo sucedido, también nacía en mi la curiosidad sobre lo que encontraría en su departamento. Nunca había ido, ni siquiera sabía su ubicación, así que tome nota de los lugares y las calles por las que pasábamos, hasta que al final llegamos a un edificio bastante sólido, fortificado se podía decir y, quizás estaría demás decirlo, pero también fastuoso.

 

Me tomo de la mano y me insto a ir con ella, camine abatida tras sus pasos, subimos por el elevador, atravesamos el pasillo y llegamos por fin a su domicilio. No había dado tres pasos dentro de su departamento cuando me impacto su esencia circulando por el ambiente, una fragancia tenue pero bastante consolidada, era como oler a Shizuru a donde quiera que volteara, la percibía en cada rincón y eso me lleno de seguridad, era un sentimiento quizás un poco más complejo que ello, era como estar envuelta, protegida, rodeada de ella, confortándome, conteniéndome.

 

Cenamos ligero, me lavé y me vestí con ropa que me dio, ya que literalmente yo no tenía nada que ponerme, miramos un poco las noticias y nos metimos a la cama. No tarde mucho en dormirme, creí que, debido a la situación, a lo que había perdido, a la preocupación por mis cosas, me costaría trabajo dormir, más aún compartiendo el sitio para dormir, pero no fue así. Escuche la tenue respiración de Shizuru a mi lado, mire su rostro, sus ojos cerrados, la línea de su boca, la suavidad de sus pómulos, el fino delineado de sus cejas, me sentí tranquila al verla y pude dormir.

 

Al siguiente día volví a mi departamento, la zona restringida había sido liberada, los escombros más grandes removidos, ya solo quedaban pedazos de escombro del tamaño de un perro, y quizás exageraba; entonces me introduje y comencé a buscar entre aquel desastre. No salve ninguno de mis electrodomésticos, pero pude salvar libros, algunas revistas, encontré gran parte de mi ropa y zapatos, además de fotos y cosas de mi madre, que en su mayoría eran papeles. Busqué con desesperación un reloj que me había dado ella y cuando lo encontré, aunque estrellado, me sentí feliz. Recogí tantas de mis cosas como pude y volví con todas ellas al departamento de Shizuru.

 

Debido al desastre ocurrido, la compañía aseguradora estaba saturada de los siniestros y órdenes de pago, pero no me preocupaba que tarden en reponerme mi piso, mis electrodomésticos y mi motocicleta, tengo las cosas más importantes conmigo y suficiente dinero como para encontrar otro buen lugar. Al morir mi madre, me ha dejado una suma con lo suficiente para vivir hasta después de terminar la universidad. Aunque eso no significaba que ese dinero no pudiera acabarse, debía manejarme con mesura, aunque, lo cierto es, que quedarme con Shizuru era una ventaja.

 

Sin embargo, aunque es una ventaja, no quería llegar a ser una molestia, cada quien estaba acostumbrada a su espacio, yo ciertamente era una intrusa en aquel sitio. Como quien no quiere, por la noche de aquel día, mientras cuidaba que mis cosas no estorbaran demasiado en la sala, le dije que lo mejor para esta situación seria buscar una habitación de hotel. Instantáneamente replico.

 

-quiero que te quedes -me dijo con la mirada muy fija en mí, con los labios ligeramente apretados -en realidad… he querido pedirte que te mudes conmigo desde hace mucho… -y yo no pude hacer más que sorprenderme -tengo suficiente espacio, hay una habitación libre -me decía con las cejas arqueadas, muy pendiente de mi respuesta.

-Shizuru… no sé qué decir -y realmente no sabía que decir. Ella tomo mi mano entre las suyas y la acerco a sus labios.

-puedes decir que si -sonrió con cierta coquetería -nuestra relación está bien ¿no es así? Yo te amo -sentí que algo recorrió vertiginosamente mi pecho hasta mi estómago -y creo que esto es el siguiente paso ¿tú me amas, Natsuki? -sentí algo en la garganta, como impidiéndome hablar, finalmente exhalé un poco.

-sí, creo que siento amor por ti… y creo que puedo confiar en tus sentimientos.

 

Finalmente, sentía lo que considero un sentimiento de amor por ella en reciprocidad al amor que me demostraba. Realmente había expresado las acciones de lo que considero amor, no ese estúpido concepto comercial del amor romántico en el que va adjunto el deseo sexual, sino el sentimiento de amor que se aleja de cualquier conveniencia, beneficio o interés egoísta, donde se da primordialmente la empatía, la compasión y la unidad. Sentí que podía confiar en ella, que nada de lo que hiciera, dijera o sucediera lo iba a usar en mi contra, que podía sentirme segura de que no me lastimaría y a su vez, que yo tampoco lo haría con ella. por consiguiente, acepte quedarme a vivir con ella.

 

Al día siguiente, estuvo de acuerdo en acompañarme a comprar algunos muebles para mi habitación, llegamos a estar de acuerdo en que cada quien debía tener su espacio personal y que, al mismo tiempo, también éramos libres de invadir el espacio de la otra, siempre con respeto y consentimiento. Juntas, pero al mismo tiempo sin perder nuestra individualidad.

 

Quizás lo gracioso de la situación es que las tiendas de muebles estaban muy concurridas, muchas personas al igual que yo habían perdido sus cosas y necesitaban alguno que otro mueble o electrodoméstico. Fuimos con bastante soltura a comprar, debido a lo agravante de los hechos, las clases han sido suspendidas y tomara un poco de tiempo para que la ciudad, las dependencias de gobierno, los constructores y aseguradoras, pongan todo en orden y la ciudad se recupere del desastre.

 

Mis muebles tardaron un día en llegar, pero llegaron. Después de aquello no tuvimos razones para salir del departamento. Me estaba recuperando, me sentía tranquila, todo estaba bien, había recuperado algunas cosas y Shizuru estaba ahí conmigo, todo estaba perfecto hasta que un día a ella se le ocurrió salir sola. Dijo que iría por algunas cosas de comer. Lógicamente le dije que estaba bien, que fuera, después de todo quería darle su espacio, así como yo también quería mi espacio a solas.

 

Me lave con calma, escuchando un poco de música, jabón por aquí, jabón por allá, no era el champú que usaba, sentía que olía a Shizuru, pero ya habría tiempo para comprar el mío. Me sequé el cuerpo casi con parsimonia, me repartí crema por todo el cuerpo, algo de loción y luego talco perfumado que ella misma me había dado, luego unos lindos interiores y finalmente, un pantalón y una blusa ligeros. Me acosté en mi cama y encendí la pantalla, vi varios programas, todo estaba bien pero después de un rato me dije: “ya se ha tardado” tamborilee los dedos y busque un reloj, siete treinta, no es tan tarde…

 

¿Hacia cuanto se había ido? ¿vi a qué hora se fue? ¿realmente cuánto tiempo había pasado? ¿Cuánto tiempo me tarde bañándome? ¿una hora? ¿y los programas? ¿otras dos horas? ¿han pasado tres horas? ¿quizá cuatro? Solo iba por unas cosas para comer ¿Qué tanto podría comprar para comer? ¡solo somos dos personas! ¿Dónde estará? ¿le habrá sucedido algo? ¿y si la robaron? ¿y si le quitaron el auto? ¿Qué tal si perdió el dinero? ¿sus tarjetas? ¿o las llaves? ¿y si algún sujeto intento llevársela? ¿secuestro? ¿violación? ¿venta de órganos? ¿esclavitud? ¿exportación de personas? Me lleve las manos a la cara, alarmada ¿Qué tal si se resiste y la quieren matar? ¡puede pasar! ¿Qué hare si eso ocurre? ¿Qué hare si también ella se va? ¡si desaparece!

 

Comencé a sentir pánico y el corazón me latía muy intensamente. Me levante y comencé a pasear por casi toda mi habitación, entonces me asome por el balcón, buscando ver si de casualidad veía su auto entrar al estacionamiento, pero nada de eso pasaba. Me retire y comencé a dar vueltas por la sala, me lleve un dedo a la boca y lo mordía en desesperación, entonces, como si hubiera desbloqueado una parte de mi cerebro, pensé en llamarla. Corrí a buscar mi teléfono y con temblores en los dedos busqué llamarla, uno, dos, tres tonos, hasta cuatro y luego el buzón. Maldición. Colgué y volví a marcar ¿Dónde demonios estaba? ¿Qué le había pasado? ¿Por qué no contestaba el maldito aparato? Volví a marcar después de que no me contesto por segunda vez y entonces, escuche ruidos en la entrada. Salí con prisa, encontrándola en la puerta, con bolsas en las manos. El alma volvió a mi cuerpo y me pegue al quicio de la puerta.

 

-estaba subiendo cuando me llamabas ¿paso algo? -suspiré lentamente y con calma negué con la cabeza. No dije nada porque temía que dijera que estaba exagerando o que ya estaba enloqueciendo, sin embargo, llegue a la conclusión de que no estaba tan tranquila y feliz como realmente creí. Tenía miedo. Tanto miedo que creo que me va a paralizar, la expectativa de llegar a perder lo más valioso que tengo ahora me generaba un pánico terrible, ¿Qué iba a hacer si pierdo a Shizuru también?

-solo se me ocurrió pedirte algo, no importa realmente -le dije tratando de sonreír, encubriendo mi angustia.

-puedo ir a comprarlo, de hecho, te compre algunas cosas -comenzó a sacar las compras de las bolsas y cuando termino se disponía a salir una vez más - ¿Qué era lo que necesitabas? -me pregunto con una sonrisa.

-no importa, veamos una película ¿bien?

 

Dejamos todo en orden en la alacena y luego nos sentamos a mirar alguna cosa en la pantalla, me pegue a ella, enterré la nariz en su cabello, aspire su fragancia, sentí el calor de su cuerpo, deje la programación de lado y la mire con atención, mire sus manos, la extensión de sus piernas, la suave respiración que hacia subir y bajar su pecho. No quiero que por alguna razón deje de existir, que estos momentos se acaben…

 

Capítulo 4.

 

Desgraciadamente, no fue la única vez que tuvo que salir. Pasaba mucho tiempo conmigo, es verdad, pero algunas veces tenía que salir porque había quedado con Haruka o debían juntarse para algún trabajo, o sus padres la llamaban, otras veces llevaba la ropa a lavar, compraba cosas, y cada vez que salía, la angustia y el pánico se apoderaban de mí, luchaba contra mí misma para no tomar el teléfono y marcarle cada diez minutos, después de todo, no quería parecer una enferma controladora porque realmente no era esa mi intención, solo quería saber que estaba bien, que aún estaba aquí, en este mundo y que volvería.

 

Algunas veces, no tan frecuentemente, por fortuna; soñaba que la encontraba en la cama, no respiraba, no se movía, su cuerpo comenzaba a enfriarse de la misma forma que había ocurrido con mi madre, entonces despertaba con algo exprimiéndome el pecho, agitando mi corazón, abriendo mis ojos con alarma. Me levantaba entonces con urgencia, a buscarla en su habitación. Abría la puerta muy lentamente y tratando de no hacer ruido, entraba a hurtadillas hasta verla de frente, cuando comprobaba que estaba bien, volvía a respirar tranquila. Cuando me ocurría eso no podía volver a dormir.

 

Era una situación difícil para mí y no sabía qué hacer. En uno de esos episodios angustiosos cuando ella salió, estaba a punto de subirme por las paredes debido al estrés, finalmente, me puse los zapatos, tomé mi cartera, las llaves y salí. Bajé por el ascensor con nerviosismo e impaciencia, una vez en la planta baja, anduve merodeando hasta que me di cuenta de las miradas del portero. Apreté la boca y salí a la calle. Al principio sin saber a dónde ir, una calle más lejos, vi una tienda de conveniencia y entre a comprar cosas, frituras, chocolate, una bebida carbonatada y… cigarrillos.

 

Cuando volví al departamento con mi carga de comida poco saludable, encontré que aún no había llegado, evité la tentación de llamar y abrí una bolsa de frituras. Devoré con avidez cada cosa que había comprado, nada calmaba mi ansiedad hasta que salí al balcón y encendí un cigarrillo. Tenía mucho tiempo que no había consumido un cigarrillo así que sentí el golpe en la garganta y en la cabeza, eso distrajo mi mente un poco, minutos después Shizuru estaba de vuelta en el departamento.

 

-vaya, vaya, no te conocía ese vicio -me dijo, abriendo la ventana y llegando a mi lado.

-lo siento… pero, cerré todo para que no entre el humo -ella se encogió de hombros.

-no es algo tan excesivamente malo.

 

Pero el vicio del cigarrillo se volvería una constante cada vez que ella saliera por alguna razón. Era un martirio cuando debía irse y no podía evitar imaginar el cumulo de peligros a los que estaba expuesta ahí afuera, sentía que ella no salía a una ciudad, sino a una selva altamente peligrosa, donde todo podía suceder, así que mis niveles de estrés subían.

 

Algunos días después, en lugar de mejorar, sentí que las cosas se complicaron, se reanudaron las clases y todo comenzó a retomar el ritmo usual. Ya que mi motocicleta se había arruinado (por segunda vez), y como vivíamos en el mismo sitio al tiempo que asistíamos a la misma universidad, decidimos irnos juntas todos los días a tomar las clases. Pero el camino era un tormento al igual que las clases, mi ansiedad subía cuando traspasábamos las calles, imaginaba que podíamos chocar, que podía impactarnos un autobús, que un poste nos cayera encima, que otro sismo nos atraparía en plena calle, o peor aún, que estuviéramos en las clases y alguna tragedia sucediera, desde un terremoto, un tsunami, un meteorito o tan simple como un psicótico amenazando al alumnado.

 

Debido a ello mi preocupación no hacía más que subir, intentaba a como diera lugar distraerme, fumar un cigarrillo, algunas veces a cada descanso, ir a comprar alguna bebida, leer insistentemente una revista o un libro y por supuesto, deambular por el edificio donde Shizuru tomaba clases, que no era el mismo al que iba a yo. Cuando tenía suerte, algunas veces y por mera “casualidad”, Shizuru y yo nos topábamos, nos saludábamos y ella continuaba a donde debía ir, despidiéndonos siempre con la promesa de que nos iríamos juntas al departamento.

 

Al terminar las clases de cada quien, ya fuera que ella terminara antes o fuera yo, nos esperábamos en el auto. Siendo yo quien sufría esta angustia a todo momento, por supuesto que llegaba lo más antes o trataba de llegar casi corriendo, solo para confirmar que todo estaba bien, aunque lo cierto es que las cosas no estaban del todo bien y eso se vino a reflejar en las calificaciones bimestrales. Exhale con cansancio y deje la hoja en la mesa, entonces Shizuru la miro muy minuciosamente. Me talle los ojos y trate de relajarme la frente con un ligero masaje.

 

-bueno, nunca te pregunte como era que normalmente te calificaban -comento con mucha precaución.

-no soy una genio -le dije parando con el masaje -pero está por debajo de lo que usualmente obtengo...

 

No hubo más comentarios de ese tema y cenamos silenciosamente, yo un cereal y ella fruta. Poco a poco, con el pasar de las semanas y los meses, se fue haciendo cada vez más notorio el desgaste que presentaba, no dormía bien, casi siempre andaba con unas perpetuas ojeras y olor a cigarrillo, pasaba casi todo el día angustiada, solo descansaba los fines de semana cuando no salíamos a ningún lugar, dormía tarde hasta que me despertaba con pánico corriendo a buscarla, no sé si se había acostumbrado a mis sobresaltos, pero no decía nada al respecto.  Esta ansiedad, esta angustia y algunas veces insomnio, me dejaban en un perpetuo estado de cansancio y mis notas gradualmente bajaban o al menos no mejoraban.

 

El colmo del estrés llego una tarde que me apresuraba a llegar al auto de Shizuru. No era mi propósito escuchar sus conversaciones, ya que mi conducta no se regía por la manipulación o el control, de hecho, me tenían sin cuidado la multitud de fans que suele tener y sus amistades me valían menos que un rábano, sin embargo, en esta ocasión, cuando me acercaba presurosa para nuestro encuentro, dio la casualidad de que oí algo justo en el momento en que yo estaba a punto de aparecer en escena.

 

-si no han tenido sexo, no sé si realmente es una relación, Fujino -ahí estaba el comentario aparentemente inofensivo de Suzushiro Haruka, que a veces sentía que me odiaba -es solo como vivir con tu amiga -me quede quieta aun sin llegar a ellas, apreté la boca y tense la mandíbula. He ahí el detalle… dije mentalmente.

 

Di media vuelta silenciosamente y me fui a sentar en una banca moderadamente cerca. Exhale muy lentamente y me cruce de brazos. ¿Tenía razón Suzushiro? ¿estaba siendo egoísta en esta relación, y por consiguiente, solo estaba haciendo lo que me parecía cómodo? ¿estaba engañando a Shizuru con tener una relación romántica, y manejándola como una simple relación de amistad? Pero… pensé, sin atreverme a decir más, simplemente imaginando la situación entre ella y yo. Tense la boca en una línea. Nunca me he atrevido a tocar a alguien más de lo que la he tocado a ella y claramente, ella es la única excepción. De este modo, la pregunta del millón es: ¿Cómo demonios voy a lograr esa hazaña?

 

Comenzaba a estrujarme la cabeza, no tenía idea de que hacer. En medio de esta maraña de ideas y pensamientos, vi cruzar por un pasillo lateral a Tokiha, con calma y con soltura ¿debería preguntarle? No, no, esto es personal, no puedo involucrar a alguien más en nuestros asuntos privados… pero Shizuru ya lo ha hecho ¿Por qué yo no? me revolví las manos y moví las piernas con nerviosismo, estaba a punto de levantarme para ir a hablar con ella cuando la mano de Shizuru me toco el hombro, gire asustada y casi escandalizada.

 

- ¿pasa algo? -me dijo con toda la inocencia posible en esos destellantes ojos carmesí -te estabas tardando.

-oh no… no pasa nada -nada bueno, quizás.

 

Me levante de la banca y nos pusimos en camino hacia el auto, al llegar Suzushiro ya no estaba. Por primera vez desde hacía largo tiempo no me estaba preocupando por las fatales posibilidades en nuestro recorrido, sino en cómo tener relaciones sexuales con mi pareja, aparentemente, solo de nombre. En verdad era un problema serio ¿Cómo podría realizar el acto, si no encontraba sentido siquiera a masturbarme? De las veces que lo había intentado no había encontrado satisfacción alguna y había obtenido solo un sentimiento de incomodidad, más aun, ¡no me imaginaba desnuda ante nadie!

 

Al llegar al departamento comimos algo ligero y cada quien fue a su habitación. Imagino que ella a hacer algún trabajo de sus materias y yo, a tirarme boca abajo en la cama, frustrada. Maldición ¿y si por esto, Shizuru se cansaba de mí y me dejaba? ¿significaría entonces que no es verdadero amor lo que siente por mí? ¿Qué está condicionado? Que su interés por mí, no es debido a lo que verdaderamente soy, que no es por mi esencia como ser humano, ni mi personalidad y solo por la satisfacción que puede obtener de mi físicamente…

 

No estudie absolutamente nada por la tarde, casi no me moví de mi sitio en la cama, mucho menos encendí la luz hasta que Shizuru toco suave y entró, apareciendo así la luz del exterior. Me pregunto que si quería cenar y con lentitud me levante. Me tallé los ojos y me senté silenciosamente mientras ella movía platos y vasos. Cene sin ganas, con todo lo antes pensado volviéndose a repetir incansablemente. Al final de la cena decidí sincerarme con ella y que fuera lo que tuviera que pasar, si tenía que rogar una oportunidad… tal vez lo haría.

 

-te oí hablar con Haruka… -le dije cuando terminaba de lavar los utensilios -no espié solo… llegue en un momento inadecuado -giro a verme con las cejas muy en alto, sin decir nada -nunca lo hemos hablado, pero… -exhale -no tengo experiencia y no se… como… ya sabes… -dije, tratando de evitar ciertas palabras que quizás me causarían vergüenza.

- ¿estás hablando de… tener sexo? -casi me sentí enrojecer al oírla.

-sí, de eso… -se hizo el silencio en la habitación. Las manos le escurrían de agua y pronto se las seco, al terminar fue a sentarse frente a mí.

-no sé qué tanto escuchaste… -dijo, mientras se acomodaba.

-solo esa parte -me apresure a contestar, para que no creyera que la espiaba.

-quizá debiste escuchar un poco más -entonces la mire directamente -hable con Haruka sobre algunas cosas más, Natsuki, sé que aún no estás bien y creo que sexo no es lo que necesitas en este momento, ni siquiera yo lo necesito en este momento -fruncí las cejas y al mismo tiempo las alce un poco, una expresión que demostraba alivio y duda.

- ¿no lo necesitas? ¿es el periodo? -ella soltó a reír un poco.

-no, ya llegaremos a ese tema algún día, por ahora Natsuki -me dijo mirándome de pronto con mucha seriedad -quiero que veas a un profesional.

 

Y por profesional se refería a un terapeuta. Me negué inmediatamente. ¡Estaba bien! Si, consumía a veces diez cigarrillos al día, tenía insomnio y cansancio, había bajado un poco de peso, algunas veces estaba muy irritable, estresada y aterrorizada, pero realmente no era la gran cosa y así se lo dije, obviamente no estaba de acuerdo porque se quedó viéndome con seriedad y la boca tensa.

 

- ¿comprendes que esto es por tu bien? -me dijo cuando termine mi dialogo de justificación. Yo exhale pesadamente. No lo quería admitir, sabía que esa era su intención, mi bienestar era la causa de su preocupación por mí, de su amor por mí, tanto que no le importaba el aspecto sexual y quería solo que yo estuviera bien física y emocionalmente, amor de verdad. Apreté los labios y finalmente conteste.

-si… -comente sin más, mirando a otro lugar como niña regañada y terca.

-bien… Haruka me dio una lista de profesionales, quiero que elijas a uno y a más tardar, empezar esta semana.

 

Apreté la boca, estaba molesta de que sugiriera tal cosa y más aún que fuera algo tan rápido, demasiado precipitado, ¡aun ni me había hecho a la idea! Me cruce de brazos y me limite a refunfuñar internamente, me negaba a tal intromisión en mi intimidad por un extraño de quien sabe qué lugar sacado, con quien sabe que ideas raras y con qué tipo de dudosa preparación.

 

Aquella noche nos despedimos para dormir y yo seguía renegando la situación. Me lave minuciosamente y continuaba rezongando contra la situación. Me acosté a intentar dormir y continuaba rumiando el tema. Me sentía muy indignada, pero Shizuru no estaba dispuesta a que siguiera enfurruñada con la situación a la que me estaba arrojando, quería que fuera con el especialista en menos de dos días, así que debía escoger rápidamente y hacer la cita, debido a eso, al final de las clases, fuera del auto me esperaba Shizuru con la odiosa de Haruka. La mire con los ojos entornados, ella era la causante de mi desgracia. Mastique groserías que cuide no escuchara, luego entonces me expuso a los especialistas y no puse atención en absoluto, mire las tarjetas de presentación que me había dado y elegí la que, a mi gusto, era la más bonita, fin.

 

Todo era un acto de rechazo a esa situación y ellas lo sabían, de modo que ellas me hicieron la cita y fueron ambas las que me llevaron al consultorio. Fui y fue una pérdida de tiempo. ¡Yo no quería hablar! No dije nada aparte de mi nombre y no conteste ninguna pregunta, y aun así la desgraciada mujer me cobro ¡Que robo! No quise volver, pero Shizuru me presiono a ir la siguiente semana y de igual forma que la anterior, fue la siguiente. Comenzaba a sentirme más que ofendida. La tercera vez que fui, nada más entrar comencé a soltar la retahíla de disgustos que sentía por esta consulta y lo poco conforme que estaba.

 

-bueno, ya has hablado y eso es un avance -me dijo con una tenue sonrisa, intentando ser agradable. Maldita gente mañosa me dije, malhumorada. En aquella tercera sesión no hable mucho sobre mis cosas personales, eso no ocurrió hasta la quinta o sexta semana, entonces me recomendó ir a una valoración con un psiquiatra ¡ahora me dice que he enloquecido! Exclame molesta, entonces comenzó a explicarme que era para que simplemente pudiera dormir mejor. La miré aun sin creerle, pero finalmente, fui con el médico. Me dieron pastillas para día y noche, tome la primera con reticencia, justo a la hora que “debía dormir”. Tragué la estúpida pastilla y me dije: “esta mierda no va a funcionar”. Media hora después me ardían los ojos y en algún momento ya no supe más de mí. Maldita sea ¡había funcionado!

 

Me sentía feliz porque por fin podía dormir, pero el lado negativo es que sentía sueño casi a todas horas, me costó casi dos semanas dejar de sentir esa somnolencia casi todo el día y cuando menos me di cuenta, por todos los dioses, ni los caminos a la universidad, ni las salidas de Shizuru me causaban ansiedad, de hecho termine hablando con la terapeuta de eso sin inhibición alguna, de hecho termine hablando con la mujer de muchas cosas que creí no atreverme a decir jamás y por supuesto, volví a llorar la muerte de mi madre, justo cuando creí que había olvidado ese tormento.

 

Sentí que todo se reavivaba de nuevo, que el dolor volvía a mi pecho, que las lágrimas no se acabarían nunca más, pero misteriosamente, se acabaron, seguí hablando con ella, diciendo lo mucho que la extrañaba, todo lo que me arrepentía de no haber hecho, las cosas que recordaba que hacía, los detalles y el amor incondicional que tanto me demostraba, que me sentía sola, abandonada, y que ahora lo único que tenía era Shizuru.

 

-parece que ella es una gran persona -dijo ella - ¿de verdad la amas o estas con ella para no sentirte sola?

-que ocurrencias dice… -le conteste molesta -estoy con ella porque me ama, ha hecho tanto por mí y…

-lo hizo porque ella lo quiso, pero no te debes sentir comprometida…

 

¿Me sentía comprometida a los sentimientos que me había demostrado? ¿era esa la razón por la que estaba con ella? ¿quizás por ese motivo aun no podía tener una relación sexual? ¿era únicamente no afrontar la soledad? ¿el abandono? ¿era de verdad, ese motivo tan egoísta el que me hacía estar con ella? ¿eran mis sentimientos falsos? Gire a verla, consternada.

 

- ¿y entonces que hago? -le pregunte al borde de las lágrimas - ¿debo terminarla o que cosa hago?

-debes buscar en tu interior -dijo con simpleza - ¿es el amor de una pareja lo que quieres de ella, o el de una amiga?

 

Aquel día que Shizuru fue a recogerme, salí del consultorio en silenciosa calma. No hable a lo largo del camino, incluso le pedí que me dejara en la tienda que estaba a unas calles del departamento. Necesitaba estar sola, necesitaba pensar. ¿Cuál era la naturaleza de nuestra relación? ¿podía ser solo amistad o del tipo romántica? Nunca desde el comienzo había pensado en nadie de esa forma porque sabía que nadie a parte de mi madre podría amarme en verdad y por lo tanto cualquier relación estaba destinada al fracaso y a causarme daño.

 

Sin embargo, Shizuru había demostrado que al menos ella si estaba dispuesta a amarme incondicionalmente, tanto que velaba no solo por mi seguridad física, sino por mi bienestar mental y eso significaba mucho para mí, significaba de que verdad no estaba sola, que de verdad podía encontrar a alguien con verdadera calidad humana, que aún existía un poco de esperanza para esta especie, para esta sociedad.

 

Sí, eso es, Shizuru es realmente la luz, es la promesa de que aun la humanidad aún puede cambiar, puede haber verdadero amor sin lazos sanguíneos, sin carne que nos una, porque a pesar de no haber una relación física y genética, ella es un sol que llena de calor mi existencia, hace a un lado todas esas relaciones egoístas y superfluas; rompe el estereotipo del egoísmo que tanto he visto marcado y me ama en realidad, me da la fuerza para continuar, me da la motivación para vivir esta existencia desolada, incomprensible y sin sentido.

 

Sin su ayuda, sin sus esfuerzos, no estaría aquí, simplemente me habría hundido en la desolación, habría perdido las ganas de vivir, de mejorar, me habría centrado en mis perdidas, en lo que ya no podría tener, en las cosas que ya son pasado, las añoraría con amargura y melancolía, viviendo en el completo abandono y resentimiento por aquello que ya he perdido, sin darme cuenta de lo que he ganado. Una mujer bellísima que está dispuesta a darme todo de sí y que merece todo lo que yo pueda darle. Gracias a ella ya no puedo morir, porque ella me ha compartido el fuego de su amor, un fuego que calienta mi alma, quien me impide enfriarme y morir.

 

Debido a las tantas cosas que me había dado, era justo que se mereciera mi mejor intento de amarla, se merecía la verdad, merecía que si podía amarle como mujer debía intentarlo y de no ser así, hacer mi mejor esfuerzo por no lastimarla y hacer todo lo posible para que estuviera mejor. Merecía mi sinceridad, mi apoyo, mi gratitud, lo merecía todo. Me erguí, decidida, y respiré profundamente. Confrontaría las cosas inmediatamente, la miraría a los ojos y de alguna forma, descubriría si podía sentir atracción sexual hacia ella… o si soy un organismo viviente sin libido sexual… o en el peor de los casos, si mi sexualidad no va por ahí.

 

Estaba a punto de comprar unos cigarrillos en el minisúper de aquella esquina, pero finalmente solo compre una bebida burbujeante y otra bebida con sabor a té verde que sabía que le gustaba a ella. Camine impaciente con la bolsita en la mano. Mi corazón estaba agitado y se inquietaba cada vez más conforme me acercaba al departamento. Finalmente llegue a la puerta y sentía los latidos de mi corazón en mis oídos y algo retorciéndome el estómago. Giré la llave y la encontré al fondo, en el balcón, mirando los edificios de ahí afuera. Me acerque sigilosa, a cada metro sentía que voltearía a verme o que mi estrepitoso corazón se escucharía por todas partes, pero no paso, llegue hasta ella, le pase las manos por los costados, hundí mi nariz en sus castaños cabellos e inmediatamente se sobresaltó y yo reí.

 

- ¡no te sentí llegar! -me dijo entre sorprendida y divertida. Se giró a verme y su nariz quedo muy cerca de la mía, sus ojos muy cerca de los míos, mi corazón volvió a agitarse. Era la hora de la verdad. Sentí algo en el estómago, algo en el pecho y luego simplemente junté mis labios sobre los suyos. Sentí la adrenalina correr por mi corazón; bien, no estaba mal, me dije, no sentí asco, y creo que puedo con esto, no es tan difíciltengo toda la sangre en el rostro.

-la idea era sorprenderte -le dije, aclarando la voz -te compré esa bebida de té verde, esa que te gusta.

-gracias -respondió después de unos segundos de procesamiento, creo que ella también estaba impactada -eres un encanto -y me dio un beso en la mejilla para dejarme ahí e ir por la bebida, mientras yo me sentía aliviada por mi descubrimientomoriría de un exceso de sangre en la cabeza.

 

No fue asqueroso, significa que está bien, si puedo con esto, es genial. Luego, me imagine como nos veríamos y me inundo un sonrojo, no podía creer que hubiera hecho eso. Kuga Natsuki, eres una atrevida. Una vez que me hube calmado de la excesiva irrigación sanguínea a mi bello rostro, giré a ver dentro del departamento, ella estaba en el fondo yendo de un lado para otro con un vaso, vestía. Llevaba unos lindos jeans que se le pegaban a ese, hasta ahora bien notado, perfecto conjunto de glúteos ¿hacia ejercicio? Me pregunte al instante con los ojos entrecerrados. Sabía que Shizuru era bella porque tengo ojos, pero hasta ahora no había puesto mucha atención de que no solo tenía belleza, sino sensualidad… en realidad, Shizuru es muy sensual, se conduce con movimientos muy suaves, muy finos, es envidiable.impactada abrí los ojos, ¿esos pensamientos habían estado ahí en mi mente? ¿o estaba evitándolos?

 

Termino en la cocina y fue a sentarse en la sala,Pronto ella encendió la pantalla y palmeo el lugar junto a ella, para que fuera a sentarme a su lado. Camine lentamente y me acomode ahí, sus piernas estaban estiradas, apoyadas en una mesa de centro, me senté tan junto que sus muslos rozaban con los míos; no pude evitar mirarlos, rememorando la piel bajo la tela, imaginando la extensión de sus piernas, sus piernas son magníficas, debe ser genial tocarlas, debe ser muy emocionante y una agitación volvió a surgir en mi pecho y por si no fuera poco, me paso un brazo por los hombros, acercándome a un más a ella. Qué demonios, nunca me había sentido tan nerviosa junto a ella. Repentinamente recordé la suavidad de su boca, la cercanía de su rostro, lo sensual que se veían esas piernas e imagine como seria deslizarle la mano por esos esponjosos muslos.

 

Aun no estoy muy segura de cómo se desarrolla el deseo sexual y si yo lo estaba sintiendo ahora mismo, lo único de lo que me estaba dando cuenta es que mis propios pensamientos me estaban avergonzando y no quería profundizar en ellos. Por esoCasi me levanto alarmada de mi propia cabeza. Tal parecía que todos esos pensamientos y emociones estaban bloqueados por alguna razón y ahora estaban surgiendo como la espuma de unos mentos en un refresco de cola, rápida y descontroladamente. Respiré profundo y cerré los ojos. Tu puedes controlar esto Natsuki, lo has hecho antes y puedes hacerlo ahora.

 

Pero mi mano se movió sola y deslice suavemente la punta de mi dedo sobre esos suaves pantalones, hasta llegar peligrosamente a unos centímetros de su cadera. Ella no dijo nada y yo me desentendí de toda conducta o consecuencia, me puse de pie y fui por mi bebida a la cocina, de ahí me encerré en mi cuarto argumentando un trabajo de la universidad. Un trabajo inexistente.

 

Capítulo 5.

 

Bien, esto quizás sea como haber había destapado la caja de Pandora. Ahora debía lidiar con lo que había liberado, no debíadebe ser tan difícil, solo tenía que encontrar la forma de enfocar mis pensamientos sin morir de vergüenza en el intento. Es sencillo ¿no? hay muchas personas que viven en pareja y viven agradablemente ¿verdad? Por ejemplo, mi madre vivía bastante cómoda con el calvo ese… y, aun así, debió tener sexo con ese anciano ya que tuvo a ese pequeño mounstro… a lo que quería llegar, es que puede haber una relación de convivencia sin que la sexualidad sea un problema.tener la lujuria atravesándose a cada momento. Quizás si hacia meditación o esas cosas budistas, ah que demonios…

 

Porque, no era un problema, ¿verdad? No sabía si realmente deseaba tener sexo con ella, o como llegar a tener sexo con ella, o que hacer para llegar a ese punto; tampoco sabía si una vez en ese punto todo saldría bien, ¿Qué tal si yo resultaba un fracaso en eso? ¿Qué tal si no me gustaba? O peor aún, ¿Qué tal si a ella no le gustaba? Moriría de vergüenza si eso llegaba a suceder, pero tampoco podía saber si eso realmente sucedería si no lo intentaba, aún estaba la posibilidad de que todo saliera bien, pero una vez más salía el mismo problema ¿Cómo llego a ese punto con Shizuru?Fue un largo rato pensando las cosas, termine cansada, con la frente en el escritorio. Quizás simplemente debería encuerarme, entrar repentinamente a su habitación y terminar con todo esto. Había llegado a esa fabulosa solución que no me atrevía a emplear, cuando ella toco mi puerta. Estaba agotada de pensar en esta cosa, así que pegue la frente en el escritorio, al oír su voz, me levante a abrir y me estire perezosamente.

 

-he hecho la cena ¿vienes? -me pregunto con esa apuestalinda sonrisa en su boca.

-sí, claro -me levante del asiento y deje el tema porotra vez ese momentoalgo en mi pecho, ese algo vibrante.

 

Nos sentamos a la mesa y comencé a ponerle muchade alguna manera todo en ella llamaba poderosamente mi atención, desde su forma de tomar los palillos, de beber su té, de masticarmartica algo… nunca había visto tanto detalle en la forma en que alguien come, de hecho, no me parecía algo especialmente sensual, pero su boca cuando se movía tenía algo que no podía dejar de mirar. Para mi desgracia, eso no fue lo único que resulto sensual y atractivo para mí, antes de darme cuenta miraba su trasero cada vez que me daba la espalda y ¿Por qué me parecía bonito ese conjunto de glúteos que sirven para aplastarte con comodidad? Entre otras cosas…

 

Sí, eso debía ser el desear a alguien en un contexto sexual, estoy segura. Encontraba a Shizuru sumamente guapa, tenía el cabello castaño más precioso que había visto en la vida, unas pestañas muy bellas y sus ojos tenían una intrincada morfología que los hacia ser brillantes y únicos; además su fisionomía era particularmente perfecta, o casi perfecta, el grado de proporción en su cuerpo era simplemente maravilloso, no había grasa excesiva, el volumen de sus músculos era apropiado, mostrándolos suaves y esponjosos a la vez que firmes, pero sobre todo, su estructura ósea le daba la forma apropiada para resultar casi perfecta en sus rasgos faciales, siendo así ¿Cómo no podía ser perfecta esta mujer?

El interior de mi caja de Pandora no estaba resultado muy cómodo. Me agitaba sin razón, si me tomaba de la mano sentía que enrojecía, que mi corazón subía a mis oídos, me ponía tensa y lo peor de todo, me fastidiaba ese sequito de fans que tenía, después de todo, seguro que pensaban de ella todo lo que yo pensaba y la perspectiva de que alguien la deseara y la tocara con lujuriosas intenciones me enardecía. Pero debía calmarme, no podía mostrar ese conjunto de pensamientos y sentimientos estúpidos de la nada, yo no era así, de hecho, confiaba en ella, confiaba en sus sentimientos por mí, en lo que no confiaba eran en las mañas de la gente, sin embargo, tuve que aprender a lidiar con todo ello.

 

-entonces, ¿si la amas como mujer? -me pregunto esa molesta mujer que me atendía cada jueves.

-sí, maldición, y usted tiene la culpa -ella sonrió, divertida de mi acusación -estoesta… esta cosa no habría ocurrido si no me hubiera dispuesto a definir nuestra relación.

-creo que, por el contrario, esto es bueno para ti - ¿de qué manera esto era bueno? -la sexualidad es solo una parte del humano como individuo.

-ya, ¿y cuando voy a graduarme de este tratamiento?

 

Pero no contesto de manera exacta, no dijo, dos o tres semanas, o un mes, no fue clara, todo dependía de mí, me respondió. Pero en mi opinión personal y ya estaba mucho mejor. Dormía bien, tenía sueños raros, sueños con Shizuru, pero al menos soñaba, antes no lo hacía. Mis niveles de ansiedad habían bajado, me encontraba más tranquila, sin más preocupaciones que subir cada vez más mis notas y cuidarle esas lindas nalguitas a Shizuru, fuera de eso no había más que me preocupara, los pensamientos recurrentes sobre una catástrofe ahora, aunque no carecían de lógica aun, no los sentía como algo próximo o que fuera a pasarme de inmediato, no descartaba las posibilidades pero no me estaban atormentado a cada momento de mi día y, una vez más, había dejado el vicio de los cigarrillos.

 

Todo parecía estar progresando, recuperándose, o más bien, volviendo al curso correcto. Algunas veces no dejaba de extrañar a mi madre, entonces miraba una de sus fotos, para no olvidar su rostro. De esta manera me sentía mejor. Respiraba profundo sintiendo la añoranza, el aire llenaba mis pulmones y entonces me sentía mejor.

 

Pasaron un par de semanas más, entonces, casi repentinamente, ya que no estaba muy fijada en la temporalidad en la que estaba viviendo, me recupere a tiempo en mis calificaciones para graduarme con un promedio respetable. Tanto Shizuru como yo nos graduamos al mismo tiempo, carreras diferentes, edificios diferentes, compañeros diferentes, pero al mismo tiempo, en la misma ceremonia, en la misma universidad.

 

Mentiría si dijera que fue todo un día de felicidad. La única ventaja que veía, es que el día había llegado tan abruptamente rápido que no me había permitido ahondar en mis sentimientos de perdida y privación de mi madre. Obviamente si estuviera viva habría estado ahí, pero en su lugar vino John con la pequeña pulga rubia. Pudo ser peor, me dije, luego de verlo llegar. Pudo no haber venido nadie. Pude haber estado sola. Al menos cuando me dieron mis documentos y todo mundo comenzó a salir a tomarse fotos con sus familiares e irse a celebrarlo, al menos John y la niña estuvieron ahí, para tomar una foto y recordar el momento, después nos llevó a un bonito restaurante. Algo que no esperaba y fue un bonito detalle.

 

Me pregunte porque estaba ahí John. Había sido grosera con él, me había portado de una manera sumamente egoísta, de la misma manera que yo repudiaba que la gente se comportara, si él estaba ahí aun después de eso, era porque me apreciaba de alguna manera, no por la pulga, la niña no tenía la edad suficiente como para decidir ni saber. Al terminar la comida, le dije de la más sincera forma que pude “gracias”.

 

Un simple agradecimiento por no dejarme sola ahí con toda esa gente que si tenían a alguien con ellos. Quizás, esta era una de las ocasiones donde Shizuru no podía estar plenamente conmigo. No tenía una idea de que sabía su familia de mí, tampoco es como que me importara y quisiera darme a conocer. Simplemente, sabía que su celebración era personal, algo muy íntimo como para que yo estuviera ahí, además, no deseaba acudir con ella y que tuviera que decir: “Natsuki perdió a su madre y no tiene a nadie, por eso está aquí”. Quizás fuera una forma muy estúpida de orgullo… no, sin duda era una forma estúpida de orgullo, pero era todo lo que me quedaba por ahora, no quería sentirme como el extra incomodo en una reunión familiar, como a la persona que se le debe conceder un trato especial por algo que sucedió, viéndome con pena, con lastima. Por eso agradecía que John hubiera ido.

 

Luego de terminar la comida en el restaurante, devolver el traje rentado y cambiarme a mi ropa, volví al departamento. Había dejado un relativo desorden antes de salir. Arregle todo, puse mis papeles en un sitio en alto, luego los mandaría a enmarcar. Me cambie a ropa más ligera, deambule por el departamento, entre a la habitación de Shizuru, levante un par de cosas. Respiré el aroma de su perfume y salí de ahí. Di vueltas como gato sin rumbo. Al final, busqué si aún tenía cigarrillos en algún sitio y encontré unos al fondo de un cajón, en el buró junto a mi cama. Saque una silla al balcón y fume con lentitud, sintiendo el aire rozarme con suavidad la piel, viendo los edificios a los lados, encendiéndose luces a medida que oscurecía y caía la noche. Entonces fue que llego Shizuru.

 

Ella venía muy animada, no se podía evitar, pero yo tenía esa revolución de sentimientos, añoranza, un poco de soledad, melancolía, nostalgia y cansancio. Me saludo con una sonrisa e intenté hacer lo mismo, forcé mis labios a sonreír. Me dio alcance en el balcón y me conto con muchos ánimos como la había pasado, la escuche en silencio, la quiero mucho y no sabía cómo decirle que no quería escuchar todo eso. Para no arruinarle su día no dije nada. Cuando termino y fue a cambiarse no puede más que sentirme liberada. Encendí otro cigarrillo.

 

Quizás se dio cuenta, quizás no. Cenamos en calma, me pregunto cómo me fue a mí, hable un poco de a donde había ido con John, pero no dije nada de mis sentimientos, sentí que eso solo arruinaría las cosas y no quería que ella tuviera la misma sensación que tengo yo en ese día, quería que ella lo recordara feliz. Terminamos la cena y ella miro un poco la programación en la sala, yo salí al balcón a fumar.

 

Estuve un largo tiempo ahí, a solas, en silencio, con el humo del cigarrillo. Entonces, ya entrada la noche, vino a darme las buenas noches. Me jalo de las manos y me levanto, me abrazo fuertemente, sentí el corazón volarme agitado luego de sentir sus manos en mi cadera, pegándome a ella, deslizando sus dedos bajo mi blusa, tocándome la piel suavemente. Se despegó un poco, lo suficiente para vernos frente a frente. No me quito una mano de la piel, pero con la otra me asió el rostro hacia ella, sus labios tomaron los míos, sentí sus dientes, la suavidad y el sabor de su boca. Un beso vehemente que sin darme cuenta correspondí con ímpetu. ¿Cómo lo hice? No tenía idea, pero había tan salido bien que no sabía cuánto tiempo duro. Al terminar me sonrió y me dijo “buenas noches”. Me quede ahí con los ojos bien abiertos. ¿Qué?

 

Exhalé pesadamente y me senté, estirando las piernas y relajando todas mis extremidades, ya ni siquiera recordaba el hilo de mis pensamientos pesimistas, solo recordaba la sensaciónel ardor de sus labios. Quizás me lo estaba imaginando, pero y lo exquisito del roce, sentí que me estaba provocando, que me decía algo como un “mira lo que te estás perdiendo” o algo así ¿o quizás me lo estaba imaginando? Es posible.

 

Pronto, me dije, muy pronto Shizuru. Solo debía encontrar el momento adecuado para romper con mi virginidad, este no era el momento adecuado, pero pronto lo encontraría. Poco a poco, me dije, con calma, pero con seguridad. Un par de horas más tarde, me di una ducha y me fui a la cama.

 

No pensé demasiado en mi plan, solo que sería gradual. Pero ese plan estaba por ser arruinado. Al día siguiente, en una hora cercana al medio día, casualmente cuando iba a ir a comprar algo al minisúper más cercano, al abrir la puerta del departamento me encontré con el mismo señor que había visto acompañando a Shizuru el día anterior, había grandes rasgos que compartían así que estuve segura de que era su padre. En un primer momento me congele y quizás él también, nadie dijo nada hasta que apareció ella en escena y nos presentó.

 

-iré a comprar unas cosas -le dije, escapándome del lugar -hasta pronto, ha sido un placer conocerlo -e hice la respectiva reverencia que se merecía, me puse los zapatos y salí del lugar.

- ¿es ella de quien me hablaste? -sí, esta vez sí fisgonee y pegue la oreja a la puerta.

-es ella -contesto Shizuru -no me dijiste que venias…

-no te dije porque me habrías evitado… sé que no quieres tener esta conversación -silencio de parte de Shizuru -pero este matrimonio es algo que nos conviene -entonces sentí un golpe de adrenalina en el pecho que casi me tira al suelo ¿Qué dijo? -es solo un contrato, querida, solo eso.

-un contrato que cambia mi vida, papá -por fin hablo ella - ¿Qué le voy a decir a Natsuki?

-no tienes que terminar con ella, no le tienes que cumplir a tu esposo, solo firmar el contrato.

 

Imagine que tal vez hablarían de mí, pero por supuesto que no imagine esto. Me aleje un poco de la puerta, dispuesta a retirarme y seguir mi camino para así pensar en esta situación que se avecinaba, parecía que aún había tiempo, ¿para qué? Aun no lo sabía, pero tenía tiempo, quizás tiempo para que ella y yo hablemos, para que consideremos las cosas, para saber por completo la situación, algo así, no lo sé, simplemente hablar del tema. Pero por alguna razón, cuando escuché que se retomaba la conversación, volví a acercar el oído a la puerta.

 

-mira cariño, tienes un lindo departamento, un lindo auto, vives bien en un gran lugar y te lo he podido dar gracias a la empresa, pero si no hay empresa ¿Cómo vas a mantener todo esto?

-puedo trabajar padre, acabamos de graduarnos, solo debemos conseguir un empleo…

-es cierto, pero en la empresa también puedes trabajar, desde mañana si quieres, le podemos dar un bonito puesto a tu novia en cualquier momento, y, sobre todo, tu madre se sentirá tranquila de que estés en un lugar seguro -entonces, solo alcance a escuchar un suspiro de Shizuru como respuesta.

-podría vender el auto, ¿no? Eso alcanzaría ¿Cuánto cuesta? -pregunto luego de un gran rato.

-bueno, si vendieras el auto te alcanzaría para vivir unos meses…

 

Lo cierto es que su padre tenía razón, tenía un bonito auto, del tipo deportivo, no de lujo, pero bastante llamativo, pero en determinado momento, si vendiera el auto, los costos del departamento y el mantenimiento del mismo, podrían terminar consumiendo el salario de una persona promedio, así que sería más fácil venderlo, y si lo vendiera, sería una gran pérdida, pues es muy valiosa la seguridad de tener un departamento sin renta, pero al mismo tiempo ¿Cómo solventar el sitio? Terminaríamos mudándonos a un sitio más pequeño, más económico, con una ubicación no tan buena, por mi parte está bien, no me importa, pero… ¿y ella? ¿le importaría?

 

Volví a pegar el oído a la puerta, entonces el inquilino que vive enfrente salió… nos miramos en silencio y solo le hice la señal de que guardara silencio. Me miro mal, obvia y justificadamente. Me despegue de la puerta, revise mis cosas y fui al ascensor. Tanto el vecino como yo bajamos los pisos en silencio y salimos casi al mismo tiempo del edificio departamental; ya en la calle él tomo su camino y yo el mío. Suspire y saque mi celular. Ya no sabía cuánto tiempo había pasado, pero seguro que eran varios meses desde que no llamaba a mi agente de seguros. Luego de marcar, escuche el tono hasta que por fin me contesto, hablamos por algunos minutos, parecía que no se acordaba de mí, tuvo que buscar en su sistema hasta que por fin encontró mis datos y me regaño en un tono muy suave de no haber dado seguimiento al siniestro, sin embargo, dijo que todo estaba bien, me pedía mi cuenta para depositarme el dinero de los seguros. Quizá era momento de volver a tener un vehículo para mí, o para ella… para las dos.

 

Suspire de camino al súper mercado, de hecho, suspire varias veces en el trayecto. Debía comprar algunas cosas de uso personal, desodorante, jabón, talco… volví a suspirar… apenas había pasado un día de la graduación y ya había que pensar en el trabajo. Tenía suficiente dinero para pasar unos meses de flojera, aún tenía el dinero que dejo mi madre y pronto el pago de los seguros. Pero lo cierto es que no duraría para siempre. ¿Qué va a hacer ella? ¿va a aceptar casarse? Si acepta ¿dejara ese departamento? ¿terminaremos o no? ¿Qué se supone que pueda pasar?

 

Tarde varias horas en regresar, no estaba segura de que quisiera saber tan pronto las malas noticias, de que quisiera afrontar tan inmediatamente el problema, pero finalmente, regrese, casi cuando comenzaba a oscurecer. Subí con cierto desgano y muy lentamente llegué al departamento, la encontré pasando canales en la pantalla, buscando algo, supongo. Nos saludamos, fui a poner las cosas que había comprado en su lugar, después me senté con ella. Ese día, ni el siguiente, dijo algo sobre lo del matrimonio. No le pregunte por dos razones, porque no quería decirle que había espiado su conversación y porque quizás al final había decidido negarse al matrimonio y si era de esa forma, mejor ni recordar algo que no fue.

 

Sin embargo, después de una semana, un día por la mañana, luego de desayunar, me pidió que nos sentáramos a platicar. Sentí momentáneamente una agitación en el pecho, malas noticias pensé inmediatamente. Me entrelace las manos y la mire directamente, así como ella estaba haciendo conmigo.

 

-Natsuki, te amo -sentí una descarga de adrenalina -puedes estar segura de que mis sentimientos por ti son reales, no han cambiado ni un solo día… pero hay cosas en la vida que no son exactamente como yo desearía… -no dije nada y solo trague saliva -en la empresa de mi padre hay muchos intereses, se necesita unir la mayoría de acciones para tomar decisiones que impulsen el crecimiento, entre más capital a la empresa y así se puedan liquidar algunas deudas… es algo necesario -aguarde, sabía que pronto diría lo que ya había escuchado -y la forma de unir las acciones es si acepto un contrato matrimonial, así tendremos asegurados los votos para nuevas acciones en la empresa.

 

Me quede en silencio, no era una sorpresa esa noticia, la verdadera sorpresa es que ella aceptara después de escucharla negarse, sin embargo, era esa su decisión, seguramente lo había pensado bastante en los días anteriores, habría pensado en todas las posibilidades, en todas las opciones y esta, para ella, era la mejor; debido a eso yo no podía oponerme en absoluto, solo quedaba algo por saber.

 

-si te vas a casar… ¿Qué va a pasar entre nosotras? ¿terminaremos? ¿te dejare de ver? -se apresuró a tomar mi mano, la sostuvo entre las suyas, en silencio y con mucha calma.

-solo es un contrato Natsuki, no va a cambiar en nada nuestras vidas, te lo prometo -entonces llevo mi mano a sus labios y en el envés dejo un beso.

 

Quería ser positiva, pero una vez más sentía venir la catástrofe. O realmente ¿nada cambiaria de nuestras vidas? ¿sería posible que fuera verdad? Exhale el aire con cansancio, casi como si me desinflara y me quede mirando insistentemente mis rodillas. Algo me decía que no estarían las cosas bien, así como antes, cuando sentía que cosas malas iban a pasar a cada instante; quizás me equivocara como en las veces anteriores, quizás simplemente fuera pesimismo y angustia, quizá estaba exagerando las cosas y realmente nada cambiaria… Rememore sus palabras una vez más y algo me llamo la atención, algo que parecía simple pero que me generaba cierta confusión. Fruncí las cejas y giré a verla.

 

-Shizuru… ¿Por qué casándote vas a unir las acciones de la empresa?

-mi padre tiene un %40 de las acciones de la empresa y su socio tiene otro %40, que está dispuesto a ponerlas a mi nombre si contraigo matrimonio con su hijo -contesto con simplicidad.

-pero si su socio está de acuerdo con los cambios, no debería haber problema con el rumbo de la compañía ¿no? estarían ambos de acuerdo y es suficiente…

-es solo un formalismo, Natsuki -fruncí las cejas y la boca, aun no convencida.

- ¿y que te va a pedir a cambio, Shizuru? -pregunte, con una sensación desagradable en mi interior.

-el matrimonio.

- ¿y qué más? -ella se quedó en silencio -nadie da sin esperar algo a cambio… -al menos no la gente común.

-nada más, solo el matrimonio -dijo sin más.

-no Shizuru, algo esperan de ti, ya sea dinero, renombre, o un descendiente que herede todo… -se levantó molesta.

-no hemos pactado hijos -contesto, viendo a otro punto -solo es un contrato para poder tener influencia en la empresa, nada más -yo volví a desinflarme en el sillón -el día en que nos divorciemos las acciones volverán a ser suyas.

 

No creo que exista una persona tan benevolente en el mundo excepto ella y justamente ella no quería darse cuenta de la realidad, el futuro esposo y su padre querían algo, es más, hasta el padre de Shizuru quería lo mismo que ellos ya que estaba, obvia y notoriamente, a favor de este matrimonio; además, teniendo en cuenta la sexualidad de Shizuru y que tiene una pareja que es mujer, por supuesto que quiere que se case con un “hombre” para que tenga hijos que continúen en la empresa, que hereden todas las acciones y ambos sujetos, se beneficien. Eres una estúpida Shizuru, eres tan buena que caes en la ingenuidad. Maldición, todo eso debe ser el motivo, así que, por supuesto que habrá cambios en nuestras vidas, ella es la única que se está autoengañando creyendo que no va a haber alguna modificación, que seguiremos igual que antes.

 

Algo debo hacer, pensé rápidamente. Algo debía estar en mi poder, alguna cosa, pero ¿qué? ¿Qué puedo hacer desde mi posición? ¿desde las posibilidades que tengo en la mano? ¿Qué? No tengo suficiente dinero como para comprar acciones o, comprar una empresa, mucho menos ofrecerle la vida a la que Shizuru está acostumbrada, ¿acaso solo me quedaba doblar las manos y mirar a otro lado mientras ella se casaba? ¿mientras se iba lejos y me abandonaba?

 

-entonces… ¿Cuándo va a ser? -le pregunte, interesada en información que pudiera obtener.

-como solo es un contrato, sin más, será el próximo lunes -me permití hundirme en el sillón, del mismo modo que me estaba hundiendo en mis pensamientos pesimistas y catastróficos.

-naturalmente, soy la última en enterarme -sí, ciertamente eso ultimo era dramático.

-Natsuki -y quizás lo último que necesitaba ella -no es así, he estado pensando mucho en todo esto.

-me imagino que si…

 

No volví a decir nada por ese momento. Comprendía bien que seguramente no era fácil para ella, que estaba siendo coaccionada a tomar esta decisión y quizás la tomaba por el bien de las dos. Si bien quería hacer algo, en este momento no había nada que yo pudiera hacer, no tenía tanto poder, tanto dinero como para actuar, ni siquiera la información para hacer algo. Solo me quedaba esperar ver que es lo que sucedía, si de verdad el sujeto se limitaría a un simple contrato o, por el contrario, querría algo más…

 

Pasaron un par de días y llego el lunes. Ella no quiso por que para ella no era algo importante, pero insistí en estar presente cuando se firmara el contrato; debido a la insistencia le pidió a Suzushiro que también estuviera ahí, cuando nos encontramos con ella, era notoria su opinión sobre el matrimonio, casi no hablo y la paso con las rubias cejas fruncidas, poco le faltaba para hacer un puchero. Las tres fuimos a la empresa de su padre, subimos casi hasta el último piso, unos cuantos minutos después llego el sujeto que se iba a casar con ella, un sujetin que apenas arañaba la media de estatura, por suerte, sin obesidad, lo único especial era el cabello canoso a pesar de la juventud que irradiaba en ese maligno rostro de ojos rosáceos.

 

Ambos padres se saludaron, los hijos hicieron una corta reverencia, sin palabras, unos minutos más y un fiscal llego, luego un par de abogados; a su debido tiempo, todos leyeron varios papeles de lo que imagino era el contrato matrimonial; Suzushiro y yo nos miramos en silencio, preguntándonos qué dirían esos papeles, pero sin decir palabra alguna, quedando la duda ahí en nuestra cabeza. Al final, terminaron poniendo el sello cada uno en los papeles y entonces, ya estaban oficialmente casados. Al terminar, el fiscal y los abogados se retiraron, Shizuru estaba a punto de hacer lo mismo e irse con nosotras, pero su ladre la detuvo.

 

- ¿Dónde vas Shizuru? Vamos a ir a celebrar con una comida -entonces nos regresó a ver, confundida y contrariada -puedes llevar a tus amigas -mala señal, sin duda, mala señal.

-lo siento Fujino -contesto Suzushiro -tenemos pendientes por hacer, disfruta la celebración –termino así la conversación, sin molestarse en disimular su disgusto.

 

No le dio tiempo a Shizuru de contestar y me tomo del brazo, llevándome con ella. Usualmente me habría resistido a irme o al menos a que me tomara del brazo, pero me encontraba aun un poco impactada, repasando los sucesos, a mi parecer, saltaba a la vista que no era simplemente un contrato únicamente por conveniencia, que debo volver a mencionar, no tenía sentido ni razón para mí. Bajamos la pila de pisos del edificio en total silencio, atravesamos la planta baja igual, y solo cuando estuvimos en la calzada, con los autos pasando rápidamente frente a nosotras me atreví a hablar.

 

- ¿Qué opinas Suzushiro? -pregunte con calma y hasta cierto punto, desanimo.

-que es una estúpida -exhalé en una especie de bufido, debí haber esperado eso.

-no de Shizuru… de ellos, de su padre, de eso ultimo…

-ella no se ha dado cuenta de que todo es una trampa.

 

Capítulo 6.

 

Solo por esta vez la opinión de Suzushiro era la de una profesional, quizás porque concordaba con mi propia opinión, tal vez. Sin embargo, con el pasar del tiempo, fue evidente que no estaba equivocada en absoluto. En un principio la requerían para alguna reunión con personas importantes, cenas, uno que otro evento, después y en mayor volumen de personas, lanzamientos de campañas de la empresa, nuevos productos, nuevas líneas, innovaciones y pronto ella paso a tener un puesto fijo e importante en la empresa, y por supuesto le pagaban por ello, pero no se daba cuenta de que poco a poco la estaban engullendo tanto a la convivencia con toda esa gente como en el mando de la empresa y eso no estaba mal, pero debido a ello cada vez pasaba más tiempo con él que conmigo, en ocasiones solo la veía por las mañanas.

 

-sabes, hoy tengo una entrevista de empleo -le dije mientras desayunábamos.

- ¿empleo? Natsuki, no necesitas trabajar, tengo suficiente dinero -asentí, porque tenía razón.

-sí, pero nunca estas aquí, quiero hacer algo con mi tiempo libre.

- ¿Qué te parece, si trato de llegar más temprano de ahora en adelante? -suspire suavemente y asentí, tal vez durara unos días, luego volvería a llegar tarde. Por esa ocasión, cancele la entrevista.

 

Si bien ella siempre estaba ocupada, era por razones de la empresa, cosas de trabajo, intereses mismos de lo que hacía y no porque aquel sujeto estuviera con ella todo el tiempo, de forma que lo dejaba estar, apreciaba los momentos que pasábamos, así fueran pocos y aun así estaba bien, sin embargo, poco a poco se coló en nuestras vidas, una vez, dos veces al día, después Homura esto, Homura lo otro, hasta que llego el punto donde traía el nombre del sujeto en la boca demasiado seguido, cuando menos se sintió, él se volvió en el que le secundaba cada acción.

 

“Me la está robando” pensé cuando me di cuenta. Tengo que hacer algo, me dije inmediatamente, angustiosa y preocupada. Entonces comencé a analizar la situación, quizá como nunca antes, como si hubiera despertado del letargo. Comencé a preguntarle muy cuidadosamente, sin mostrarme directamente en desacuerdo que pasara tanto tiempo con él, le pregunté si ya se llevaban mejor, contesto que sí, que era agradable, que tenía suerte de que fuera accesible. Accesibles mis nalgas, repetí en mi mente. Ella ya había caído en su juego de manipulación ¿Cómo podía volver a traerla a mi lado? ¿quizás con sexo? Aquel tema no dejaba de aparecer en mi mente como una posibilidad, nuestra relación aún no había llegado a ese punto, si bien íbamos encaminadas hacia ese aspecto, los requerimientos de su presencia en la empresa se habían vuelto casi de la noche a la mañana, más y más extensos y restándole al poco tiempo que ella tenía, lo que ese patán requería de ella, dejando así… ¡no quedaba tiempo para intentar nada!

 

Quizás si… Ya que ella se la pasaba en la empresa, quizás debía ser yo quien fuera a verla, solo un par de visitas a la semana, no demasiado, solo decir: “hola, aquí estoy, no te olvides de mí”. No volví a tocar el tema de Homura y deje pasar unos días, entonces, planee todo para ir a verla por la tarde. Nunca había estado en aquellas oficinas, fue un poco complicado, pero la encontré, para mi fastidio, la oficina de aquel truhan estaba justo al lado de la de ella. Sentí inmediatamente el fastidio ardiéndome en las entrañas. Sin embargo, más tarde, gracias a esa odiosa “casualidad”, escucharía lo que venía sospechando desde que llego el tema del contrato matrimonial.

 

Una vez, como ya en veces anteriores, pasaba a dejarle alguna golosina a Shizuru, una simple excusa para que pensara en mí; ella siempre me recibía de buen humor, algunas veces me llamaba para que pasara por ella y fuéramos a algún sitio, cambiar la rutina, me decía, en otras ocasiones le daba una sorpresa inesperada, apareciendo en un horario diferente, después de todo y a petición de ella, aun no tomaba un empleo, eso me hacía sentir como si ya estuviera casada o fuera la querida, un concepto que se asemejaba más a lo que vivía, teniendo en cuenta la realidad de las condiciones en las que estábamos. Pero aquel día, llegue minutos antes del horario de comida, quería que comiéramos juntas, solo que al llegar a su oficina ella ya se había ido, ¿habría salido a comer con él? Estaba cerrando la puerta cuando precisamente escuche la voz de ese rufián, hablaba con otro sujeto, desconocido para mí, sobre Shizuru.

 

-es bellísima, pero en nuestro matrimonio no hay nada físico -respondió él.

- ¿nada de nada? -preguntaba insistente su acompañante - ¿ni un beso en la mejilla?

-no tengo ese tipo de interés en ella -respondió, y yo me pregunte si tal vez sea gay.

- ¿entonces, para que te casaste si no tienes ningún tipo de relación con ella? -pregunto el sujeto y era una pregunta de la que yo también deseaba saber la respuesta.

-quiero un hijo de ella, no me importa si no quiere contacto físico, la voy a convencer tarde o temprano, existe la fecundación in vitro y hay métodos muy revolucionarios en Ucrania, se llama transferencia nuclear… ella me dará al hijo perfecto.

 

Maldita sea, lo sabía. Quizás por primera vez en mucho tiempo yo tenía razón, y por desgracia, no me hacía sentir bien. Antes de que alguien se diera cuenta de mi espionaje improvisado, me alejé de la puerta y salí del edificio. Camine unas cuantas calles rápidamente, con prisa, como si huyera de alguien que me hubiera visto fisgonear. Finalmente, encontré una cafetería con poca gente y un ambiente bastante tranquilo; me senté en la ventana y recordé las palabras de ese enano. Tamborilee los dedos en la mesa, manifestando mi angustia y molestia, la mesera se presentó apurada y disculpándose, quizás creyendo que me moleste por esperar, cuando era todo lo contrario, necesitaba espacio para pensar.

 

Ordene un frappé de café con mucha crema batida y chispitas de chocolate. Una vez que se fue la mesera pude hundirme en mis pensamientos con tranquilidad. Obviamente no voy a permitir que Shizuru tenga un hijo de ese pequeño insolente. Repace los dedos sobre la mesa, tratando de pensar en qué hacer. El sujeto es listo, la ha ido envolviendo, la ha ido manipulando y seguramente continuara así por el suficiente tiempo como para que este seguro de que ella aceptara, podrían ser años, no parece tener prisa, entonces un día lo sugerirá, los años habrán pasado y ella pensara ¿Por qué no?

 

Arrugue una servilleta en mi mano por la molestia, entonces apareció la mesera con mi pedido. Comí con relativa calma la crema de mi frappé, destrozando las chispas con mis dientes. Voy a hacer que ella le pida el divorcio, porque si no hago que ella lo deje primero, a mí me va a dejar primero que a él. Quizá ahora la mejor opción para ello es, entrar desnuda a su cuarto y aventurarme a lo que suceda. Rápidamente sentí llegarme los colores al rostro. No Natsuki, has a un lado la vergüenza, es necesario. De esta manera Shizuru no dudara al ver mi verdadero compromiso con nuestra relación. Definitivamente, es la mejor opción. Volví a sonrojarme, y para animarme me di unas palmaditas en el rostro. No tengo porque sentir vergüenza, la sexualidad es algo natural en la especie humana, solo, ve a ello.

 

Pero darme ánimos fue mucho más sencillo que hacerlo. Aquel día, por la tarde, cuando Shizuru llego al departamento sentí el corazón latirme abruptamente con una descarga de adrenalina. Me dije que debía hacerlo, no debía pasar de esa noche, ya había pospuesto este tema por demasiado tiempo, solo divagando por no afrontar algo que no sabía o más bien, no quería admitir que no sabía. Pero tome aire muy hondamente y me asome por la puerta, ella estaba tomando una ducha, tal vez tardaría un poco si es que se quedaba en la bañera. Estuve un largo rato fisgoneando la puerta del baño, casi pego el oído a la puerta cuando repentinamente se abrió y me la tope de frente.

 

- ¿necesitas entrar? No quería tardar tanto, lo siento -me dijo ella con las cejas alzadas, yo negué apresuradamente. Después de eso dejo la habitación y fue a la suya. Cerro la puerta y yo me quedé en el pasillo, estando ahí mi cerebro ya se había secado, no sabía cómo o que hacer, comencé a pasearme desesperadamente y luego ella abrió - ¿pasa algo? -ahí tuve mi oportunidad para decirle algo, pero en lugar de eso sentí que enrojecí y me quede en shock -ven aquí -estiro la mano para que me acercara y la tomara, exhale un poco frustrada y finalmente le di alcance, tome su mano y la acompañe al interior de su habitación.

 

Nos sentamos en la orilla de su cama, me paso un brazo por los hombros, me estrecho con su cuerpo, me dio un abrazo cálido y envolvente, deslizo sus dedos por mi cabello y yo pude al fin relajarme, tenía el cuerpo tan tenso como lo estaría un puercoespín. Los minutos pasaron y continuábamos en silencio, con solo sus manos tocándome el cabello, con mi cuerpo recibiendo su calor, con mi nariz clavada en uno de sus hombros, percibiendo la suave fragancia proveniente de su recién aseado cuerpo. Mi corazón dejo de estar agitado, me separe de ella, la mire a los ojos, quería decirle con la mirada lo que quería hacer y aunque sabía que realmente ella no me entendería, aun así, solo la mire insistentemente, si ella me entendió, no dijo nada. ¿Sería posible que ella ya no me deseara de esa forma?

 

En aquellos cortos segundos en los que alcancé esa revelación me sentí caer en un vacío, en el más grande que había caído, sin negar los demás vacíos en los que he caído. Era algo fatal para mí, si Shizuru no me deseaba de esa forma, podría terminar hartándose de mí y abandonarme, volvería a estar sola, volvería a ser una desgraciada. No. No podía ser así, sé que no es así. Tome suavemente su mentón, deslice un dedo por la suave línea de su mandíbula y pronto me aproxime a ella, a tomar sus labios. No lo esperaba, pero devolvió la caricia. Sentí como su boca respondió a la mía, como pronto noté su sabor en mi lengua, la calidez, el tenue y cada vez más demandante roce de nuestros labios.

 

Cerré los ojos y me abandone a la caricia, me pegue más a ella, con cierta inseguridad y torpeza lleve una de mis manos a un costado suyo, sentí su cuerpo bajo mi mano, deslice los dedos por su ropa hasta llegar a su piel, quería tocar sus senos, quería saber que se sentía tocar algo conocido, pero en otra persona y acabar así la curiosidad que sentía, pero no llegaría a tocar más porque ella me detuvo, con paciencia retiro la mano que había metido bajo de su ropa y termino el beso de forma suave y calmada.

 

-así está bien Natsuki -me dijo, aun sosteniendo mi mano -no tienes que forzarte a más -yo me quede sin palabras, no sabía que responder a eso, porque si bien había tomado la decisión de tener relaciones sexuales con ella, ciertamente, era una decisión forzada por la situación.

-pero Shizuru… -intente objetar y ella negó suavemente con la cabeza.

-agradezco tus sentimientos Natsuki, sé que me amas tanto como para intentar esto, para complacerme, pero no tienes que hacerlo -entonces me quede con una sensación bastante extraña, algo así como de estupidez, me había estado haciendo un montón de líos en mi cabeza para arrojarme al mundo del sexo y finalmente ella me decía que no, que no era necesario, de manera que volvió a mi ese pensamiento de:

- ¿no me deseas, Shizuru? ¿no te parezco atractiva? -ella sonrió y con una calma propia de Buda me respondió.

-Natsuki, eres la mujer más guapa que he visto, mira tus ojos, son hermosos, tu cabello es bellísimo, tu piel, tu figura es espectacular -poco a poco me sentí hinchar de orgullo -pero sé que esto no es lo que tú quieres, tengo ojos Natsuki, me doy cuenta -enseguida fruncí las cejas, sin entender -claro que me gustas, claro que quiero esto, pero sería muy egoísta de mi parte tomar algo con lo que sé que te estas forzando -quería negar, decirle que no era así, que no me sentía forzada, quería hacerlo, pero no podía hablar, solo escucharla -no dudo de tu amor por mí, sé que es puro, es verdadero, me amas y yo también te amo, pero… tu amor por mí no incluye este aspecto, podría decirse que es diferente, Natsuki, y precisamente porque te amo, no puedo permitir que hagas algo con lo que claramente, sé que no estas cómoda.

- ¿es eso o me vas a cambiar por él? -le dije casi sin pensar, dejando salir un poco de mis pensamientos en esa desesperada pregunta.

-Natsuki… no es así -entonces me aproximo a ella, me volvió a abrazar -te amo, siempre voy a estar contigo y quiero que siempre estés conmigo, Homura es solo un compañero de trabajo, un colega.

-pero están casados… -le dije insistente.

-es solo un papel Natsuki, estoy aquí, contigo, porque a ti es a quien amo, sin importar la naturaleza de nuestra relación, mi amor por ti no está condicionado, siempre te voy a amar.

-Shizuru… -repentinamente me sentí muy emocional, sentí un nudo en la garganta y como las lágrimas brotarían de mis ojos -yo… -parpadee varias veces y trague saliva, me aclare la garganta, estaba en un brote de sensibilidad y quería ahuyentar las ganas de llorar -yo también te amo, sin importar que o quien, me voy a quedar contigo por siempre -le dije con la voz más firme que pude expresar.

 

Mi plan quedo completamente frustrado, pero había encontrado que Shizuru poseía sentimientos aún más sinceros de los que ya sabía que sentía por mí. Me sentí sumamente conmovida y por supuesto, comprometida a hacer algo. Tenía que hacer algo por esta situación; aun no sabía cómo y qué, pero lo haría. Después de aquella noche comencé a pensar seriamente en que es lo que podría hacer y cómo. Obviamente Shizuru necesitaba de aquel mequetrefe por la empresa de su padre y ahora, la empresa en la que trabajaba. Seguramente el divorcio aun no era un aspecto a considerar en su situación, pero… ¿Qué tal si el sujeto desaparece? ¿Qué tal si misteriosamente muere? Bien, bien, eso último es muy extremo, pero ¿Qué más podía hacer? Que Shizuru se quede viuda es la mejor opción en su situación, en teoría seguiría estando casada y no podrían quitarle las acciones…

 

La única forma de saber si la opción de “desaparecer” al sujeto era viable es revisando el contrato matrimonial, pero que yo supiera, en el departamento no había una copia del contrato, quizás Shizuru tuviera una en su oficina. En todo caso no sería fácil de saber. Solo podría lograrlo si alguien me ayudaba… de esa forma comenzó otro quebradero de cabeza ¿a quién rayos le pediría ayuda? Ya ni siquiera hablaba con Tokiha, esa relación de compañeras había terminado al finalizar la universidad, ahora solo quedaba… Suzushiro.

 

Me pasee los días siguientes pensando los pros y los contras de pedirle ayuda, en cómo le explicaría las cosas, mis planes, los motivos, pero al final, decidí que solo le diría que quería saber cómo estaba hecho ese contrato, sería solo por “curiosidad” y no le diría ninguno de mis planes futuros ni porque quería leer ese contrato. Quizás no me creyera, quizás sospecharía algo, quizás, pero no dijo nada y no pregunto más, ya que cuando le pregunte ella me contesto: “yo también quiero saber que dice, Fujino no dijo nada del dichoso contrato”, de esa manera conseguí que me ayudara.

 

Gracias a que Suzushiro tenía curiosidad “igual” que yo, nos pusimos a trazar un plan cuanto antes, nos vimos al día siguiente en un parque. Estuvimos discutiendo nuestro proceder bastante tiempo. Esa mujer podía ser verdaderamente desesperante, no llegábamos a ponernos de acuerdo, varias veces alguna de las dos termino alzando la voz, pero regresando a sentarnos para seguir con el plan, finalmente, pude convencer a la rubia de que el mejor plan era que yo llegara por Shizuru y ella entrara a la oficina poco después. Era una operación complicada porque nos faltaba mucha información, más que nada los movimientos de Shizuru, la gente que habría en la oficina y los factores sorpresa como el resto de empleados, pero, aun así, nos aventamos con imprudencia y funciono, milagrosamente.

 

Fui por Shizuru poco antes de su salida a comer, me la lleve de la empresa, Suzushiro entro casi al mismo tiempo y fue a la oficina a buscarla “sin saber” que ya no estaba ahí, aprovechando ese tiempo entro a la oficina y busco lo más calmada y silenciosamente posible. No imagino lo difícil que habrá sido estar buscando el contrato, ¿Qué tal si alguien entraba y la encontraba revolviendo papeles? Tuvo suerte y eso no paso, el aspecto negativo es que no encontró nada, a pesar de que busco con calma y minuciosidad, dejando cada cosa como la había encontrado. Cuando nos reunimos en la tarde, en el mismo parque de la vez pasada, luego de la comida con Shizuru, le cuestione con desesperación que había pasado.

 

-no encontré nada -me dijo entre molesta y frustrada -revise cada maldito lugar, pase como una hora ahí -dijo con los brazos cruzados - ¡Y no encontré el contrato! -yo suspire y me senté cansadamente en la banca.

-no puede ser… -exprese con cierto desánimo e incredulidad - ¿será posible que ella no tenga una copia?

-bueno, no se puede negar una posibilidad… quizás solo tiene una copia su padre -Suzushiro estaba igual o más molesta que yo, seguía con los brazos cruzados y movía una pierna insistentemente -al demonio Kuga -de pronto se pudo de pie, con las cejas más que fruncidas -le voy a preguntar a Fujino que dice el maldito contrato -yo sentí la alarma encenderse en mi interior.

-no lo hagas, no quiero que se enoje -o que sospeche de mis intenciones.

-no te mencionare, no te preocupes, pero no puedo seguir sabiendo que mi estúpida amiga está haciendo idioteces.

 

No le dije más, porque me daba cuenta de que no podría detenerla, es como un huracán… con un flequillo rubio ridículo; sin embargo, mi preocupación era que Suzushiro le preguntara sobre el contrato, pero no le preguntara lo que yo deseaba saber y tampoco podía decirle a Suzushiro que es lo que yo quería saber exactamente porque será ponerla sobre aviso de mis intenciones, y nadie, absolutamente nadie, podía saber que yo quería deshacerme de aquel monigote. No me quedo más que esperar.

 

Algunos cuantos días después, recibí un mensaje de Shizuru diciéndome que saldría a cenar con Suzushiro e inmediatamente supe que sería cuando Suzushiro le preguntara por el contrato. Me pase bastante rato en incertidumbre, tentada de ver la programación para mitigar mi ansiedad, llegue a considerar fumar uno o dos cigarrillos, pero lo evite, no quería que por alguna razón eso pudiera ser sospechoso para Shizuru. Unas horas después, cuando ella llego, trate de preguntarle lo más casual y desinteresadamente como le fue con Suzushiro, exhalo largo y pesado.

 

-toda esta cena era para preguntarme del contrato matrimonial -pretendí que no me interesaba, pero pare bien las orejas -que si con el contrato me estaba obligando a tener hijos o si estaba relacionado con dinero.

-oh ya veo -le conteste muy casual, con la intención de que continuara soltando información.

-en fin, fue muy pesada… -para mi desgracia se quedó mirando la pantalla -voy a bañarme, estoy muy cansada.

 

No dijo ni una palabra más y yo estaba que me subía por las paredes por la exasperación y frustración que estaba sintiendo. Maldito contrato de mierda, nada más que no podía llegar a saber que rayos decía. No me quedo de otra más que verme con Suzushiro y escuchar la larga platica con Shizuru, expuesta por ella.

 

-era cierto eso de las acciones, o al menos es lo que me dijo, ahora en teoría entre ella y su padre tienen el %80 del dominio de la empresa, pero eso no es todo, no -bueno, hasta ahí, esa información ya la sabia -le pregunte si había mencionado tener hijos, y dice que en el contrato no están obligados a tenerlos, pero tampoco habrá una penalización por tenerlos ¿a qué te suena eso?

-a que es una posibilidad, Suzushiro… -bien, esa parte también ya la sabia.

-exacto, seguro en una de esas se lo va a pedir -yo suspire con cansancio, nada de información nueva -lo único bueno es que si el sujeto se muere le dejara las acciones, bueno, lo mismo con ambos, pero no incluye nada más, a menos de que tenga un hijo de ese sujeto, si queda viuda no le deja nada ese tacaño -eso si era buena información.

 

Casi sonrío de la alegría y satisfacción que sentí al saber esa parte del contrato, casi, pero pude contenerme, en su lugar me mantuve con un rostro serio y las cejas fruncidas, con una severidad y seriedad que no sentía, pero solo aparente. Después de aquello, Suzushiro se la paso parloteando y quejándose de la situación en la que estaba su amiga, pero “llegamos” a la conclusión de que no podíamos hacer nada por cambiar las cosas. Pero si bien no podíamos hacer nada legal para arreglar las cosas, yo estaba dispuesta a hacer algo ilegal, sin decirle a Suzushiro absolutamente nada, solo debía pensar que y como.

 

Regrese tarde aquel día, pero, aunque llegue tarde, no llegue más tarde que Shizuru. Me sentí automáticamente molesta. “Ese idiota” pensé. Seguramente era culpa de él. Me senté en el balcón en silencio y comencé a pensar que hacer, algo me faltaba, no venía a mi nada de imaginación. Fui al minisúper a comprar cigarrillos y de regreso volví a sentarme en el balcón, esta vez con un cigarrillo en los dedos. Entonces me dije, tengo que seguirlo, debo saber dónde vive. Pero para eso necesitaría muchas cosas, necesitaba un vehículo.

 

Tiré la ceniza y sonreí. Tenía el dinero del seguro así que fui a comprar una motocicleta nueva al día siguiente. Sabía exactamente que quería, discreción y cero notoriedad, silenciosa pero potente, de hecho no parecía una motocicleta que se acercara a mi estilo habitual, ni siquiera parecía especialmente veloz, lucía un poco pesada pero era por la potencia del motor, incluso pague por un silenciador y un casco negro mate. Con esto ya listo, comencé el día siguiente a espiarlo, pero inmediatamente me di cuenta de que llevaba un guardaespaldas a cada minuto de su día, siempre inspeccionando el área, siempre viendo a su alrededor, si lo hubiera seguido se habrían dado cuenta al instante de que lo estaba siguiendo.

 

No puede ser, me dije, no puedo con eso, no soy un agente de policía, ni militar, no sé ni usar una pistola o un bastón, ¿Cómo me puedo deshacer ese sujeto así? ¡qué inútil! Ahora el gasto en la motocicleta había sido absurdo. Después del descubrimiento, decepcionada fui a beber un frappé en la cafetería ya antes visitada, era día de lolis o sirvientas y no pude sentirme más incómoda. Pero principalmente me sentía fastidiada.

 

Sin embargo, el tiempo me daría las herramientas suficientes. Tuve que rendirme con la idea de seguirlo, tuve que rendirme con la idea de hacer algo en contra de ese sujeto por al menos un par de meses, hasta que una tarde, el día de mi cumpleaños salimos a cenar. Pase por ella a la empresa y nos fuimos antes de la hora en que salía, me llevo a un bonito restaurante, la pasamos muy agradablemente, todo estaba perfecto, casi hasta había desechado mis planes frustrados en lo profundo de mi mente, pero al llegar al auto con la intención de ir de regreso al departamento, le llego un mensaje.

 

-necesito darle unos papeles a Homura, ¿no te molesta si pasamos de regreso? -instantáneamente me encogí de hombros y respondí solo con la cabeza, luego reaccioné ¡era mi oportunidad! Tuve que prestar mucha atención a dónde íbamos, por supuesto que fuimos a uno de los barrios más costosos de la ciudad, con propiedades muy grandes, extravagantes y costosas. Al llegar al portón había un sujeto resguardando la entrada, y luego, uno más en la puerta de la residencia. Shizuru bajo con papeles en mano y yo saqué rápidamente el celular para guardar la ubicación, casi no me daba tiempo, pero pude lograrlo, después de todo ella solo le dio unos papeles al sujeto de la entrada, intercambio unas cuantas palabras y se regresó al auto.

 

Capítulo 7.

 

Más tarde, cuando regresamos, volví a sentarme en el balcón. Demasiado difícil me dije, hay un sujeto en el portón y otro en la puerta y quien sabe cuántos dentro ¿Cómo evadiría a esos hombres? O ¿Cómo podría librarme de ellos? Las cosas se complicaban cada vez más y más, no es como si fuera una mujer especialmente habilidosa, es más, todo lo contrario, tengo buen cuerpo por una suerte genética, pero no más. Quizás de verdad no podría hacer algo, quizás esto fuera una causa perdida.

 

¿Y si le mando una bomba? Un momento, un momento Natsuki, no sabes hacer una maldita bomba …pero puedo aprender… ¿no? hay mucha información en internet… no, es posible, realmente posible, tendría que hacer prácticas y eso llamaría mucho la atención… entonces veneno… pero el veneno implica acercarse demasiado, entonces ¿Cómo?

 

Apague el cigarrillo antes de acabarlo, frustrada. Quizá mi única oportunidad de poder hacer algo es si estoy dentro de la empresa… recordé entonces lo que dijera hace meses el padre de Shizuru, que podían darme trabajo en cualquier momento, tomaría esa opción y de esa forma podría acceder a él, podría saber más y actuar más cerca.

 

Cuando llego Shizuru aquella noche, se lo pedí, le dije que estaba harta de estar sola en el departamento, de ser una mantenida y quería trabajar, muy directamente le pregunte si en la empresa no habría algún puesto libre. Ella se mostró confusa al principio, pero después su actitud cambio, siendo una de comprensión. Al día siguiente, muy animada me dijo que me había encontrado algo, yo sería su asistente. Mierda, solté en mi mente, pero sonreí feliz. Estaría cerca de ese despreciable sujeto, pero demasiado cerca y comprometida con Shizuru que no sabría si tendría alguna oportunidad de hacer algo. Sin embargo, debía intentarlo.

 

Comencé al día siguiente. Como era un puesto creado por puro gusto y antojo de Shizuru, por supuesto que no había un lugar designado para mí, así que en el transcurso de la mañana fueron trayendo otros empleados cosas necesarias para mí; un escritorio, una silla y varios artículos de oficina que fueron acomodados dentro de la espaciosa oficina de Shizuru, cerca de la puerta. En el transcurso de aquel primer día, prácticamente no hice nada y en los siguientes días poco a poco Shizuru comenzó a encargarme tareas sencillas que requerían muy poco tiempo y esfuerzo, comencé a preguntarme si debería llevar mi laptop para al menos pretender hacer algo en la computadora y no estar sentada picándome los ojos de aburrimiento. Ciertamente no era este el trabajo para el que me había preparado estudiando, pero no era por gusto, más bien por capricho y necesidad en pos de mi objetivo. Debía mantener mi determinación.

 

Poco a poco fui acostumbrándome a la rutina, llegar, sentarme, abrir la computadora, mirar tonterías en redes sociales, colocarme los audífonos y mirar videos, series o simplemente escuchar música, incluso llegué a mirar mangas y novelas, el resto del tiempo solo me daba documentos que entregar, ordenar y archivar, un trabajo aburrido y bastante fastidioso, me animaba cuando me preguntaba si podía traerle alguna chuchería de la cafetería. Me levantaba animada de estirar las piernas e ir a algún lugar. Casi todos los días eran así, sin muchos cambios y estaba bien. Los días odiosos eran cuando aquella rata albina entraba a la oficina y hablaba con ella. Ojalá me pidieran un café o algo, entonces le podría un laxante…

 

Un momento. Alce una ceja, eso no estaría nada mal. Podría poner algo en su bebida, pero definitivamente no podía ser algo tan evidente, o al menos algo que me señalara de una forma tan inmediata. Comencé a tamborilear los dedos sobre el escritorio mientras apoyaba mi mejilla sobre mi otra mano ¿Qué podía ser? No tengo conocimientos médicos, ni químicos, farmacológicos o semejantes… exhale un suspiro muy tenue. Entonces mire la computadora… no lo sé yo, pero tengo internet y ahí seguro hay respuestas. Abrí la laptop impaciente, rápidamente abrí una página en internet y solo antes de teclear me detuve ¿y si alguien puede ver mis búsquedas? Después de todo estaba usando la red de la empresa ¿sería suficiente con abrir una página privada? ¿o quizás debería esperar a estar en el departamento? Volví a cerrar la computadora.

 

Me estaba volviendo paranoica, quizás estaba pensando demasiado, pero por si acaso espere hasta llegar de la oficina, solo entonces me encerré en mi habitación y busque en una página privada. En internet encontré muchas sustancias nocivas para el humano, acetona, metanol, arsénico, clorobenceno, estricnina, ricina, cadmio, anilina, estireno, plomo, cinabrio, mercurio, americio, cianuro, batracotoxina, uranio, amoníaco, polonio, cloroetano, tolueno, aluminio, clorofenol, monóxido de carbono, cinc, tetrodotoxina, cloruro de bario, acroleína, alquitrán, entre muchos otros más. De entre ellos el polonio era una preciosidad, pero prácticamente imposible de conseguir; la mayoría de todas de esas cosas no sabía dónde rayos se conseguían ni que hacían específicamente, pero había tres que podrían no ser difíciles de conseguir, la acetona, el mercurio y el arsénico.

 

Si bien el arsénico se podía comprar fácilmente, los síntomas lo llevarían rápido al médico y podría salvarse, a menos que le empujara un galón de arsénico por el hocico, algo imposible, y lo mismo pasaba con la acetona. Pero, con el mercurio la intoxicación era diferente. Estuve un largo tiempo buscando sobre el mercurio, leí varias cosas encontrando que hay varios tipos y no todos los tipos de mercurio llevaban a una muerte inmediata. En cuanto vi que el mercurio era una opción, inmediatamente pensé en comprar un termómetro y fin, pero ¿y si no era ese el tipo de mercurio adecuado? Tuve que leer casos y me encontré con la desagradable información de que en algunas ocasiones intoxicaban a la persona, pero podía vivir por un largo periodo, si, con muchos malestares y trastornos, pero vivos al fin. Fue un poco exasperante leer sobre el mercurio, sobre todo porque había muchos compuestos.

 

Finalmente, encontré un caso de hace mucho tiempo, una mujer derramo un poco de dimetilmercurio en su guante de látex y cinco meses después tuvo los síntomas de intoxicación y en meses posteriores, a pesar de recibir tratamiento murió. Y… la pregunta que quería saber era: ¿El dimetilmercurio se encuentra en los termómetros? Pues aparentemente, no. Frustrada seguí leyendo y leyendo hasta que pude saber que el mercurio de los termómetros es “mercurio elemental” y no servía, ya que se desprende o sale del estómago o intestinos sin ser absorbido. Maldita sea. Pero, el mercurio inorgánico si era diferente si se ingería y podía encontrarse en pilas, y ¿en qué tipo de pilas? Pilas alcalinas. Sonreí de forma siniestra y casi diabólica. Cuando Shizuru me llamo a cenar, me levante con un renovado humor.

 

Ya me había visto a mí misma comprando termómetros en alguna farmacia o en un lugar de esos donde venden productos de laboratorio, pero iba a ser más estúpidamente fácil que eso, ¡vendían pilas en el minisúper de la otra calle! Es absurdo como hay tantas cosas toxicas y absurdamente letales a nuestro alrededor. El mercurio es solo una de ellas.

 

En los días siguientes, bajo la excusa de comprar chucherías, fui comprando pilas, guantes laminados de alta resistencia, una máscara antigás, algunas herramientas para abrirlas y pequeños contenedores para el mercurio. Obviamente no le dije nada a Shizuru e hice mis experimentos de la forma más silenciosa posible. Fue difícil abrir las estúpidas pilas, pero finalmente pude abrirlas, recoger la minúscula pasta con el mercurio e ir acumulando esa porquería, con apenas un paquete no me salió ni una octava parte del estúpido contenedor. Tuve que comprar más pilas hasta que pude llenar el minúsculo contenedor, me lleve un par de semanas. No sabía con exactitud cuánto mercurio tenía en mis manos, pero se lo iría dando poco a poco. *

 

Al día siguiente lleve mi pequeño contenedor y espere la oportunidad perfecta. Pero no hubo tal oportunidad. Al final del día estaba masticando maldiciones. ¿Por qué cuando necesito que esa rata albina venga, no lo hace? Que frustrante. Sin embargo, al día siguiente volví a llevar mi contenedor. Y al siguiente. Y al siguiente. Hasta que por fin en una tarde ese soquete toco la puerta y entro sin esperar respuesta. Al instante me molesté, pero me dije, no te enojes, hoy puede ser la oportunidad. Me levante aparentando calma y desinterés, entonces le pregunte a Shizuru si deseaba algo de la cafetería.

 

-un té, si eres tan amable -me dijo con una brillante sonrisa.

-para mí café, negro -intuí que su pedido era para fastidiarme, pero ahora quien sonreía por dentro era yo.

 

Los dejé a solas y fui por los pedidos, cuando tuve la orden en mis manos, en un pacillo, saqué el minúsculo frasquito y quise poner una mínima porción, pero el contenido estaba empastado y no salía. Maldita porquería. Con una mano intente sacar esa porquería y simplemente no salía. Regrese a la oficina con un aura negra de pesimismo que se combinaba perfectamente con furia y fastidio. Tendré que diluirlo. Por la noche saqué la pasta y le puse a penas unos mililitros. No fue suficiente para que fuera fácil de poner. Tuve que agregar más y más mililitros hasta que termino siendo más liquida. A partir de entonces me lleve la mezcla en una jeringa en un bolcillo de mi pantalón o en una chaqueta, lo que fuera para ese día.

 

Pero como mi suerte no podía ser tan buena, esa asquerosa rata no volvió. Al final del día, cuando regrese al departamento, suspire de resignación y cansancio mientras me desnudaba. Si bien estaba cansada, eso no significaba que iba a abandonar mi plan. Mantendría a salvo a Shizuru de aquella asquerosa rata. Lleve todos los días mi jeringa por casi dos semanas, ni un día la olvide, hasta que por fin un jueves entro y se sentó cómodamente frente a Shizuru. Me levante y le pregunte si quería algo, ella me respondió que me agradaría un té helado y aquella sabandija un café negro. Sonreí maléficamente por dentro. Caminé con ansias hasta la cafetería, casi quería correr, pero me mantuve en calma; al llegar pedí el té y el café. De regreso camine con mucha paciencia y mire a todas partes, me asegure de que no hubiera nadie cuando saque la jeringa, entonces me pregunte ¿Cuánto le pongo? ¿Cuánto sería suficiente para que no se alterara demasiado el sabor? Mire desesperadamente las marcas de los mililitros en el plástico de la jeringa, maldita sea, que importa, presione el embolo hasta el fondo y deje que los cinco mililitros cayeran en el café. Si tenía suerte no lo notaria por el sabor tan fuerte del café negro, pero si tenía aún más suerte, se morirá.

 

Regrese a la oficina con cierta prisa y nerviosismo. Me acerque donde estaban los dos, repitiéndome mentalmente que no cometiera ningún error, mira bien el piso, mira bien dónde vas a poner las bebidas, respira tranquilamente, que no te vean nerviosa, con calma pero segura. Afortunadamente les entregue sus pedidos sin ninguna dificultad. Shizuru me agradeció y el soquete no hizo ni la seña por mirarme. Rata maleducada, pensé al momento, por eso te vas a morir. Regrese a mi lugar y de cuando en cuando volteaba a verlos. Ese sujeto estaba mezclando el café con lentitud, poniendo azúcar y mezclando mientras no paraba de hablar. ¡Trágalo ya, maldita sea! Demoro unos cuantos minutos igual hasta que por fin, hablo Shizuru y él aprovecho para beber el café. Hizo algún gesto, lo vi regresar a ver la bebida y busco si había más azúcar, quizás si le había sabido diferente, pero no por ello no se lo termino.

 

Cuando vi que termino todo el café, casi me florece una sonrisa en el rostro, luche contra mi propio cuerpo para no sonreír y terminar carcajeando de gozo, en lugar de eso hice una mueca rara y me hundí en la computadora, pretendí distraerme de esa forma, pero no olvide el suceso por el resto del día. ¿En cuánto tiempo debería hacer efecto? ¿una semana? ¿dos? ¿un mes? Había leído que la intoxicación de mercurio no se detectaba hasta que era demasiado tarde, pero también dependía del tipo de mercurio, y en este caso en específico, no decía cuanto tiempo.

 

Como quiera que fuera, al día siguiente, no me fui a trabajar sin llevarme otra jeringa llena de la solución. Dos días después tuve la suerte de que ese sujeto volvió a entrar a sentarse y no se veía mal en absoluto. ¿Sería posible que estaba demasiado diluido? Para aumentar mi fastidio me dijo que trajera café, sin siquiera verme. Me tembló el parpado de la molestia que sentí, Shizuru se dio cuenta y se levantó para decirme que no era necesario. Salí agitando la mano, restándole importancia, pero siéndome imposible aflojar el ceño. No me quedaba de otra más que hacer lo mismo de la vez pasada; no podía ponerle más porque la jeringa solo traía cinco mililitros, ojalá hubiera traído una más.

 

Bien, me dije ya por la noche en el departamento. Solo había dos opciones, o funcionaba, pero era una medida muy pequeña de mercurio, o no funcionaba. No tenía otra opción más que esperar a ver si en un mes sucedía algo. Mientras tanto, cada que tuviera oportunidad le vaciaría los cinco mililitros en cualquier bebida, iba a pagar todas sus groserías conmigo.

 

Con esos pensamientos me sentí mejor y me fui a bañar. Al salir, Shizuru me llamo a la sala y ahí, en la mesa de centro, había una pizza. Mis ojos se abrieron grandes. Seguro quería hacerme sentir bien por la grosería del enano. Cenamos muy amenamente, miramos la programación hasta tarde y nos fuimos a dormir. Por la mañana volvimos a la rutina, desayunamos, nos vestimos y fuimos a la oficina. Jamás esperamos algo fuera de lugar, pero cuando Shizuru recibió una llamada, supe por el rostro de ella que algo había pasado. Mientras intercambia algunas palabras con su interlocutor comencé a inquietarme ¿Qué seria? ¿sería alguna noticia del enano? La incertidumbre me corroía, hasta que Shizuru colgó, entonces se levantó.

 

-debo ir al hospital -me dijo con una expresión de gravedad -Homura ha tenido vómitos con sangre.

 

Sentí la adrenalina esparcirse por mi pecho como si me hubieran derramado agua, pronto mis latidos se sintieron fuertes. Había funcionado. Reprimí cualquier atisbo de sonrisa y me levanté momentos después, tomando mi chaqueta.

 

-iré contigo -entonces, ella arqueo las cejas, sorprendida.

-no tienes que presionarte a acompañarme -no supe si me lo decía por cortesía, pero insistí y accedio -bueno, de todos modos, si me voy estarás sola y sin nada que hacer.

 

Ella también tomo algunas cosas y juntas bajamos por el ascensor. Se notaba preocupada, sin duda. Me hubiera gustado que no mostrara tanta preocupación, después de todo, aunque es su marido no tiene sentimientos amorosos por él, ni siquiera es su amigo ¿tanto le importaba como accionista y colega? Arrugue la boca y despeje esos pensamientos. Como quiera que sea, él se va a morir y toda la pesadilla habrá terminado.

 

Llegamos casi treinta minutos después, había algo de tráfico, pero finalmente llegamos. El hospital era bastante exclusivo, cuando llegamos y Shizuru pregunto por el enano enseguida nos encaminaron a la habitación donde estaba. Si bien no entre y me quedé en el pasillo, pude escuchar la situación del sujeto ya que el medico estaba dentro y hablaba lo suficientemente alto. Para mi desgracia, habían identificado que era intoxicación por mercurio, así que ya le habían aplicado queladores y dado medicamentos para los síntomas, su vida estaba en riesgo, pero tenía buenas oportunidades de sobrevivir.

 

Casi maldigo en voz alta en ese momento. No iba a dejar pasar esta oportunidad, algo debía hacer. Comencé a mirar a los alrededores, si las condiciones se prestan algo podría hacer, ya se me ocurriría que cosa. Me alejé de la habitación y comencé a curiosear por los pasillos, tal vez pudiera regresar más tarde y aplicarle más de la solución. Había algunas puertas grandes que eran notoriamente para el personal. Con discreción mire dentro de ellas, algunas daban a mas pasillos, otras a salas con instrumental especifico y una me llevo al almacén de la farmacia. Abrí grandes mis ojos ¿y no había nadie ahí? Algo debía haber ahí dentro que me sirviera, pero ¿qué?

 

Me estaba preguntando que tomar que me fuera útil, pero no tenía conocimiento alguno sobre medicamentos, entonces escuche unas voces aproximarse. Entre por completo al almacén y me fui hasta el fondo de la habitación, lo más lejos que pude e incluso me agaché, comencé a pensar que decir si es que me encontraban. No se me ocurría nada y oí como entro alguien al almacén.

 

- ¿Qué dijo que quería Sagisawa-sensei? -dijo una mujer, joven por lo que apreciaba de su voz.

-ketamina, hay que sedar al señor de la habitación 812 -la mujer busco un poco y luego se marchó con su acompañante, seguro eran enfermeras.

 

Ketamina ¿eh? Eso podía funcionar, he escuchado que los anestesiólogos tienen mucho cuidado usando medicamentos de este tipo, una dosis errónea puede ser fatal, por eso cobran caro, teniendo esto en cuenta… podía servir. Gire a ver los estantes, más o menos calculaba de que estante habían tomado el medicamento así que fui a buscar, solo fueron un par de minutos de búsqueda frenética hasta que halle un frasco y lo guarde en mi chaqueta, luego me pare en la puerta con sigilo, no escuche algún ruido, abrí con mucho cuidado, no había nadie cerca. Me escabullí del almacén y pretendí perder el tiempo hasta regresar a donde había comenzado hasta que mi teléfono comenzó a sonar estrepitosamente, desesperada conteste, era Shizuru.

 

- ¿Dónde estás? -una vez más me latía fuerte el corazón.

-se me antojo algo y salí a buscar algo que comer -fue lo primero que se me ocurrió y no estuvo nada mal.

-oh, voy con mi padre a la cafetería, si quieres puedes venir a acompañarnos.

-claro, voy para allá -después de que termine con esa rata. Le conteste jovial y pronto colgamos.

 

Unos cuantos pasillos y corredores hasta que finalmente llegue a la habitación de antes, había algunas enfermeras en otras habitaciones, me pregunte si habría alguna ahí dentro, empuje la puerta levemente y no había nadie ahí, más que el enano dormido. Pase el seguro de la puerta y saque la jeringa que solía llevar con la solución, Homura tenía una intravenosa con una bifurcación para poder aplicar una inyección, de esa forma me deshice del líquido de mi jeringa, luego tome el frasco de ketamina y saque lo máximo que pude de medicamento. Con las manos temblorosas por los nervios, me costó volver a insertar la aguja, respire hondo y esta vez sí pude, pero no me conforme con solo eso, no sabía cuál era la dosis adecuada para ser mortal, así que aplique todo el frasco lo más rápido posible, fueron muchas veces ya que traía cincuenta mililitros. Mientras, mi aplicaba el líquido y volvía a succionarlo con la jeringa mi corazón latía muy rápido y mis oídos estaban pendientes de cualquier ruido.

 

Tuve suerte de que nadie vino e intento entrar, de modo que termine con las manos temblorosas y salí lo más rápido que pude, con pánico de que alguien me hubiera visto; camine lo más normal que pude, pero sentía que mis latidos se escuchaban por todo el pasillo, me sentí tranquila cuando atravesé los pasillos sin gente, pero pude respirar con calma cuando llegue a la cafetería, ahí me esperaba Shizuru y su padre, cada quien con un café en la mano. Me sentí transparente, sentí que se darían cuenta de lo que había hecho con solo mirarme, pero no pasó nada, debí haber fingido bien mi indiferencia a la situación porque no me dijeron nada, solo continuaron con su conversación. Me senté en silencio, sentía los latidos fuertes en mis oídos, quería irme cuanto antes, no quería estar ahí para cuando explotara la bomba, pero tampoco quería parecer sospechosa a ojos de cualquiera de ellos.

 

Me mordí la lengua y no dije ni hice nada. Media hora de tortura después, decidieron subir a verlo una vez más, para saber si se había despertado o no, quise negarme a ir, pero también la intriga me carcomía. Al final los acompañe. Al llegar al piso y aproximarnos a la habitación, vimos un cumulo de personas alrededor de la puerta, había una disputa entre el guardaespaldas de Homura y el médico, mientras diversas personas con indumentaria hospitalaria entraban y salían con instrumental, entonces Shizuru y su padre se aproximaron y yo casi me quede de piedra ahí ¿sería posible…?

 

- ¿Qué ha pasado? -pregunto el señor, acercándose al médico que discutía con el guardaespaldas.

-lamento informarle que Homura-san ha fallecido -una vez más sentí la adrenalina esparcirse por mi pecho -se está haciendo el papeleo para trasladarlo a patología y saber la causa de muerte, por favor, necesito hacerle unas preguntas.

 

Sentí unas repentinas ganas de irme de ese lugar, pero no sabía si me vería sospechosa, aunque realmente yo no tenía nada que hacer ahí, no era mi amigo y mucho menos mi esposo, solo un sujeto odioso al que conocía y por fin dejaría de robar oxígeno al mundo. Me quede estática por unos minutos, analizando las cosas hasta que Shizuru recordó que yo estaba ahí y me dijo que quizás debería irme. No le objete en absoluto y me despedí de ella. Camine con relativa calma hasta el ascensor una vez más, presione el botón y espere a que este llegara al piso donde estaba, momentos después se abrieron las puertas, entré y marque la planta baja. Mientras el ascensor descendía pisos yo sentía los latidos en la garganta y el cuerpo frio.

 

No podía creer que lo hubiera logrado. No me parecía real, sentía que era una mentira, después de todo aún no había visto el cuerpo y si no lo veía no estaba convencida, o quizás, no quería aceptar que hubiera sido tan fácil y rápido… no, no había sido rápido y mucho menos fácil, pero se sentía rápido porque después de inyectar el medicamento no había pasado demasiado tiempo, realmente parecía increíble era… era…

 

Era tan inesperado como cuando murió mi… me lleve una mano a la boca con los dedos fríos, ¿Qué había hecho? El sujeto en verdad lo merecía, pero… ¿Cómo pude? Maldición, lo merecía, el desgraciado lo merecía, iba a poner sus sucias manos en Shizuru y lo merecía ¿pero porque siento este arrepentimiento y asco en la boca del estómago? Quizás quería convencerme de que lo merecía, quizás solo me estoy justificando, poniendo de excusa las intenciones de ese sujeto para tener un motivo por el cual pueda borrar cualquier obstáculo que me aleje de Shizuru, ya que ella ha sido la llama que me ha mantenido viva, sin ella ¿Qué sería de mí? ¡Moriría! Y no puedo permitirme eso, no puedo morir, no puedo desaparecer yo también… así que ponte recta Kuga Natsuki, era él o era yo, es una situación de vida o muerte, y de elegir entre su vida y la mía, obviamente elegiría la mía.

 

Respiré profundamente y me erguí, tuve suerte de que nadie subió al elevador mientras bajaba hasta la recepción, eso me permitió recomponerme. Al salir del ascensor, me deje cualquier rastro de crisis o culpa, abandone el hospital y me fui directamente al departamento, no sin antes pasar por unos cigarrillos. Al llegar, me cambie de ropa, botando prendas por toda mi habitación, luego, con un sobresalto, llegue a la conclusión de que debía deshacerme de todas las cosas que había usado, cualquier cosa que pareciera sospechosa, así que fui por una bolsa de basura y metí en ella todas las herramientas que había comprado, después baje hasta el basurero del edificio y deseche la bolsa, pronto estuve de vuelta en el departamento, tome los cigarrillos y me senté en el balcón, meditando un poco los hechos, tratando de convencerme de que todo estaría bien, controlando mis manos que de vez en vez temblaban un poco. Ya solo quedaba esperar ver qué es lo que sucedería con la situación de Shizuru, pero con seguridad todo sería favorable, no le quitarían las acciones y viviríamos tranquilamente.

 

Ese mismo día, una hora bastante tarde por la noche, fue cuando regreso Shizuru, se veía exhausta, me saludo con una mano y entro a lavarse, al terminar fue directamente a su cuarto y no volvió a salir, no ceno, al menos no en el departamento. Me asomé por la puerta de su cuarto con curiosidad y encontré que se había quedado dormida nada más termino de vestirse. Le coloqué el cobertor y apagué la luz. Me costó bastante trabajo dormir y aun así por la mañana yo me desperté primero, ella tardo un poco más, pero la rutina no cambio mucho hasta que llegamos al desayuno.

 

-no iré a la oficina, así que no tiene caso que vayas tu tampoco -me dijo mientras mordía un pan tostado.

- ¿no iras? ¿Por qué? -lo bueno de esto es que no me estaré aburriendo en ese escritorio.

-va a venir el padre de Homura, no está feliz con esto, obviamente, seguramente será una larga reunión con los abogados.

-ya veo, es una lástima Shizuru -se lo dije con verdadero pesar, porque seguro iba a ser muy tedioso.

 

Sin embargo, aunque sufrirá y será un proceso molesto, será por poco tiempo y luego todo se calmara, después viviremos tranquilas y felices. Ella termino rápido su desayuno para ir a vestirse, se despidió de mí y salió apresurada. Día libre me dije, mientras recogía los platos y los lavaba. Pase el resto de la mañana limpiando y sacudiendo polvo, poniendo algunas cosas en su lugar, incluso me dio tiempo de ir a comprar algunas cosillas al minisúper para la comida del medio día e incluso algo para la cena. A media tarde, antes del anochecer, me pregunte si vendría a cenar o no, de manera que le llame para saber si la esperaba o no a cenar.

 

-…ki… -me constesto, con una voz tan baja que solo comprendí el final de mi nombre -sal rápido del departamento, huye, en este instante ¡ya! -me dijo casi en susurros apresurados y en mi pecho sentí un sobresalto que me hizo entrar en alarma.

 

Capítulo 8.

 

Las manos me temblaron al instante. ¿Me había descubierto? ¿ella ya lo sabía? ¿Qué sabia? ¿con quién estaba? ¿estaría con la policía? ¿algún detective? ¿la policía venia por mí? ¿Qué estaba sucediendo? ¿Cómo es que ella sabía que debía huir? ¿Qué hago? ¿Qué hago? Mire a todas partes muy rápidamente ¿Qué agarro? No, debía hacer lo que me dijo Shizuru. Tome solo mi chaqueta y mi cartera, me puse lo más rápido mis tenis, me temblaban las malditas manos y no me entraban los pies, cuando termine fui rápidamente al elevador, un momento ¿y si ya estaban en el elevador? Mire cómo iba subiendo el ascensor por los pisos y me entro la paranoia, corrí a las escaleras ya bajé corriendo lo más rápido posible, saltando de dos en dos o hasta de tres escalones.

 

Llegue a la planta baja con la respiración agitada y el corazón retumbando en mi pecho. Vi la salida del edificio y pensé inmediatamente en salir y tomar un taxi, después dije ¡no! ¡para que gastar si tengo la motocicleta! De un movimiento brusco di la vuelta a las escaleras y bajé al subterráneo a toda prisa para largarme en la moto, pero…

 

- ¡ponga las manos en la nuca y camine lentamente! -mierda, pensé al instante.

  

Giré en dirección a la voz y encontré una multitud de hombres uniformados que se acercaban cada vez más, no sabía de donde rayos habían salido, casi de la nada aparecieron. Respire profundo, mire en derredor buscando una salida, pero me rodearon rápidamente, apuntándome cada uno con un arma, no iba a poder escapar, ya estaba jodida. Lentamente me lleve las manos a la nuca y entonces la vi, ahí, parada, detrás de alguno de ellos, mire sus ojos; si bien estaba a varios metros, sentía que podía ver sus ojos con tal nitidez que casi me parecía ver como su pupila se dilataba, se contraía y expandía levemente a medida que daba unos cuantos pasos.

 

- ¡arrodíllese! ¡lentamente! ¡póngase contra el suelo! -gritaban unos y otros sin cesar, desordenadamente.

 

Me detuve y mientras me iba arrodillando “lentamente” como me habían dicho, le sostuve la mirada, inexplicablemente me embargo un sentimiento de serenidad, pero antes de mirar al piso, arqueé las cejas, sintiéndome un poco culpable. No sabía si ella lo había percibido, quizás sí, quizás no. El contacto visual se cortó ya que tuve que poner mi cara contra el suelo. Sin embargo, aun cuando llego un oficial a arrestarme y no la podía ver, sentía su mirada clavada en mí, esa mirada rubí tan intensa.

 

Seguro ella ya lo sabía todo, sabía lo que había hecho, lo sabía porque ella me advirtió de la policía. Seguramente estaba decepcionada de mí, pero a pesar de eso me ama aun, ya que me advirtió de la policía en un intento de ayudarme, protegerme o evitar que algo malo me suceda, lamentablemente para mí, no hui lo suficientemente rápido o quizás desde el principio nunca tuve oportunidad. Quizá las cosas siempre iban a ocurrir de esta manera.

 

Una vez que me pusieron las esposas, entre dos sujetos me levantaron y me pusieron de pie, volví a encontrarme con su mirada mientras me revisaban. Quise decirle tantas cosas con mis ojos, no sabía si de verdad le estaba transmitiendo lo que sentía en ese momento. Perdón, disculpas, te quiero, déjame aquí, no te involucres, se feliz. Finalmente me subieron a una camioneta de la policía, con un oficial a cada lado y otros dos frente a mí. Creo que cuatro policías solo para mí era excesivo…

 

Todo el camino a la estación de policía fue silencioso, ningún sujeto dijo una palabra, pero me querían tragar con los ojos. Debo parecerles la encarnación del mal por haber matado a alguien. Pero aunque me vieran como un monstro no podían hacerme nada, así que mire al techo con cierta indiferencia. Al llegar, me movieron de un lado a otro hasta que finalmente me dejaron en una habitación con un vidrio polarizado. Había visto suficientes películas para saber que detrás habría personas examinando cada movimiento, pero estar ya en esa situación, era algo increíble. Después de otro largo rato entro un hombre de traje ¿sería un abogado o un detective? Bah, que importaba.

 

-Kuga-san ¿correcto? -asentí en silencio -se le acusa de asesinato con alevosía… -y se quedó callado, yo espere, no dijo nada ¿esperaba que yo dijera algo? -tengo que hacerle unas preguntas, pero antes ¿quiere llamar a su abogado? -entonces suspire y mire momentáneamente la mesa donde había puesto las manos con las esposas sobresaliendo en mis muñecas. Si me tenían aquí, si habían ido por mí con tanta certeza y sin titubeo, quería decir que tenían buenas pruebas contra mí, pruebas definitivas, seguramente olvide algo o alguien me vio, de todas maneras, sería inútil resistirme.

-no creo que los policías sean unos ineptos, confió en nuestro sistema judicial, no tiene caso pedir un abogado.

-bien, ahora, ¿Dónde estaba usted el día de ayer a…

-no voy a contestar preguntas -le dije, muy concluyente -haga esto lo menos extenso.

- ¡ni siquiera sabe de qué se le acusa! -exhale cansada.

- me lo dijo al principio… -le casi con sarcasmo.

-sí, pero no sabe de quién -yo me quede callada, ni que fuera asesina serial. Finalmente alce una ceja en pregunta, más por petición suya que mía -se le acusa de asesinar a Homura Nagi el día de ayer con…

-sí, fui yo -el hombre frente a mí se quedó de piedra -es estúpido negar lo que he hecho -entonces oí un ligero golpe proveniente del cristal polarizado ¿sería Shizuru?

-bien… -dijo el hombre, exhalando, me parecía desilusionado - ¿Cuál fue el motivo por el que usted…?

-no voy a contestar preguntas -una vez más el hombre se quedó sorprendido, con la boca abierta -ya le dije que si fui yo, es suficiente.

- ¿comprende que… recibirá la pena de muerte? -me dijo el hombre, hasta cierto punto asustado. Respiré profundo por unos momentos, luego volví a exhalar.

-lo sé…

 

Debido a que no puse resistencia alguna y acepte los hechos, no me retuvieron en alguna prisión temporal, solo pase dos días retenida en la estación de policía hasta que se cumplió el día de mi juicio. Para la ocasión pude asearme y me permitieron ropa limpia. De mi lado apareció un abogado de oficio que antes del juicio intento convencerme de cambiar mi declaración, de presentar resistencia, pero me negué, solo le pedí que la ejecución fuera lo menos dolorosa posible. Por lo tanto, en el juicio los detectives exhibieron todas sus pruebas, grabaciones de las cámaras de seguridad, mis registros de compras, la declaración del forense y las cosas que tire a la basura al final. Cuando los detectives terminaron toda su chachara, mi abogado de oficio pudo al fin decir algo.

 

-mi cliente se declara culpable, acepta la pena capital y su única petición es morir de forma no dolorosa… -el juez lo pensó unos momentos.

-se tendrá en cuenta la petición, la acusada recibirá la pena capital en un plazo no mayor a seis meses, siguiente caso.

 

Solo fueron unos minutos, lo tardado fue la palabrería de los detectives, seguro esperaban resistencia, o al menos eso querían, o quisieron imaginar, le pusieron mucho esfuerzo en explicar mi proceder, seguro que esperaban que en el juicio me echara para atrás y luchara por no recibir la pena de muerte, para tristeza de sus expectativas, no cambie de opinión, gastaron su tiempo. Minutos después, cuando me regresaban de nuevo a la celda donde me habían tenido retenida, pude ver a Shizuru, ella también estaba ahí, viendo lo que sucedía, noté el dolor en su expresión y también en sus ojos estaba implícita la pregunta “¿Por qué?” pregunta que no podría contestarle. Me despedí con un parpadeo, apenas y pude notar al padre de Shizuru y al otro vejestorio padre de aquel patán, por lo que pude ver, ambos estaban complacidos. Bueno, no me importa, me salí con la mía.

 

Como resultado del juicio y la condena, me trasladaron al corredor de la muerte de la prisión más cercana. La celda no era como yo imagine que seria, el gobierno gasta bien los impuestos, las paredes limpias, suelo con tatamis, un futón bastante amplio, un lavabo y un inodoro, más de lo que había esperado. Dejé mis cambios de ropa en un rincón y me senté en el futón. Todo había pasado muy rápido. Cerré los ojos, era lo mejor, no quiero sufrir demasiado, creo que ya ha sido suficiente.

 

En aquella celda no había forma de saber qué hora era, no había ventanas y apagaban las luces a lo que supongo eran las nueve o diez de la noche, no lo sé. El guardia que me traía la comida no decía nada, nunca contestaba mis preguntas, debido a eso pase el primer día sin saber que esperar, solo comiendo, bebiendo, acostada o sentada, cambiando de posición cada rato. Sin tener algo con que entretenerme, más temprano que tarde mis pensamientos y sentimientos comenzaron a fluir. ¿Me arrepentía? No, no me arrepentía, o quería no arrepentirme, aparte de eso había muchas otras cosas que decir…

 

Seguramente si mi madre supiera lo que había hecho estaría muy decepcionada de mí, ahí donde iré ¿podré verla? ¿existe el inframundo? ¿será eso posible de que en el otro mundo nos encontremos? ¿mi alma volverá a renacer? Que va, claro que no, para empezar, no he creí nunca en ello, una vez que mi cerebro se apague, Kuga Natsuki desaparecerá para siempre, igual que mi madre lo había hecho ya… me había sentido tan desconsolada por su perdida, y había sido Shizuru quien me había ayudado a recomponerme ¿sufrirá ella con mi muerte? ¿me extrañara? ¿podrá seguir adelante? Me gustaría hablar con ella una última vez, pero no sé si eso se podrá…

 

Suspire largo y sonoramente, me gustaría tanto volver a verla, volver a escuchar su voz, decirle que la voy a extrañar muchísimo, ver sus ojos, ver sus irises tan particulares, decirle cuanto la he amado, decirle… decirle que, si bien tenía miedo de tener relaciones, no me desagradaba la idea, decirle que la había llegado a amar por completo y que la encontraba sumamente guapísima, que algunas veces la encontraba tan guapa que algo temblaba dentro de mí. Decirle que lamento ser cobarde y no haber profundizado en eso, decirle que me arrepiento de no haberla amado por completo, como se merecía, dándonos todo.

 

Y finalmente, decirle gracias, decirle que me había hecho muy feliz el tiempo que estuvimos juntas, que me había hecho mucho bien que estuviera junto a mí, decirle que me lleno de amor cada vez que estuvo junto a mí, cada vez que limpio mis lágrimas, cada vez que me protegió con sus brazos, cada vez que me dio su calor, cada vez que se preocupó por darme los más mínimos detalles. Me lleno de amor con cada mirada, con cada palabra y que iba a extrañar eso. La iba a extrañar muchísimo, si es que a donde iba a ir se podía extrañar… más bien, ya la extraño muchísimo.

 

Pasaron algunos días, supongo. Pensé en las personas que conocía, en Tokiha, quizás debí haber sido más social. Incluso pensé en Suzushiro. También pensé en mi terapeuta, nunca volví desde la última sesión, fui muy descortés. Y también, pensé en John y Alyssa, me pregunte si ya lo sabría John, que había hecho cuando lo supo y si se lo dijo a la pulga.

 

En ese confinamiento tuve mucho tiempo para pensar. Pensé en como debí haber procedido, en como debí haber escapado, en otras opciones, incluso en haberme llevado a Shizuru del país. Me entretenía pensar en eso, aunque ya no sirviera de nada. Fantasear con cómo pudo haber sido y en todas las supuestas situaciones me daba algo que hacer, algo en que pensar, algo con lo que podía continuar viviendo en ese pequeño lugar mientras esperaba. También llegue a pensar en mis cosas, en el dinero de mi cuenta, en mi motocicleta y también otra cosa que llegaba a mi mente, es si Shizuru iba a estar bien, si la empresa de su padre estaría fuera de peligro y si así ella estaría tranquila.

 

-el desayuno -me dijo el guardia, me asombre porque hablo por primera vez -ya tienes permiso para pedir libros, no más de tres hasta la fecha de tu ejecución, elije bien -recibí la bandeja asombrada -mañana tienes visita.

 

Fueron tantas cosas a la vez que no supe que hacer ni que decir. ¿Libros? ¿podía tener libros? ¿y una visita? ¿mañana? ¿Quién? Cuando supe que quería saber quién vendría, el guardia ya se había ido y no volvería hasta a hora de la comida. Comencé a pensar en qué libro quería leer, pensé un largo tiempo, no solía leer mucho, así que no tenía una idea de que leer, si al menos hubiera una lista o así.

 

- ¿Quién vendrá a verme? -le dije enseguida de ver la bandeja en la puerta.

-tu abogado -me dijo deslizando la charola.

- ¿tienen alguna lista de libros? -pero él no contesto y se fue. Seguramente le parecería un monstro, igual que a los policías que me arrestaron.

 

Por la cena no dijo nada y yo tampoco presione mucho, sin embargo, al día siguiente, con el desayuno me deslizo una lista de libros. La lista no incluía alguna sinopsis, pero me hice una idea con solo los títulos, al final escogí una novela de romance, un libro sobre el desierto y una compilación de los cuentos de Ryunosuke Akutagawa. Más tarde en ese día, llego el momento de ir a mi cita con mi abogado. Todo el tiempo me acompaño un guardia, la visita se dio en una habitación cerrada con un guardia más, donde había una mesa con un par de sillas, donde finalmente estaba sentado mi abogado de oficio.

 

-buenas tardes Sakomizu-san, ¿a qué debo la visita? ¿ya hay fecha? -él negó.

-no Kuga-san, estoy aquí para redactar su testamento -yo exhalé pesadamente, no sabía que se podía hacer eso, es más, creí que ya no tenía derecho a este tipo de cosas.

-quiero que todo lo que tengo se le dé a Fujino Shizuru, el dinero en el banco y mi motocicleta.

- ¿a la esposa de… de Homura-san? -subí a verlo con el ceño fruncido.

-eso es todo lo que tengo que decir, Sakomizu-san, ¿Qué otra cosa hay en su itinerario? -él noto mi molestia y anoto rápido el nombre.

-si ese es su deseo y no hay más por designar, creo que hemos terminado, Kuga-san -yo asentí en silencio.

- ¿Qué hay de la ejecución? ¿Cómo va a ser? -él negó.

-aún no hay nada -guardo sus papeles en su maletín y pronto se puse de pie.

-quiero pedirle algo -me miro con sorpresa -puede decirle a Shizuru… ¿puede decirle que me gustaría verla? -él me vio con aun más sorpresa que antes.

- ¿a la esposa de su víctima? -parecía que le había dicho una grosería, yo apreté los labios, molesta por lo de “esposa”.

-solo dígale que la echaré de menos.

 

Después de eso mi abogado se fue, diciéndome que volvería con los papeles, sin confirmar o negar mi petición. Volví a mi celda con la esperanza de que quizás, tal vez, mi abogado lo hiciera, pero si no lo hacía tampoco podía culparlo, si piensas en como él señalo las cosas, “la esposa de la víctima”, no quedaba nada bien lo que yo pedía. Pero él no sabía cómo era nuestra relación, que yo estuve antes del “esposo”, que yo era más importante que “el esposo”, que yo la amaba más que “el esposo”.

 

Me sentí deprimida aquel día. Me metí al futón y no salí de él por el resto de la tarde, además ¿Qué diferencia habría hecho? No tenía nada que hacer más que sentarme, acostarme, a veces pararme a estirar las piernas, y, únicamente un par de veces a la semana, salir a ejercitarme al patio, unos cuantos minutos, pero hoy no era ese día.

 

Días después, casi con el mismo estado de ánimo, finalmente llegaron los libros que pedí. Me anime con eso, ciertamente. Primero leí sobre el desierto, prácticamente bebí el libro, me hizo añorar el mundo exterior, me hizo apreciar el aire libre del patio, hizo que me dieran unas ganas atroces de ir a visitar un desierto como el que hay en Utah, pero, con un vacío en el pecho admití, que eso jamás sucedería. Volví a deprimirme. Para levantarme el ánimo leí la novela, era de romance, también termine el libro muy rápido, me hizo sentir feliz, me hizo sentirme animada, me hizo pensar que tal vez Shizuru podría venir a verme. Aunque cuando leí los cuentos de Akutagawa-sensei, me di de lleno con la realidad, con la naturaleza de las personas, quizás no vendría.

 

Volví a sentirme deprimida, y para olvidar eso leí la novela una vez más. Leí los libros varias veces, quien sabe cuántos días, cuantas semanas, hasta que un día el guardia me dijo que tendría una visita al día siguiente. Tuve miedo de preguntar, tuve miedo porque ¿Qué tal si solo era mi abogado? Había dicho que volvería con los papeles… no quería saber que iba a ser visitada por mi abogado, así que no pregunte… pero también si llegaba a la habitación de visitas y lo veía ahí, me decepcionaría. Pero realmente Kuga, ¿Cuánto tiempo ha pasado y ella no ha venido? No es ella, acéptalo, admítelo, es solo tu abogado con los papeles, ni siquiera tienes que preguntar, ya sabes la respuesta.

 

Sentí mi pecho vacío y deseché el tema como algo importante. Al día siguiente, el guardia me llevo a la habitación de visitas, camine con indiferencia, claro que le preguntaría a ese gordo si había hecho el favor que le pedí, cuando menos le preguntaría eso. Bueno, tampoco tenía caso enojarme si no lo había hecho, qué más da, que puede importar lo que una condenada por asesinato pida. Exhale, sin ganas. Entre a la habitación con la mirada baja, con las manos al frente, esposadas, de cierta forma apática, luego, cuando subí mis ojos, me encontré con los irises carmesíes de Shizuru, con las lágrimas surcando sus mejillas. Instantáneamente sentí un nudo en la garganta. Maldición, me sentí tan emocional en cuanto la vi. Parpadeé muchas veces queriendo ahuyentar las lágrimas, pero no pude.

 

-tenia tantas ganas de verte, aunque fuera una última vez -le dije, sentándome frente a ella, estirando la mano y tocando la punta de sus dedos, no podíamos tocarnos, así que era lo máximo que podía hacer.

-Natsuki, ¿Por qué? -me pregunto, aun con las lágrimas, con el rostro afectado. Yo di un suspiro corto.

-ese idiota pensaba forzarte a tener un hijo de él… no podía sopórtalo Shizuru…

-que tonta eres… -me dijo enojada -de saberlo antes me habría divorciado.

-no podías, sabes que no podías hacerlo, te tenían comprometida.

-habría preferido que la empresa se perdiera a perderte a ti -su voz se quebró al final, me sentí culpable -cualquier cosa habría sido mejor que esto…

-sí, he tenido tiempo para pensar -dije en cierto tono gracioso -ya no importa Shizuru.

- ¿Cómo que no importa? -dijo enojada -te dieron la pena de muerte -dijo más molesta, comprendí su molestia.

-no importa porque ya no se puede hacer algo para cambiarlo, Shizuru, lo único que me importa es que estas aquí, había querido verte tanto, te he extrañado tanto… creí que me odiabas y por eso no venias.

-recién apenas recibí el permiso para verte -yo asentí, no sabía nada de eso.

-Shizuru… sé qué crees que mi amor es diferente al tuyo, yo creo que mi amor por ti no es diferente de uno u otro… te voy a extrañar muchísimo… -ella comenzó a llorar una vez más, silenciosamente -quisiera que cuando fuera mi ejecución, pudiera mirarte… no creo que pase, pero me gustaría que al irme seas lo último que vea…

-Natsuki -dijo entre sollozos -no es posible, nadie puede saber tu fecha de ejecución y no puede asistir ni tu familia, ni yo, solo el personal que realice la sentencia…

 

Era triste, era lo único que deseaba, ver sus ojos en mis últimos momentos, ver su rostro. El que no se pudiera me hacía infeliz, pero ¿Qué caso tenia ponerme triste? Vas a morir Natsuki, no te deprimas, no tiene caso, todos esos sentimientos desaparecerán, de nada sirve, de nada sirve, me repetí varias veces. Luego de aquello, decidí hablar de alguna otra cosa más, algo menos deprimente.

 

-Shizuru, dime, ¿Cómo quedaron las cosas en la empresa? Al menos ¿sirvió de algo todo esto? -era algo que me preocupaba.

-Homura dejo en su testamento, de que en caso de que él muriera, las acciones me las dejaría, supongo, igual que yo, que jamás pensó ni él ni su padre, que algo así sucedería -yo exhale pesadamente.

- ¿entonces la situación en la empresa… está bien todo? -ella asintió suavemente.

-está bien todo -yo deje salir una tenue sonrisa.

 

Eso era todo lo que deseaba saber, que ella se quedaría bien, tranquila, con una vida más fácil, con una empresa y sin nadie que la estuviera molestando, sin verse comprometida con alguien, libre. Eso me dio paz, con eso ya no tenía nada de qué preocuparme, estaría libre y deseaba que en algún momento encontrara la felicidad, pero no fui tan insensible como para decirle eso, además, no tuve tiempo. De un momento a otro el guardia que estaba en la habitación dijo que el tiempo había terminado. Nos despedimos con una mirada.

 

-volveré a venir, no sé cuándo me dejen volver, pero regresare, Natsuki.

 

Me sentí feliz con sus palabras. Me di cuenta que con ese gesto me decía que me seguía amando, que seguía teniendo su amor a pesar de mis estupideces, que su amor por mi sobrepasaba cualquier limite o barrera. Me sentí muy feliz de apreciar su amor.

 

-Shizuru, siempre te voy a amar.

 

El guardia me llevo a mi celda. Me metí al futón, rememorando su voz, sus ojos, sus palabras. La voy a extrañar tanto. Como me gustaría quedarme más tiempo, como me gustaría estar con ella todos los días, como antes. Me gustaría tocar sus manos, oler su cabello, sentir su calidez… me sentí muy vulnerable con esos pensamientos, lo sentía en la garganta, sentí que iba a derramarme, sentí que lloraría en cualquier momento, no quería llorar, no quería sentirme débil, pero finalmente, ahí estaban las lágrimas. Llore en silencio, en mi pequeña celda, con el cobertor cubriéndome la cabeza, queriendo que nadie se diera cuenta de mi dolor, aunque nadie podía darse cuenta, estaba sola, el guardia lejos, no había ventanas. Podía llorar ruidosamente, pero no lo hice.

 

No volví a verla. La fecha de mi ejecución se decidió mucho antes de lo esperado. Fueron solo un par de semanas, hasta que un día por la mañana, mi guardia me dijo que la sentencia seria llevada a cabo en unas horas y que podía elegir mi última comida. Le dije que quería pizza y si podía fumar un cigarrillo. No creí que me darían el cigarrillo, pero así fue y creo que tuve suerte, igual que con la pizza, había pasado ya un largo tiempo de comer pizza. Disfrute cada bocanada de humo en mi boca, exhale con lentitud, poniendo atención a las figuras que dibujaba el humo. Finalmente, después de un rato me llevaron a otra habitación. Ahí estaba mi abogado sudoroso y angustiado, quizá para él también fue repentina la fecha. Apresuradamente firme unos papeles y no hubo tiempo de decir algo más, porque me llevaron a otra habitación. Habían tomado en cuenta mi petición de no sufrimiento, no sería una horca o fusilamiento, me inyectarían algo, pero debía ser yo quien empujara el embolo con el líquido.

 

¿No es gracioso? Me acosté sobre una camilla, dentro de una habitación completamente vacía de cosas, con dos guardias y un médico al lado, que me inserto la aguja en el brazo. Tome la jeringa con los dedos temblorosos. Cerré los ojos, respiré profundo. Pensé brevemente en Shizuru, en sus ojos, en el color de sus irises, en su sonrisa, en su cabello, en sus abrazos, en la forma de sus labios. Debí haberla besado más. Debí haberlo hecho. Abrí los ojos y exhalé casi todo el aire que había retenido. Tome con firmeza la jeringa y con mi pulgar presione hasta el tope. Luego me recosté en la camilla. Volví a recordar sus ojos, su rostro, su sonrisa, sus ojos, brillantes como gemas, como rubíes, sus ojos del color del fuego…

 

Capítulo 9.

 

No se suponía que las cosas salieran así, pero con Natsuki nunca hubo un camino claro, una forma de seguir las cosas de tal modo que se pudiera predecir lo que sucedería, de hecho, nunca sabía que podía estar pensando, sus ojos profundos se perdían en una nada llena de pensamientos desconocidos para mí, bien podrían ser tristes, melancólicos o suicidas, llegue a pensar en que la podría perder porque ella misma ya no querría continuar viviendo, de modo que la trate con tanta delicadeza como me gustaría que me trataran a mí, con esfuerzo y dedicación funciono e incluso me retribuyo con el mismo trato, pero ¿en qué momento las cosas se torcieron tanto? ¿Cuándo llego a la conclusión del homicidio de Homura?

 

Lo más increíble del asunto es que no pude sospechar las intenciones de Natsuki, fue absolutamente una sorpresa para mí. Aquel día en que nos reunimos con los abogados del señor Homura, pase, junto con mi padre, largas horas escuchando las diversas discusiones de los abogados, citando y nombrando partes especificas del contrato matrimonial. Debido a que la causa de muerte aún no estaba especificada los abogados no llegaban a ninguna conclusión, solo dábamos vueltas en un círculo vicioso del que los abogados parecían no darse cuenta, comenzaba a cansarme y no solo yo, entonces pedimos un receso, escape con mi padre de la sala de juntas y en su oficina nos llevaron de comer, él se pasaba constantemente las yemas de los dedos por la frente, seguro arrepentido del contrato o cansado de el, no lo sé, él simplemente no decía algo.

 

Al terminar el almuerzo, después de casi dos horas de silencio, donde ambos pensábamos y nos adentrábamos en nuestro propio universo personal, él se levantó y yo lo seguí a la sala de juntas, al llegar nos encontramos llegando todos los aludidos casi al mismo tiempo. Ingresamos y una vez más, todos tomaron sus asientos, en unos cuantos segundos se reanudo sobre la parte del contrato donde se hablaba del fallecimiento, nuestros abogados ya estaban abriendo la boca para replicar, pero uno de los abogados de Homura dijo:

 

-he contactado con el agente a cargo del caso –y todos se quedaron sin palabras –hay información importante que debe decir directamente a las partes involucradas, está viniendo a aquí en estos momentos, esperemos con calma.

 

Era información que nadie esperaba, ni nosotros ni Homura que abrió los ojos con sorpresa. Estuvimos esperando cerca de una hora hasta que el agente y su compañero fueron anunciados en la puerta, tardaron unos minutos en llegar a la sala de juntas, cuando entraron quizás ya esperaban una reunión de este estilo porque tomaron la situación con bastante normalidad, pero anunciaron que la muerte de Homura había sido un asesinato con la expresión fatal y drástica adecuada a la naturaleza del acto atroz. Al momento de mencionarlo sentí bajar una cascada de líquido frio desde mi espalda hasta los pies.

 

-señora Fujino –me dijeron, estaba tan impactada por el hecho de que no reaccione cuando me llamaban así, ya que estaba acostumbrada a escuchar llamar así a mi madre, no a mí –señora Fujino –la segunda vez levante el rostro en dirección al agente y le puse atención en medio de la bruma que amenazaba con nublar mi mente –tenemos que hacerle unas preguntas… -de momento no entendí que es lo que querían preguntarme.

- ¿Qué necesita oficial? –conteste antes de darme cuenta.

- ¿Dónde está su compañera Kuga Natsuki? –me sentí aún más confundida sobre la pregunta ¿Qué tenía que ver Natsuki en esta conversación? Iría a preguntar eso cuando uno de nuestros abogados interfirió.

-señora Fujino, no conteste ninguna pregunta ¿Cuáles son las razones para el cuestionamiento a mi cliente?

-es una obstrucción a la ley negarse a indicar el paradero de una criminal –contesto el agente con una expresión por menos molesta.

-como su abogado estoy autorizado para saber los detalles de la acusación antes de que pueda emitir una declaración oficial, agente.

-tenemos pruebas contundentes abogado, material videográfico que señala a Kuga Natsuki como autora del homicidio del señor Homura, ya está dada la orden de aprensión, esto es estricto protocolo.

 

Tuve que sentarme en ese momento, me lleve una mano a la boca aun sin creer lo que escuchaba, debía ser un malentendido, pero ¿videos? ¿orden de aprensión? ¿tal era la seguridad de su culpabilidad? Debía pensar rápido, muy rápido, ¿pero que hacia? Y, sobre todo, si hacia algo en este momento ¿Qué tan sospechoso seria? ¿podría llamar a Haruka? ¿escribir un mensaje sin que se dieran cuenta? Me encontraba en ese lio de pensamientos cuando mi teléfono comenzó a vibrar, sin preguntar me aleje unos pasos, aprovechando que el abogado discutía con el agente de policía y conteste tan bajo como pude:

 

-Natsuki… -le dije en voz sumamente baja y trate de ser lo más concisa que pude, si ya había una orden de aprensión, no tardarían en ir al departamento -sal rápido del departamento, huye, en este instante ¡ya! –le ordene en un susurro, luego alguien alzo la voz y me gire a ver a tres de nuestros abogados replicando con el agente.

-señora Fujino, ¿con quién está hablando? –me dijo el otro oficial que se había mantenido en silencio.

-me ha llamado una amiga –entonces en un rápido movimiento le di llamar al contacto de Haruka.

-señora Fujino, absténgase de hacer cualquier llamada.

-mi cliente no es el perpetrador del homicidio, está en libertad de recibir llamadas –contesto un abogado.

-aún no tenemos la declaración de la señora, hasta que… -parecía que continuarían discutiendo cuando le entro una llamada al agente que lideraba la discusión, entonces se generó un súbito silencio mientras el hombre atendía la llamada, fueron solo unos segundos y después colgó, mirando directamente en mi dirección, con una mirada cuando menos acusatoria –la han ubicado en su departamento señora Fujino… vamos Yuuichi-san.

 

Ambos oficiales salieron con rapidez de la sala de juntas y yo fui pisándoles los pies, mi padre intento detenerme, me sujeto de un brazo y me solté con fuerza, tenía que ir al departamento, tenía que asegurarme de que había hecho lo que le dije, de que había logrado escapar, que ellos solo tenían la sospecha, pero aun no la detenían. Llegue a los ascensores y pronto uno de los abogados estaba tras de mí. Debió haber sido notoria mi confusión al verlo parado junto a mí.

 

-su padre me ha ordenado acompañarla señora y creo que tiene razón –no le conteste y cuando se abrieron las puertas del elevador ingrese con prisa, todo parecía moverse con lentitud, el movimiento de las puertas al cerrarse, el elevador al descender, al abrirse las puertas nuevamente, al subir al auto, el arranque del auto y el trafico parecía fatal y yo necesitaba estar ahí para ver que Natsuki no fuera detenida, para saber que estaba lejos de las garras de los oficiales, ya después preguntaría sus motivos, de hecho eso no importaba en este momento, lo que importaba era llegar y ver que no estaba ahí, que ya estaba lejos.

 

-señora Fujino, una mujer está gritando por la bocina de su móvil desde hace rato –me comento el abogado a mi lado, en el asiento del copiloto.

-cuelgue y diga que estoy manejando –y vaya que estaba manejando con prisa.

 

El abogado colgó el teléfono con cierta incomodidad, un par de calles más y llegamos, había patrullas y furgonetas en los alrededores, todas vacías; me detuve al instante y brote del auto en ese momento, no recuerdo siquiera haber puesto el freno de mano o si cerré la puerta del auto. Me adelante donde se oía el alboroto, me acerque corriendo, sintiendo que mis pasos eran lentos y pesados, que mi cuerpo se movía lentamente y avanzaba como en una eternidad; había tantos policías que me era imposible traspasarlos, de modo que solo pude asomarme por los lados, entre dos oficiales con su voluminoso equipo de seguridad antidisturbios; entonces la vi, ella me devolvió la mirada mientras estaba de pie frente a todos los oficiales que apuntaban sus armas con suma tensión hacia ella. De momento me quedé sin aliento, luego sentí mi respiración pesada mientras nos mirábamos.

 

- ¡arrodíllese! ¡lentamente! ¡póngase contra el suelo! –le ordenaban; mientras ella se ponía de rodillas, quería gritarle que debíamos hacer algo, que quizás habría alguna forma en la que podría huir, pero nada broto de mis labios ¿Qué podíamos hacer? Lamentablemente pasaba el tiempo demasiado rápido, ahora todo iba muy rápido y no había ideas. En un momento dado pensé en lanzarme sobre los oficiales, crear una distracción, pero ella me miro y arqueo las cejas ¿Qué era esa expresión? ¿se estaba rindiendo? ¿se había resignado? ¿me pedía que no hiciera algo? ¿Qué significaba? De mi cabeza brotaban miles de preguntas, pero sus ojos se mostraban tranquilos, quizá resignados, posteriormente se puso contra el suelo sin el más mínimo atisbo de resistencia.

 

No volvimos a cruzar miradas, un sujeto le puso unas esposas y luego llegaron dos oficiales a levantarla por los brazos luego de escudriñarla. En ese momento me quede suspendida en el tiempo. Solo podía verla mientras todo sucedida, no podía hablar, pero en mi mente solo repetía “no puede ser, no puede ser”. Entre ambos hombres la ingresaron a una camioneta y finalmente otros más cerraron las puertas. Recuerdo su cabello desaparecer tras las puertas. Le dije que huyera, ¿Por qué no lo logro? ¿Por qué estábamos en esta situación? ¿Por qué había sucedido esto?

 

El abogado llego rápidamente a mi lado y miro lo que pasaba con curiosidad. La camioneta que contenía a Natsuki pronto arranco y se perdió en la lejanía ¿Dónde la llevarían? ¿A la estación de policía más cercana? No, debía ser otro sitio, no tenía experiencia en estas cosas, pero no todo está perdido, ahí mismo tenía a un abogado, le dije que fuéramos donde la llevaban, le exigí que la sacara en ese momento de las garras de los oficiales, debí parecerle una neurótica porque solo me indico donde ir sin replica alguna. Conduje con sus indicaciones de fondo mientras pensaba que no todo estaba perdido, que la sacaría, todo se arreglaría y estaríamos bien, que importaba que tuvieran videos, algo se haría, algo pasaría.

 

Pero la realidad fue más frustrante que mis ensoñaciones. A pesar de que llevaba un abogado no me dejaron verla, tenía acusaciones graves, los oficiales estaban con mucho papeleo y aun no se le hacia el interrogatorio, aun solo estaba detenida. Yo me paseaba por el sitio cuando llego mi padre y el padre de Homura, pero ellos no estaban de mi lado, estaban de lado de la víctima, venían a obtener información de la perpetradora, venían a intentar hundir a Natsuki, en ese momento mi padre me retiro el apoyo del abogado y tuve que hacer algunas llamadas, entonces nos avisaron que se iniciaría el interrogatorio. Mi padre pregunto si podía mirar, igual su colega; yo fui, aunque no me lo preguntaran.

 

Tenía esperanzas de que Natsuki se resistiera, de que negara cualquier implicación, de que dijera cualquier cosa, pero se negó a tener un abogado y admitió haber cometido el homicidio. Golpee el cristal polarizado con furia ¿Cómo podía abandonarse así? ¿Cómo podía darse por vencida tan fácilmente? ¿Por qué me hacía esto a mí que tanto había dado por ella? ¿Por qué me abandonaba? Comencé a sentirme enfurecida por simplemente entregarse, por ser tan dócil, por entregar su vida, así como si nada.

 

-señora Fujino, por favor, abandone la cabina –me dijo un oficial, mi padre y su colega ya se habían retirado, apreté los puños y me limpie las lágrimas con furia. Salí de la cabina con un sentimiento mezclado de desolación e impotencia ¿Qué podía hacer si ella se había declarado culpable? Me quede de pie en aquel pasillo, en la puerta de al lado estaba Natsuki esposada, pero ni ella podía verme, ni yo a ella. Tenía que hacer algo, ¿podría abrir aquella puerta? Mire el pasillo, no había nadie más, quizá si miraba la cerradura tuviera suerte y…

 

-señora Fujino, necesito hacerle unas preguntas –repentinamente apareció el agente a cargo del caso a un lado mío. Fruncí las cejas en silencio, Natsuki me había quitado cualquier posibilidad de hacer algo por ella ¿Por qué estaba haciendo esto? Estamos educadas para no causar molestias, pero no me importaba nada de eso, me importaba ella. Me lleve una mano a la frente.

- ¿necesito a un abogado para responder esas preguntas? –intente contestarle lo más neutro posible pero no sé si lo logre.

-no, si no tiene nada que ocultar.

 

Por supuesto que necesite un abogado. Para desgracia de los oficiales yo no tenía información alguna que les fuera útil, a todo lo que me preguntaban respondía que no, querían saber los motivos de Natsuki, querían saber si había sido influencia mía, querían saber si ella ganaría algo con la muerte de Homura, si yo ganaría algo con la muerte de él, incluso intentaron implicarme y asustarme pidiéndome huellas, registrando mi teléfono, nuestro departamento. Estuve en calidad de detenida un par de horas y bajo supervisión oficial un par de días, buscaron por todos los sitios y no pudieron encontrar nada. Solo entonces fui realmente libre. El detective no estaba conforme pero no tenía nada en las manos, de modo que me regresaron mis cosas en el tiempo suficiente para presentarme a la junta con los abogados de Homura y mi padre, el contrato matrimonial quedo invalidado, las acciones regresaron a su dueño, no me importo.

 

Mi verdadero interés estaba en la audiencia de Natsuki que sería unas horas más tarde. Llegue puntual, por supuesto. La audiencia fue en una pequeña sala. Ambos detectives hablaron larga y específicamente sobre los actos de Natsuki, mientras su abogado no replicaba nada, me molestaba ver esa actitud tan sumisa o quizás desinteresada. Al final de la larga exposición sobre los actos de Natsuki y cuando fue evidente que el abogado defensor tenía que responder, espere que fuera en ese momento donde cambiaria todo, donde negara todo, donde ya habría un plan para refutar las acusaciones, pero fue todo lo contrario, Natsuki se declaró culpable y acepto la máxima pena como si dijeran “esta soleado”.

 

¿Acaso creía que no me importaba que muriera? ¿acaso creía que podía aceptar tan fácil este desenlace de los hechos? ¿Qué es lo que quería? ¿quería que yo me quedara tranquila y feliz? ¿creía que con lo que había hecho había resuelto las cosas? ¿Que eso me traería algún tipo de honor y dignidad? Yo sentía todo lo contrario, dejando de lado que no me había confiado sus pensamientos, sus planes y había sido por completo egoísta, tiraba a la basura todo nuestro tiempo juntas ¿Por qué? ¿Por qué me hacía eso?

 

Cuando se levantó siguiendo las indicaciones de los oficiales pudimos cruzar miradas, su rostro tranquilo fue desconcertante en demasía, posteriormente parpadeó mientras nos mirábamos. Quizá me pedía perdón, quizá era una despedida, quizá con esa expresión me estaba diciendo que estaba arrepentida, quizá había tomado ese camino porque entendía que no podía tomar ningún otro camino, que la resignación y aceptar la culpa de sus acciones era el mejor camino. Termine sentándome nuevamente mientras todos se retiraban de la sala. Ella desapareció por unas puertas laterales y en algún momento, raudales de lágrimas escurrían por mi rostro. Un oficial se acercó a mí, quizá quería que me retirara, pero no dijo alguna cosa, inmediatamente la sala se fue ocupando con otras personas, a mitad de esa otra audiencia me levante y me retire del sitio.

 

En un plazo no mayor a seis meses Natsuki recibiría su ejecución…

 

En los días siguientes no fui en absoluto a la oficina, de hecho, no regrese, mi padre no volvió a hablarme, me entere por mi madre de que la empresa se iba a disolver, se iba a vender todo y la sociedad entre los accionistas había sido deshecha. No le preste mucha atención, después de todo ya no tenía un motivo para continuar con ese trabajo, ya no tenía alguna razón para volver, no me interesaba si las relaciones de mi padre se habían roto, después de todo había sido su culpa que esto se trastornara de esta manera, él me forzó al matrimonio, me convenció de que era lo mejor, las acciones, la empresa y el edificio podían incendiarse, arder hasta que no quedara rastro de ellas…

 

Unos pocos días después me llamo el abogado de Natsuki, me informaba sobre las acciones que había tomado para su testamento y me transmitió un breve mensaje de ella, deseaba verme.

 

-lamento molestarla con este acto grosero de parte de mi cliente señora Fujino –decía apenado.

-no lo es… ¿Cuándo puedo visitarla?

-si realmente está dispuesta le daré el numero para que llame.

 

Para poder visitar a un recluso con pena de muerte había un periodo de espera que me parecía se alargó demasiado ¿Qué tan difícil era disponer un poco de tiempo al día siguiente? pero a la gente le gusta complicar las cosas. Lo cierto es que el tiempo de espera me hizo pensar en lo que haría cuando la viera, en las cosas que le diría, me preguntaba cuanto tiempo podría verla, que tanto podríamos hablar, en qué condiciones estaríamos, comencé a imaginarme el escenario.

 

-quizás no deberías visitarla –me dijo Haruka un día que me visito.

- ¿Por qué haría eso? –le pregunte, molesta.

-eso solo alargara tu sufrimiento… -dijo ella, mirando al suelo.

-entonces no entiendes nada.

 

Era ya un sufrimiento saber que quizá pudiera ser la última vez que la vería, que podía dictarse la sentencia en cualquier momento, que podrían ejecutarla antes de mi visita, o quizás después, y sobre todo, que no podía hacer nada para evitarlo. Mi visita sería un tiempo extra, un tiempo valioso que debía aprovechar, era la oportunidad que deseas tener cuando pierdes a alguien para siempre y sabes que quieres decir algo, y yo tenía la oportunidad de decir algo, de mirarla una vez más.

 

Me prepare durante semanas para verla, hasta que finalmente me dieron la aprobación con la cita. Conduje por dos horas hasta la prisión donde estaba recluida. Pasé una serie de filtros y registros, con guardias acompañándome a cada paso, comencé a sentirme nerviosa y estresada con todo ese tránsito en aquel lugar tan cerrado, hasta que finalmente me ingresaron en una habitación, con una mesa y un par de sillas. Tome asiento y espere por largos y silenciosos minutos hasta que finalmente, en medio del ensordecedor silencio escuche los pasos en la lejanía. Con cada paso mi corazón se aceleraba más, finalmente cuando la puerta se abrió y Natsuki cruzo, el sentimiento que embargo mi cuerpo era demasiado cruel, era demasiado doloroso, las lágrimas nacieron una vez más y fue aún más difícil cuando Natsuki también lloro silenciosamente, ella tiene esa costumbre, las lágrimas fluyen sin que diga una sola palabra, sus ojos se irritan y resaltan más el verde de sus irises. Aun en medio de la tristeza encuentro la belleza de sus ojos, el brillo acuoso y destellante, único de sus ojos.

 

-tenia tantas ganas de verte, aunque fuera una última vez –me dijo luego de acercarse y mientras tomaba asiento. Quise abrazarla en ese momento, pero me habían explicado que el contacto estaba prohibido, de forma que cuando acerco sus manos, con miedo y cierto recelo estire las manos, esperando que no nos amonestaran por ello. Suspire profunda y suavemente, haciendo a un lado el nudo en mi garganta.

-Natsuki, ¿Por qué? –le dije, finalmente expresé la pregunta que había estado en mi boca desde el primer momento en el que me enteré de los hechos.

-ese idiota pensaba forzarte a tener un hijo de él… no podía sopórtalo Shizuru…

 

Hablamos un poco de sus razones, razones tontas, razones que de haberlas expresado las cosas que hubieran sucedido habrían sido diferentes, me habría divorciado, si hubiera imaginado este final por supuesto que habría dejado la empresa de inmediato, me habría llevado a Natsuki a cualquier otro lugar del país, ya fuera a Sapporo o a Fukuoka, o hasta San Francisco, solo para vivir tranquilamente, con lo justo quizás, pero juntas y felices. Debí haber previsto esto, debí haber considerado una situación así, debí haber imaginado que el aspecto material no era importante, que si era con Natsuki podíamos estar felices en cualquier sitio, mi padre no tenía razón pero me convenció, me deje convencer en base a mi propia comodidad y mantener un cierto estatus, creyendo que de esa forma Natsuki estaría feliz, que estaríamos bien, creí que explicándole que no había nada con Homura todo estaría bien, que ella me entendería, que me diría las cosas, pero tampoco supe apreciar del todo su naturaleza, falle también.

 

-Shizuru, dime, ¿Cómo quedaron las cosas en la empresa? Al menos ¿sirvió de algo todo esto? –me quede por unos momentos sorprendida, pero reaccione tan rápido que dudo que se diera cuenta.

-Homura dejo en su testamento, de que en caso de que él muriera, las acciones me las dejaría, supongo, igual que yo, que jamás pensó ni él ni su padre, que algo así sucedería –ella respiro profundamente.

- ¿entonces la situación en la empresa… está bien todo?

-está bien todo –le dije con algo parecido a una sonrisa, no podía decirle la verdad.

 

Me sentí mal de mentirle, pero ¿Cómo se sentiría si sabía la verdad? ¿acaso ayudaría en algo? Sería lo contrario, deseaba que estuviera bien, que estuviera tranquila, que a pesar del desastre todo se había arreglado, pero… ¿Cuál arreglo? ¿Cómo se supone que continúe después de esto? Mis pensamientos desastrosos estaban volviendo y luche por alejarlos, para mantener una buena imagen frente a ella, no fue por demasiado tiempo ya el guardia que nos acompañaba nos informó que el tiempo se había agotado. Los reclusos con la pena de muerte no tienen muchos privilegios, las visitas son muy cortas y muy espaciadas unas entre otras.

 

-volveré a venir, no sé cuándo me dejen volver, pero regresare, Natsuki –le dije mientras nos poníamos de pie, sentí que las lágrimas volvían a mis ojos, que un nudo me impedía hablar, quería decirle que la amaba y no sabría cómo iba a vivir después de esto, pero eso solo la haría sentir mal, así que no dije nada, calle y me seque las lágrimas, respire profundo mientras ella poco a poco era alejada de mí.

 

-Shizuru, siempre te voy a amar –dijo instantes antes de desaparecer por la puerta seguida de un guardia. Volví a sentarme en la misma silla, tenía que decirle lo mismo, tenía que hablar, tenía que gritarle que también la amaba, pero mi garganta estaba cerrada, me lleve las manos a los ojos, ya no quería llorar, ¿Por qué tenía que llorar? ¿Por qué no podía ser más fuerte? ¿Por qué no podía decir todo lo que sentía? ¿Por qué mi cuerpo reaccionaba así? ¿Por qué iba en contra de mi voluntad y mis deseos?

 

-señora, ¿necesita un pañuelo? ¿agua? –me dijo un guardia, yo negué sin poder hablar aún. No es la despedida, la podre ver una vez más, me repetí, aun tendré tiempo, nos volveremos a ver, la vida no puede ser tan cruel.

-no… -susurre cuando al fin el nudo en mi garganta se deshizo –gracias.

 

Sentí un peso en mi pecho mientras atravesaba puertas y rejas de la prisión, un dolor agudo en mi interior que parecía imposible de explicar, tal vez fuera a causa del llanto o porque mi corazón se quedaba con ella y se había desprendido de mi cuerpo sin saberlo…

 

Al día siguiente volví a tramitar una visita, con suerte volvería a verla un mes después del trámite. Estuve tranquila en las semanas siguientes, tenía esperanzas, quizá seria este un proceso que alargaría el sufrimiento, como había dicho Haruka, pero ¿Quién se negaría a verla en mi lugar? Iría tantas veces como pudiera, eso me daba ánimos, pero un día, mucho antes de la confirmación de la fecha de visita me llamo su abogado, había ocurrido ese mismo día, la sentencia se había cumplido a las dieciséis horas con treinta minutos, en cierto día, de cierto mes, de cierta era… di gracias haber estado en mi departamento.

 

No pude contestarle al abogado que firmaría los papeles de traspaso, no pude hablar. Llore hasta que me quede sin lágrimas, hasta que mi pecho dejo de sufrir, y luego… una vez más los raudales de lágrimas fluían, con el sentimiento o sensación de que no era cierto, de que no era verdad y al mismo tiempo con la certeza de que no había equivocación y que ya nada podría hacer, de que no me despedí una última vez, de que debí hacer hecho alguna otra cosa más que demostrara mi amor ¿fue suficiente lo que hice? Me decía que sí y a veces sentía que no. Quizá así debió sentirse Natsuki cuando perdió a su madre. Un agujero traspasaba mi pecho, el dolor no se va, aunque pasen los días, aun después de las semanas, y entonces, por ella, aprendes a vivir con la carga del dolor, que no se va, solo se vuelve algo común, algo que está ahí, pasando, doliendo, que de un momento vuelve como las olas del mar a la playa, que de un momento a otro vuelven las lágrimas y los recuerdos, hasta que, por fin, después de mucho tiempo, puedes hablar sin llorar, y recuerdas con felicidad su rostro, siempre, siempre joven.

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